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Retos, riesgos y espinas del primer viaje al extranjero de Donald Trump

Donald Trump emprendió su primer viaje al extranjero como presidente con un recorrido de alta complejidad y en un momento de severa tensión. En su ruta figuran Arabia Saudita, Israel, Bélgica, Italia y El Vaticano justo cuando, en Estados Unidos, la Casa Blanca está sacudida por el despido del director del FBI, James Comey; la infidencia que Trump habría cometido ante diplomáticos rusos al revelarles información clasificada; las afirmaciones de que el presidente habría pretendido que se frenara la investigación sobre su exasesor de seguridad Michael Flynn y la injerencia de Rusia en su campaña electoral; el nombramiento a contrapelo del Trump de un fiscal especial para ese caso; y el creciente alegato, aunque aún sin posibilidad efectiva, de un proceso de destitución presidencial.

Eso más el resto de las tensiones y desplantes que han caracterizado, desde su inicio, a la actual administración.

Donald Trump y su esposa Melania abordan el avión presidencial Air Force One. (AP)
Donald Trump y su esposa Melania abordan el avión presidencial Air Force One. (AP)

Así, además del momento político difícil en el que se da el viaje de Trump, su gira es notoria porque se presenta ante personalidades, instituciones y comunidades con las que en el pasado ha tenido conflicto y de las que él mismo ha sido, en mayor o menor grado, antagonista.

Por ello, existen fuertes riesgos de que en una o varias instancias el asunto puedan descarrilarse, aunque también se abre la puerta para un redimensionamiento de la figura de Trump si logra mantener los papeles y tener una efectiva interlocución.

En ese sentido, el tamaño de la delegación que lo acompaña revela el impulso y el tono que Trump ha planteado para su viaje, pues además del aparato tradicional de una gira de Estado lo acompañan su esposa Melania y su hija Ivanka, su yerno Jared Kuchner, figuras sustantivas en la Casa Blanca como Rience Preibus, Steve Bannon, Stephen Miller y Sean Spicer y el asesor de Seguridad Nacional Herbert Raymond McMaster.

El rey Salman de Arabia Saudita. (EFE)
El rey Salman de Arabia Saudita. (EFE)

Arabia Saudita

Su primera parada fue en Arabia Saudita donde Trump dio un discurso sobre terrorismo e Islam. Su audiencia fue muy distinta a la que, usualmente, escucha sus posiciones sobre la amenaza fundamentalista y sus insistencias en usar el término “terrorismo islámico radical”. Y aunque Arabia Saudita nunca figuró en las fallidas órdenes ejecutivas de Trump en materia de inmigración y refugiados, esos decretos atizaron las críticas contra Trump y causaron malestar en los países musulmanes. Al final, en su discurso moderó sus reproches al Islam, no sin algún desliz, y llamó a los países árabes a erradicar el extremismo y el terrorismo y a decidir qué camino quieren seguir, lo que podría interpretarse como una decisión sobre si ponerse al lado o a contrapelo de Estados Unidos.

Arabia Saudita es un poder mayor en términos energéticos, en la contención de Irán y en la constitución de una más amplia alianza regional en Medio Oriente contra el Estado Islámico, por lo que estar en buenos términos con ese régimen resultó importante para la Casa Blanca. Con todo, se le reprochó a Trump no haberse referido a las violaciones de derechos humanos de las que ha sido acusado el régimen saudí ni de reconocer la importancia y la necesidad de protección de la comunidad musulmana que reside en Estados Unidos.

El primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu recibirá a Donald Trump. (EFE)
El primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu recibirá a Donald Trump. (EFE)

Israel

Se ha dicho que la información clasificada que Trump reveló al ministro de Exteriores de Rusia había sido compartida a Estados Unidos por Israel, y que esa infidencia podría haber causado grave molestia en Tel Aviv. Y aunque Trump tendría una mejor relación con el gobierno de Benjamin Netanyahu que la que tuvo Barack Obama, esa revelación a diplomáticos rusos y los bamboleos de la Casa Blanca sobre su posición hacia la Autoridad Palestina (en algún momento Trump llegó incluso a sugerir abandonar la política de ‘dos estados’, uno israelí y otro palestino, que ha sido la base de la diplomacia estadounidense en la región) son antecedentes, espinas clave.

Quizá con eso en mente Trump negó haberse referido a Israel ante los diplomáticos rusos (alegaciones que nadie ha hecho en realidad, pues la referencia a Israel fue sobre que sería el origen de la información revelada por Trump, no que él haya mencionado a ese país explícitamente). Y para dar otra primicia, en su visita a Jerusalén Trump se convirtió en el primer mandatario de Estados Unidos en visitar el Muro de los Lamentos, un lugar de gran significado pero que los presidentes estadounidenses habían evitado hasta ahora durante su mandato por ubicarse en un territorio ocupado por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967 y que Palestina y buena parte de la comunidad internacional consideran que debe ser parte de un Estado Palestino.

Cómo logrará Trump el balance sobre la cuestión de los ‘dos estados’ al respecto en sus reuniones con Netanyahu y con el presidente palestino Mahmoud Abbas es otra interrogante mayúscula.

La canciller alemana Angela Merkel y la primera ministra Británica Theresa May se encontrarán, con otros líderes mundiales, con Donald Trump. (Getty Images)
La canciller alemana Angela Merkel y la primera ministra Británica Theresa May se encontrarán, con otros líderes mundiales, con Donald Trump. (Getty Images)

La OTAN y el G-7

Trump llegará a Bruselas para reunirse con la cúpula de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, una alianza militar que él reiteradamente señaló como obsoleta y que solo recientemente ha comenzado a apoyar en sus posicionamientos públicos. En ese sentido, no bastará con que hoy simplemente repita que la OTAN ya no le parece obsoleta: para los aliados europeos de Estados Unidos resulta imperativo que Trump exprese una vocación de defensa europea sólida y, en específico, que despeje las inquietudes que su predisposición hacia Rusia ha suscitado.

Además, en el contexto de la cumbre del G-7 en Italia, Trump interactuará por primera vez de modo simultáneo en una reunión cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en el extranjero, con presencia de Angela Merkel (Alemania), Theresa May (Reino Unido), Emmanuel Macron (Francia), Paolo Gentilonio (Italia), Shinzo Abe (Japón) y Justin Trudeau (Canadá). La posición que Trump logre en esa fotografía, hablará mucho de él y de su proyección internacional.

Y también será de gran importancia la posición que asuma Trump en temas que antes ha desdeñado o se ha mostrado renuente a apoyar, como los acuerdos internacionales sobre el cambio climático (que la Casa Blanca debe decidir refrendar o rechazar), o la apertura de muchos países europeos a la entrada de refugiados provenientes de Medio Oriente y el Norte de África.

El papa Francisco recibirá a Donald Trump en El Vaticano. (AP)
El papa Francisco recibirá a Donald Trump en El Vaticano. (AP)

El Vaticano

El papa Francisco recibirá a Trump en el Vaticano, en una reunión que puede ser complicada, pese a la firme tradición de mesura de la diplomacia pontificia. Para empezar, cuando era candidato Trump criticó al Papa y calificó de “vergonzoso” que Francisco haya dicho que “no es cristiano… y no está en el Evangelio” que una persona piense en construir muros, en alusión al plan de Trump de levantar uno en la frontera con México. En contraste, el Papa en México, por ejemplo, celebró una gran misa justo a un lado de la frontera con Estados Unidos y su posición y la de la Iglesia católica ha sido continuamente a favor de los inmigrantes y los refugiados, grupos que han sufrido el embate recurrente de Trump.

Pero el Papa ha dicho que concederá a Trump el beneficio de la duda y, cabe decir, Francisco ha sido un pontífice tan singular y provocador como Trump presidente. Buscar puentes y no muros en este encuentro es, así, de importancia mutua en una reunión en que un enormemente popular Papa recibirá a un enormemente impopular presidente estadounidense.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro