Restricción de pronombres en las escuelas recibe el respaldo del Senado de Florida

Los legisladores republicanos dicen que los empleados de las escuelas de la Florida no deben estar autorizados a llamar a los estudiantes por pronombres que difieran de los que se les dio al nacer, incluso en los casos en que un padre esté de acuerdo.

La idea está avanzando en la legislación propuesta que también exige que todas las escuelas públicas de educación básica tengan una política que diga que es “falso” atribuir a una persona un pronombre que no corresponde a su sexo asignado, lo cual bajo la ley se definiría como un “rasgo biológico inmutable e invariable”.

Es la escaramuza más reciente en la batalla sobre los derechos de las personas transgénero en las escuelas y la sociedad en general, mientras el gobernador Ron DeSantis hace de los asuntos culturales una piedra angular de una esperada candidatura presidencial a finales de este año.

El senador republicano Clay Yarborough, de Jacksonville, dijo que el objetivo de su proyecto de ley (SB 1320), que aprobó el lunes la Comisión de Educación de Educación Básica del Senado, es fortalecer la ley de los Derechos de los Padres en la Educación del año pasado.

La ley, que los críticos apodaron “no digas gay”, prohíbe la instrucción en clase sobre la identidad de género y la orientación sexual en los primeros grados de la escuela primaria como un medio para proteger los “derechos fundamentales de los padres”.

Yarborough quiere ampliar la prohibición hasta la enseñanza intermedia e incluir el elemento adicional que prohíbe a los educadores y empleados escolares referirse a los alumnos con pronombres que difieran de los que les asignaron al nacer. El proyecto de ley, que según Yarborough protege aún más los derechos de los padres, no ofrece exenciones para los padres que quieran que sus hijos usen pronombres diferentes.

“Aunque se podría plantear la hipótesis de que la madre y el padre de un alumno estén de acuerdo con que use cierto pronombre”, dijo Yarborough, “puede haber otros en un aula cuyos padres no estén de acuerdo”.

Los derecho

Los legisladores demócratas y los opositores al proyecto de ley argumentaron que la propuesta no tiene en cuenta los derechos de los padres que apoyan la transición social de sus hijos transgénero, es decir, el cambio de nombre o de pronombre para afirmar su identidad de género.

Se estima que 16,200 adolescentes de la Florida, aproximadamente 1.32% de los niños de 13 a 17 años, se identifican como transgénero, según datos de la Encuesta de Comportamiento de Riesgo Juvenil de la Florida de 2019.

“¿Qué padres tienen razón? ¿Son solo los padres del niño que es heterosexual? ¿Qué pasa con el padre que tiene un hijo o hija LGBTQ o un hijo e hija transgénero?”, dijo la senadora Shevrin Jones, demócrata de West Park.

Kaylee Sandell, estudiante de onceno grado en la secundaria Leon County, expresó su preocupación por las consecuencias que el proyecto de ley tendría sobre sus compañeros. Sandell dijo que cree que el proyecto de ley va a aislar y lastimar a los jóvenes LGBTQ porque los hará sentir como si “hubiera algo malo en ellos”.

“Creo que hay una mejor manera para crear un ambiente más amable, compasivo y exitoso para los estudiantes”, dijo Sandell.

Los temas culturales

Sin embargo, los legisladores republicanos defendieron la propuesta, argumentando que las restricciones sobre los pronombres y la instrucción sobre la orientación sexual y la identidad de género son apropiadas porque ciertas cuestiones culturales no deben formar parte del entorno escolar.

La senadora Erin Grall, republicana de Vero Beach, dijo que apoya el proyecto de ley porque le preocupa que, como sociedad, “estemos imponiendo asuntos y temas adultos a los niños a un ritmo récord”.

La propuesta también afecta a los adultos. Tal como está redactada, ningún empleado o contratista escolar podría “abordar a los alumnos con pronombre preferido” a menos que corresponda con su sexo asignado al nacer.

Fuera del aula, dijo Yarborough, los niños pueden aprender sobre diferentes temas que los padres quieran hablar con ellos. Pero el objetivo es evitar “sobrecargar” a los maestros con esos asuntos sociales.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Renner, republicano de Palm Harbor, dijo a los periodistas la semana pasada que los asuntos culturales son una distracción.

“Tenemos una competencia global, y francamente adversarios globales, por lo que tenemos que asegurar que todo nuestro tiempo, toda nuestra atención, se centra en la excelencia de la educación y no en una lista de deseos de izquierda de lo que los niños deben aprender en la escuela; o lista de deseos de derecha”, dijo Renner.

DeSantis, que aún no ha respaldado la legislación, ha apoyado de forma destacada los temas de la propuesta al afirmar que los niños deben centrarse en “los fundamentos académicos”, no en “cosas como la ideología de género”.

Pero durante la hora que duró el debate del proyecto de ley el lunes, algunos argumentaron que proteger a los niños de estos asuntos no solucionará sus preocupaciones.

“Mi hijo mayor es transgénero, pero nadie lo sabría nunca porque mide seis pies y es un hombre alto y peludo. ¿Cuán confuso sería que un niño tuviera que dirigirse a él como ella?”, dijo Noelle Rivers, una mujer del Condado Seminole.

“La mayor parte de esto dará lugar a conversaciones mucho más confusas con los niños que si dejáramos tranquilas a las personas transgénero”, dijo Rivers.