Para los republicanos, 'crisis' es el mensaje adecuado ahora que la máquina de la indignación redobla la marcha

Un grupo de migrantes que cruzaron hace poco la frontera de México hacia Yuma, Arizona, esperan a que los conduzcan a un centro de procesamiento el 4 de mayo de 2021. (Ariana Drehsler/The New York Times)
Un grupo de migrantes que cruzaron hace poco la frontera de México hacia Yuma, Arizona, esperan a que los conduzcan a un centro de procesamiento el 4 de mayo de 2021. (Ariana Drehsler/The New York Times)

WASHINGTON — A los líderes de la facción republicana en la Cámara de Representantes les encantaría convencer a todo el mundo de que la nación está en crisis.

Según dicen, hay una crisis económica cuyas señales son el alza de precios y las prestaciones por desempleo exageradamente generosas; una crisis de seguridad nacional; una crisis de seguridad fronteriza agravada por otras crisis de seguridad nacional, humanitaria y de salud pública; y una crisis energética independiente.

Cuando se le preguntó el 15 de junio al segundo republicano en jerarquía en la Cámara, el representante Steve Scalise de Luisiana, si la nación en realidad está tan atribulada, agregó más crisis a la lista: el antisemitismo en las filas demócratas es “otra crisis más”, dijo, además de una crisis de escasez de empleo.

“Por desgracia, todas son reales”, se lamentó, al cerrar una conferencia de prensa de 25 minutos en la que la palabra “crisis” se mencionó una vez por minuto, “y todas son consecuencia de las acciones del presidente Biden”.

Puesto que los estadounidenses están todavía un poco aturdidos ahora que empiezan a salir del aislamiento forzado por la pandemia, se les perdonaría que la situación no les parezca tan desesperada. Quizá tampoco tengan muy claro cuál de todas esas atrocidades verdaderamente requiere su atención: tal vez sea la frontera, aunque... ¿qué me dicen de Anthony Fauci y la teoría sobre la fuga en el laboratorio de Wuhan, la enseñanza de teoría crítica de la raza en las escuelas del país, el hecho de que algunas escuelas todavía no han reabierto por completo, la representante Ilhan Omar, o todos esos atletas transgénero que participan en competencias deportivas a nivel preparatoria?

Lo cierto es que para los republicanos divididos de la Cámara de Representantes, esas atrocidades bien podrían ser la tablita que los mantenga unidos... o al menos eso esperan sus dirigentes.

“Miren, nuestra principal crisis es que no tenemos mayoría; es nuestra crisis más grave”, aseveró el representante Tom Cole, republicano de Oklahoma.

El líder de la minoría en la Cámara de Representantes Steve Scalise (republicano de Luisiana) y otros dirigentes republicanos durante una conferencia de prensa en el Capitolio en Washington el martes 15 de junio de 2021, donde dijeron que la nación está en crisis. (Stefani Reynolds/The New York Times)
El líder de la minoría en la Cámara de Representantes Steve Scalise (republicano de Luisiana) y otros dirigentes republicanos durante una conferencia de prensa en el Capitolio en Washington el martes 15 de junio de 2021, donde dijeron que la nación está en crisis. (Stefani Reynolds/The New York Times)

Los republicanos de la Cámara de Representantes, de los cuales una gran mayoría todavía sigue a Donald Trump, aprendieron en los cuatro años de su mandato que si expresan a toda voz su indignación, pueden ejercer influencia en la esfera política, en especial con sus votantes más leales. Es cierto que Trump no les enseñó a los miembros de su partido a expresar enfado ante situaciones percibidas como injusticias; muchos ya lo hacían desde años antes. Sin embargo, los dirigentes de los republicanos en la Cámara de Representantes han optado por expresiones trumpianas de indignación desde los días del antiguo presidente de la Cámara Paul Ryan, quien se describía como un “tipo de políticas” con una imagen de guerrero feliz y la afabilidad zalamera de su predecesor John Boehner.

Hay un método detrás de todas estas protestas. La representante Elise Stefanik de Nueva York, quien tomó la batuta como directora de las voces de la conferencia republicana tras el destierro de la representante Liz Cheney, tramó la estrategia de la crisis como una de sus primeras cruzadas, afirmó Cole, y este mes se dedicó a dispersar cuestionamientos en torno a los peligros que enfrenta el país.

Cole pensó que la lista contenía cinco crisis; la representante Cathy McMorris Rodgers, republicana de Washington, recordó cuatro.

La idea es que, en vista de que los demócratas tienen control de la Casa Blanca, la Cámara de Representantes y el Senado, las elecciones intermedias del año próximo serán un referendo sobre el control unipartidista, no sobre los planes de gobierno de los republicanos, explicó Cole, antiguo director de la división de campaña los republicanos de la Cámara de Representantes. Añadió que los republicanos, al menos ahora que apenas comienza el ciclo político, necesitan generar una atmósfera de inestabilidad, extralimitaciones y temor.

La estrategia también se basa en el adagio de que la mejor defensa es una buena ofensiva. La decisión de concentrarse en una serie de desastres, independientemente de que sean reales o imaginarios, les permite a los republicanos evadir el tema de la crisis en la democracia creada por Trump debido a su afán por anular las elecciones, empeño en el que no ha cejado. El 15 de junio por la noche, 21 republicanos de la Cámara de Representantes votaron en contra de que el Congreso les otorgara medallas de oro a la policía del Capitolio y otros agentes de policía que los protegieron cuando una turba de seguidores del expresidente irrumpió en el Capitolio el 6 de enero.

David Winston, quien ha trabajado desde hace mucho tiempo con los republicanos del Congreso en las elecciones y su mensaje, comentó que todos los presidentes enfrentan algún reto al principio de su mandato, y que la forma en que responden a él contribuye a cimentar su imagen entre los electores curiosos. Los republicanos intentaron hacer del aumento en el número de inmigrantes llegados a la frontera (incluidos los niños no acompañados) ese reto inicial.

El problema es que existe el riesgo de pasarse de la raya, comentó. Llegado el momento, los dirigentes republicanos van a tener que encontrar un tema único, como el lamentoso mantra “¿Dónde están los empleos?”. Se repitió tanto que molestó a los periodistas, pero funcionó con los electores.

Los republicanos desde hace mucho tiempo han sido más hábiles que los demócratas para generar esta atmósfera de crisis. Lanzaron a la fama a Solyndra, gracias a acaloradas conferencias noticiosas, audiencias plagadas de acusaciones y declaraciones hostiles, cuando la empresa de energía solar se fue a la quiebra y le heredó al gobierno de Barack Obama (y a los contribuyentes) la responsabilidad de pagar el préstamo federal garantizado de 535 millones de dólares otorgado como parte del plan de rescate económico de Obama. Esta semana, una planta de camionetas pickup eléctricas establecida en Lordstown, Ohio con la bendición de Trump, perdió a sus principales ejecutivos, su prototipo se encendió en llamas y está al borde del derrumbe... casi sin un pío de los demócratas.

El mortífero ataque terrorista a Benghazi se convirtió en un calvario de dos años para Hillary Clinton gracias a la maquinaria de indignación republicana, mientras que una redada militar ordenada por Trump en Níger, con un saldo de cuatro estadounidenses muertos, casi ha quedado en el olvido, con todo y que Trump se equivocó en el nombre de una de las víctimas y le dijo a una de las viudas que su esposo “sabía a lo que iba”.

Brad Woodhouse, un agente demócrata veterano, dijo que algunos de los miembros del partido se quedaron con ganas de aplicarle la estrategia “Benghazi” a la redada de Níger, pero “la mayoría de los miembros y dirigentes del Partido Demócrata no son así”.

“Supongo que podrías decir que no le echamos leña al fuego de crisis falsas, pero no me parece algo negativo”, añadió. “Siempre llega el momento en que el público decide volver a lo que les parece una dirigencia razonable”.

Los demócratas no han podido obtener la misma tracción ni siquiera con respecto a la revuelta del Capitolio (cuyo propósito era evitar que se otorgara la victoria oficial en las elecciones presidenciales al ganador), en parte porque las excentricidades y acusaciones de los republicanos han perturbado las audiencias para analizar el ataque.

Parte de la ventaja republicana se debe a la mera voluntad de echar para adelante, sin ningún miramiento por la incredulidad de los demócratas. Uno de los temas de indignación de esta semana es la supuesta debilidad mostrada por Biden frente al presidente ruso Vladimir Putin, una “crisis” con el objetivo de enterrar en el olvido los cuatro años en que Trump le mostró deferencia al líder ruso.

Los republicanos veteranos de la Cámara de Representantes aseguran tener un mensaje tradicional para compartir.

“Creo que el mayor contraste en este momento con los planes de Biden-Pelosi es su intención de controlar desde Washington una porción tan grande de tu vida diaria, desde tu sueldo hasta tus decisiones sobre servicios de salud y todo lo demás”, señaló el representante Kevin Brady, republicano de Texas. “Nuestra postura es totalmente opuesta. Queremos crear más libertad para las personas, con menos impuestos, una economía más sólida y una nación más segura”.

Para su desgracia, ese mensaje se perdió entre el menú tan cambiante de crisis y causas de indignación. A nivel estatal, para ocultar medidas muy reales que buscan reducir el acceso al voto, los legisladores republicanos han atraído atención a problemas culturales como el impedimento a atletas transgénero de participar en competencias a nivel preparatoria o la suspensión de la enseñanza de “teoría crítica de la raza”, un marco educativo que explora cómo se infunde el racismo en las instituciones estadounidenses.

Pero entonces, se lanzó al mundo un redoble de clamores por una visita de la vicepresidenta Kamala Harris a una frontera sur en crisis, que luego dio paso a acusaciones de que el abasto de gasolina de la nación estaba al borde del colapso, apagadas a su vez entre voces que exigían el despido del principal experto en virus del gobierno, Fauci, y una investigación de la teoría sobre el coronavirus y su fabricación en un laboratorio en Wuhan, China.

La semana pasada, el blanco de la indignación republicana fue Omar, debido a un tuit que publicó y parecía equiparar las acciones de Israel y Estados Unidos con los abusos a los derechos humanos de Hamás y los talibanes. El representante Kevin McCarthy, republicano de California y líder de la minoría, calificó al tuit de antisemita (aunque no mencionaba ni a los judíos ni al judaísmo) y amenazó con suspender a Omar del Comité de Relaciones Exteriores, aunque todavía no lo ha hecho.

Los republicanos también insisten en que el apoyo de algunos demócratas progresistas a la iniciativa de “retirarle fondos a la policía” ha provocado directamente un aumento muy real en la actividad delictiva en las ciudades del país.

Puede ser muy difícil mantenerse al día con tantas catástrofes anunciadas. El 15 de junio, minutos después de una advertencia del representante Michael McCaul, el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores, sobre los agresivos ciberataques de Moscú y el inminente control ruso sobre el abasto de electricidad a Europa, Scalise aseveró: “No sé si la vicepresidenta Harris comprende que la crisis no es en Europa, sino en la frontera sur de Estados Unidos, y que la provocó ella misma con ayuda del presidente Biden”.

Los republicanos planean preparar algunas propuestas de política pública. McCarthy ha armado siete grupos especiales: empleo y economía; censura de las gigantes tecnológicas; el “Futuro de las libertades estadounidenses”; energía, clima y conservación; seguridad de Estados Unidos; “futuro saludable”; y China. Rodgers, quien encabeza el grupo dedicado a las gigantes tecnológicas, afirmó que los paneles tendrán un año para preparar propuestas legislativas y de política pública de cara a las elecciones intermedias.

“El objetivo es estar listos desde el primer día” en caso de que los republicanos recuperen la mayoría, dijo.

En cuanto a los demócratas, la mayoría sencillamente no cree que hablar de crisis esté funcionando más allá de ganarles clics a los medios noticiosos de derecha y algoritmos de Facebook que generan más atención al exacerbar la indignación en torno a temas como la decisión del administrador del legado de Dr. Seuss de suspender la publicación de títulos que incluyen estereotipos raciales y étnicos ofensivos o el cambio de Hasbro a un nombre de marca sin género específico para su juguete de plástico icónico conocido ahora como Cabeza de Papa.

“El presidente Biden, con todo y este desasosiego, incluido el de Dr. Seuss y el señor Cabeza de Papa, tiene estadísticas generales de aprobación con ventaja de 8 puntos, de 4 en la economía y de 28 en la pandemia”, afirmó Woodhouse.

This article originally appeared in The New York Times.

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