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Los republicanos se aprovechan del temor a un 'Gran Remplazo' en su intento de captar a su base de electores

La representante republicana de Wyoming, Liz Cheney, quien dijo que los líderes republicanos han "permitido" el extremismo, en una convención de la asociación de prensa en Casper, Wyoming, el 5 de febrero de 2022. (Stephen Speranza/The New York Times).
La representante republicana de Wyoming, Liz Cheney, quien dijo que los líderes republicanos han "permitido" el extremismo, en una convención de la asociación de prensa en Casper, Wyoming, el 5 de febrero de 2022. (Stephen Speranza/The New York Times).

El tiroteo masivo en la ciudad de Búfalo, Nueva York, fue obra de un tirador solitario, pero no el producto de una ideología aislada.

En un manifiesto, el sospechoso detalló que veía a los negros como “sustitutos” de los estadounidenses blancos. La masacre del sábado en un supermercado ha puesto en evidencia la “teoría del gran remplazo” que, según las autoridades, el hombre utilizó para justificar un acto de violencia racista y cómo esa teoría ha pasado de los márgenes de la extrema derecha del discurso estadounidense al centro de la política republicana.

Los republicanos de todo el espectro se apresuraron a condenar los asesinatos. Pero menos líderes del partido parecieron dispuestos a romper con la política de nativismo y miedo que el partido ha adoptado para conservar la lealtad de los votantes de derecha inspirados por Donald Trump.

El lunes, una republicana, la representante de Wyoming Liz Cheney, les reprochó a sus colegas no haber hecho lo suficiente para acabar con el ala extremista de su propio partido.

“El liderazgo del Partido Republicano en la Cámara de Representantes ha permitido el nacionalismo blanco, la supremacía blanca y el antisemitismo”, escribió en Twitter Cheney, quien ocupó el tercer puesto más importante al interior del Partido Republicano y fue destituida de este por sus críticas a Trump. “La historia nos ha enseñado que lo que comienza con palabras termina en algo mucho peor. Los líderes del @GOP deben abandonar y rechazar estas opiniones y a quienes las sostienen”.

En ocasiones, los líderes republicanos de la Cámara de Representantes han tolerado las opiniones extremistas de algunos de sus miembros. El año pasado, congresistas republicanos de extrema derecha hicieron circular planes para crear un “Caucus de Estados Unidos Primero”, en el que la sección sobre inmigración hablaba de la importancia de las “tradiciones políticas exclusivamente anglosajonas”. La idea se desechó, pero los implicados siguieron provocando olas por su coqueteo con el nacionalismo blanco.

En febrero, cuando Marjorie Taylor Greene, representante republicana de Georgia, y Paul Gosar, representante republicano de Arizona, participaron en una conferencia organizada por Nick Fuentes, un supremacista blanco, el representante republicano de California Kevin McCarthy, líder de la minoría, calificó sus acciones de “espantosas y equivocadas”, pero no las reprochó ni castigó por la vía formal.

La representante republicana de Wyoming, Liz Cheney, quien dijo que los líderes republicanos habían "permitido" el extremismo, en el Capitolio de Washington, el 13 de diciembre de 2021. (Stefani Reynolds/The New York Times).
La representante republicana de Wyoming, Liz Cheney, quien dijo que los líderes republicanos habían "permitido" el extremismo, en el Capitolio de Washington, el 13 de diciembre de 2021. (Stefani Reynolds/The New York Times).

Desde entonces, los republicanos han utilizado una retórica que sugiere una disposición tácita a intentar atraer a elementos de la extrema derecha. Antes de las elecciones intermedias de noviembre, los candidatos republicanos han intensificado las advertencias sobre las amenazas que se ciernen sobre lo que se presenta como el Estados Unidos real o tradicional. Muchas veces se omite cómo se veía esa época pasada: blanca, dominada por hombres, judeocristiana y heterosexual.

Todos los temas se han convertido en una razón para que los electores republicanos teman por su cultura y sus valores: los derechos de las personas transgénero amenazan el deporte femenino; la retirada de estatuas amenaza con borrar la historia de los Confederados en el sur y otras figuras históricas blancas en otros lugares; la teoría crítica de la raza se presenta como una reescritura de la historia estadounidense (y una reforma de su enseñanza) para enfatizar los episodios de racismo.

Incluso la reciente escasez de leche de fórmula para bebés está siendo falsamente replanteada como algo tan grave debido a las donaciones para alimentar a niños que están en el país ilegalmente.

Más de una decena de candidatos y grupos externos han publicado anuncios en los que advierten sobre una “invasión” de inmigrantes en el país o de una reducción del poder de los ciudadanos nacidos en el país. Varios candidatos han dicho con falsedad que los demócratas están abriendo la frontera en específico para que la gente que está en el país de manera ilegal pueda votar.

“Si Joe Biden sigue enviando inmigrantes ilegales a nuestros estados, todos vamos a tener que aprender español”, dijo la gobernadora de Alabama, la republicana Kay Ivey, en un anuncio de televisión antes de las elecciones primarias del 24 de mayo.

En otro, Ivey defendía su estado conservador como un bastión de valores en extinción: “Cuando impartía clases en la escuela, rezábamos una oración, jurábamos lealtad y enseñábamos lo básico”, declaró. “Hoy, la izquierda enseña a los niños a odiar a Estados Unidos. Pero aquí no. La teoría racial crítica de Biden: racista, equivocada y bien muerta. Los deportes transgénero: la estrella”.

Trump arrancó su campaña presidencial de 2016 llamando violadores a los inmigrantes mexicanos y poco después impulsó la prohibición de la entrada de musulmanes al país. En su momento, muchos de los principales dirigentes del partido reaccionaron con indignación.

Ahora, gran parte del Partido Republicano y el aparato mediático conservador hablan con la misma voz nacionalista, desde Tucker Carlson en Fox News en horario estelar hasta alternativas aún más de derecha como Newsmax y One America News Network.

Parece que Trump ya no impulsa la conversación en la derecha, sino que trata de seguirle el paso.

Este mes, en un mitin en el oeste de Pensilvania, arremetió contra los “extranjeros ilegales” que, según él, están entrando “en nuestra patria”.

“Nuestro país está lleno, no podemos soportarlo más”, afirmó. “Están intentando destruir nuestro país”.

La teoría del Gran Remplazo se originó en Francia, donde fue popularizada por un libro del mismo título publicado en 2012 por el novelista y crítico Renaud Camus. Camus argumentaba en esencia que los cambios demográficos en los países de mayoría blanca y cristiana en Europa amenazan con una “sustitución étnica y civilizacional”.

En 2017, los grupos supremacistas blancos adoptaron las ideas de Camus y le añadieron teorías antisemitas de conspiración. Adoptaron un nuevo lema (“Los judíos no nos remplazarán” o “No nos remplazarán”) que corearon en los mítines; el más infame fue el de Unite the Right en Charlottesville, Virginia, ese agosto, donde un nacionalista blanco mató a un contramanifestante. Los supremacistas blancos que cometieron asesinatos masivos en Christchurch, Nueva Zelanda, y en El Paso, Texas, en 2019, mencionaron la teoría en sus respectivos manifiestos.

El senador republicano de Dakota del Sur, John Thune, el segundo republicano de mayor rango en el Senado, declaró el lunes: “Es lamentable que haya sitios por ahí donde estas personas van y se meten estas ideas locas en la cabeza y actúan en consecuencia”. Cuando se le preguntó sobre los colegas que han repetido elementos de la teoría del remplazo, añadió: “Nadie debería dar voz ni apoyo de ninguna manera a algunas de estas cosas”.

© 2022 The New York Times Company