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Se renuevan las tensiones entre La Cámpora y el Movimiento Evita por el control de los fondos del Ministerio de Desarrollo Social

Santiago Cafiero, Eduardo "Wado" de Pedro y Emilio Pérsico
Santiago Cafiero, Eduardo "Wado" de Pedro y Emilio Pérsico

La relación entre La Cámpora y el Movimiento Evita es una fuente de tensiones que se reavivan periódicamente. El manejo de fondos en el Ministerio de Desarrollo Social, donde ambas agrupaciones se reparten poder, es una de las chispas frecuentes que originan los tironeos, que también se replican en el territorio.

Dentro de su hermetismo habitual, La Cámpora dejó trascender su malestar con la agrupación que conduce Emilio Pérsico. Lo hizo a través de un mensaje en Twitter que la semana pasada publicó Laura Alonso, dirigente camporista que, sin nombrar al Movimiento Evita, se despegó del manejo de fondos y pidió que la mirada se direccione hacia esa organización social. El enfrentamiento entre las agrupaciones es de larga data y suma ingredientes.

Alonso, secretaria de Inclusión Social del ministerio que conduce Juan Zabaleta, criticó una nota del diario Clarín en la que se la vinculaba con la administración de $200 mil millones del programa de la Tarjeta Alimentar. “Nuestra tarea es determinar el rumbo de los programas y supervisar su ejecución, pero, como es de público y notorio conocimiento, son otras áreas del Ministerio de Desarrollo Social las que se ocupan de las compras, licitaciones y transferencias de fondos”, escribió Alonso el miércoles pasado en su cuenta de Twitter.

Esas áreas son las manejadas por la agrupación de Pérsico, que es secretario de Economía Social en el ministerio, confirman desde La Cámpora.

El último reproche camporista hacia la agrupación de Pérsico es un supuesto freno que desde esa organización se buscaría para el programa que impulsa el Gobierno con el objetivo de convertir planes sociales en trabajo, iniciativa que intentó sin éxito también el gobierno de Mauricio Macri. Especulan con que el Movimiento Evita vería recortada su influencia y poder de movilización si esa transformación se diera, y la agrupación dejara de tener bajo su control programas de subsidio social. “Tienen un presupuesto que aumenta según se va actualizando el Salario Mínimo Vital y Móvil, ya que el valor del plan social está establecido en la mitad de ese valor”, disparan desde el camporismo.

El pasado reciente aporta antecedentes a esta tirantez que dejó expuesta Alonso la semana pasada en su mensaje por redes sociales. La llegada de Juan Manzur como jefe de Gabinete motivó la reaparición de tensiones. El tucumano tiene vínculo con Fernando “Chino” Navarro, otro de los líderes del Movimiento Evita, sobre quien pesaron rumores de salida del Gobierno días antes de la asunción del exgobernador de Tucumán.

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El año pasado, los encontronazos en el conurbano agitaron esta interna de larga data. En Tigre, La Cámpora y el Movimiento Evita se disputaron un reemplazo en una banca del Concejo Deliberante que, finalmente, asumió un edil camporista. En Quilmes, en julio de 2020, un funcionario de la intendenta Mayra Mendoza (referente de La Cámpora) tuvo un duro cruce con una concejala del Movimiento Evita por un desalojo de casas precarias en un predio en el que se proyectaba un programa de viviendas.

Fuentes camporistas aseguran que la relación es tirante desde 2017, cuando el Movimiento Evita respaldó a Florencio Randazzo y, más adelante en el tiempo, le reprochan a Pérsico cercanía con Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social durante el gobierno de Cambiemos. Cuentan que Alonso, la funcionaria camporista que envió el mensaje sobre el manejo de fondos, lo hizo para “sincerar” que el Movimiento Evita es la organización que tiene esa responsabilidad y desligar a La Cámpora.