El curioso caso del censo de los cisnes de la reina
Todos los meses de julio desde hace 800 años tiene lugar en el Támesis una tradición increíblemente llamativa. Se lleva a cabo la tercera semana de cada mes de julio. Y ya faltan pocos días para que ocurra este año. Veinte hombres salen a buscar cisnes. Cisnes, sí. En el Támesis. Varios hombres surcarán el rio. Su misión es localizar a todos los cisnes reales. Se les llama cines reales porque se considera que todos los cines que habitan en el río británico son propiedad de la reina. Todos sin excepción. Y hay que saber cuántos hay. Hay que sacar a los cisnes del agua. Y hay que proteger a los cisnes de Isabel II.
La reina Isabel II tiene muchos privilegios, pero si hay uno que llama poderosamente la atención es que todos los cines del Támesis son suyos. Este anacrónico derecho de propiedad de la reina sobre los bellos cisnes se ha mantenido desde el siglo XII. Resulta que ahora los cines están protegidos, pero en pleno siglo XII los cazadores furtivos mataban a muchos cisnes. La corona británica quiso terminar con esa caza masiva. De esta forma hace ya más de 800 años que se decidió que había que hacer un recuento anual de los cisnes. Y se sigue haciendo de la misma forma. Se escoge a un hombre como Soberano Marcador de cisnes y se le pone al mando de una cuadrilla de veinte hombres. Se suben a sus barcas y realizan un recorrido de casi 200 kilómetros por el Támesis. Los hombres van en busca de los cisnes que hay en las aguas del rio.
A día de hoy se realiza exactamente de la misma manera que se practicaba en pleno siglo XII. Los hombres buscan a los cisnes y en cuanto los encuentran los sacan del agua. Se comprueba que cada unos de los cisnes está sano. Además a los cisnes se les mide y se les pesa. Después el Soberano Marcador les pone una anilla. Es el censo de los cisnes. A los cisnes se les trata con todo cariño y cuidado.
Muchos curiosos siguen las barcazas de los hombres para ver este curioso y antiguo espectáculo. El recuento se hace cada año, en julio, en la tercera semana del mes, dentro de nada, insisto.