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Los refugiados prefieren volver a Siria a soportar la miseria en Jordania

Unos niños sirios refugiados en el campamento de Zaatari, en Jordania, hacen el signo de la victoria delante de un fotógrafo el 15 de abril de 2014 (AFP | Khalil Mazraawi)

Hacinados en campamentos de Jordania, algunos refugiados sirios prefieren correr el riesgo de morir regresando a su país en guerra que vivir en condiciones miserables. Muchos de los 100.000 refugiados del campamento de Zaatari (norte) tienen la sensación de ser los grandes olvidados de esta guerra, que ya ha entrado en su cuarto año. "Nadie se interesa por los refugiados sirios. El mundo nos ha traicionado", se queja Abu Isam. Algunos "prefieren volver a casa y correr el riesgo de la muerte a vivir con resentimiento" aquí, explica este hombre de 52 años mientras sus primos se preparan para subir a un autobús rumbo a Siria. Los refugiados de Zaatari, un campamento de 7 km2 en la frontera siria, se han manifestado en varias ocasiones para denunciar sus condiciones de vida. Hace dos semanas, estallaron nuevos enfrentamientos en el campamento que causaron la muerte de un refugiado y decenas de heridos, sobre todo policías. Todo empezó después de que la policía impidiera a varios refugiados salir del lugar sin autorización. "La gente está harta de las condiciones de vida en el campamento. Muchas personas vuelven a casa a pesar de las destrucciones y la guerra", asegura Hasan Zubi, originario de Deraa, en el sur de Siria. Su esposa y sus hijos también regresaron a Siria debido a las "condiciones infrahumanas" de Zaatari, explica. - "Nos vamos a morir aquí" - Según las cifras oficiales, un centenar de refugiados salen del campamento cada día para regresar a Siria, a pesar de que la guerra ha causado más de 150.000 muertos y obligado a casi la mitad de la población a abandonar sus hogares. En total, más de 100.000 han vuelto a casa. Pero, al mismo tiempo, la afluencia en el otro sentido parece imparable. Unos 500 sirios llegan cada día a Jordania, que ya acoge a más de medio millón de personas, el 80% de ellas en zona urbana. "Hemos huido de una gran prisión en Siria para encontrarnos en una pequeña prisión en Jordania y me da la sensación de que vamos a morir aquí", dice Alaa, de 37 años, oriunda de Homs (centro). "Queremos una vida normal (...) queremos comer, beber y vivir normalmente", afirma. "Aquí vivimos como animales", protesta Ziad Shehadat, de 32 años. Los refugiados se quejan del polvo y de la penuria eléctrica en el campamento, situado en el desierto, donde las temperaturas alcanzan los 40°C en el verano y son glaciales en invierno. - "Humillación" - La ONG Care International afirmó en un informe publicado el miércoles que los refugiados en Jordania también sufren en las zonas urbanas, donde no consiguen llegar a fin de mes. Según esta organización, que se basa en una investigación realizada con una muestra de más de 2.200 refugiados, el 90% de ellos debe dinero a sus familiares, a los propietarios de las viviendas, a comercios o a vecinos. Encima, los alquileres subieron un tercio en un año. "La incertidumbre sobre la capacidad para satisfacer las necesidades de sus familias provoca entre los refugiados niveles de estrés altos y las mujeres están expuestas a la explotación sexual", destaca el estudio. El coronel Abdel Rahman, responsable del campamento de Zaatari, coincide en que "la presión psicológica es enorme para muchos refugiados". Yusef Shehadat, padre de Ziad, dice con amargura que "más vale morir en casa que ser humillado aquí". "Creo que es como si no existiéramos", lamenta.