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Reelección: Trump despide a su jefe de campaña para cambiar el rumbo

WASHINGTON.- Parece un déjà vu de la campaña presidencial de 2016. Las encuestas le dan una sólida ventaja a los demócratas, que empiezan a soñar con recuperar el Congreso, además de la Casa Blanca. Hace cuatro años, Donald Trump, antaño un novato de la política, dio vuelta su campaña unas semanas antes de la convención partidaria que lo coronó candidato. Ahora, ya presidente, hizo lo mismo: desplazó a su jefe de campaña, Brad Parscale.

La campaña de Trump venía de capa caída desde el fallido acto en Tulsa, Oklahoma, donde el presidente esperaba encontrarse con una multitud para relanzar su campaña en el arranque del verano boreal. Trump encontró un público devoto, pero raquítico comparado a los multitudinarios mitines a los que estaba acostumbrado el mandatario.

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Luego llegó una seguidilla de sondeos que mostró a Trump muy rezagado respecto de su virtual rival demócrata, Joe Biden. La última encuesta de la Universidad Quinnipiac, uno de los sondeos mejor valorados, que se conoció horas antes del anuncio de Trump sobre su campaña, le otorgó a Biden la ventaja más amplia hasta ahora: 15 puntos de ventaja sobre el magnate, que además cosechó un respaldo a su gestión de tan solo el 37%, un piso que no veía desde agosto de 2017.

Esa encuesta mostró además otra señal de alerta para el mandatario: por primera vez, Biden es visto como un líder mejor calificado para llevar las riendas de la economía, un área donde Trump solía correr con ventaja.

Y los demócratas además superaron a los republicanos en recaudación de dinero los últimos dos meses, otra señal de alerta para el proyecto reeleccionista de Trump.

El presidente estaba además bajo una creciente presión de sus aliados republicanos -a los que necesita para ganar- para dar un golpe de timón en su campaña.

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Ante ese panorama, Trump decidió hacer un enroque en la cúpula: desplazó a Parscale y ascendió a Bill Stepien, quien fue reclutado para la campaña de 2016 por el yerno de Trump, Jared Kushner, una de las figuras más influyentes del círculo íntimo del presidente. Ambos mantienen una relación estrecha. Stepien trabajó antes para las campañas presidenciales de John McCain y de George W. Bush, y formó parte del equipo del exgobernador de New Jersey, Chris Christie.

Parscale fue uno de los arquitectos de la campaña digital de Trump, una de las piezas cruciales del rompecabezas que le permitió ganar la elección de 2016. Había montado un gran acto el Tulsa, Oklahoma, que se terminó convirtiendo en un gran fiasco porque fue mucha menos gente de lo que se preveía. Pero además de ese yerro y del derrape de Trump en las encuestas, en el círculo íntimo del mandatario habían caído mal algunas historias sobre excentricidades de Parscale, incluidas una sobre su Ferrari. Pese a caída en desgracia, seguirá en la campaña del mandatario como asesor.