Un recorrido por los escudos del Madrid medieval

<span class="caption">Hoja 13 de la _Topographia de la Villa de Madrid Descripta por Don Pedro Texeira_.</span> <span class="attribution"><a class="link " href="http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000061128" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:BNE -Biblioteca Digital Hispánica;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas">BNE -Biblioteca Digital Hispánica</a></span>

Los escudos de armas y la ciencia histórica auxiliar que los estudia, la heráldica, parecen hoy cosa del pasado.

Al contrario de las insignias de los clubes de fútbol, estos pasan casi desapercibidos en nuestras ciudades. Son sin embargo huellas visibles del pasado urbano con significado social.

El experto Fernando del Arco y García rastreó calle a calle las “labras armeras” todavía existentes en caserones y palacios del Madrid antiguo, y encontró más de 200. Algunas de ellas pertenecían a importantes familias avecindadas en las parroquias con más solera, siglos antes de que Felipe II eligiese en 1561 a la Villa de Madrid como sede de su Corte. Este hecho terminó por modificar el Madrid medieval hasta el punto de que, actualmente, el recorrido por sus calles se presenta como el del “Madrid de los Austrias”.

La puntilla a la desaparición o modificación del centro de Madrid se inició en 1868, fecha del derribo de la cerca que rodeaba la ciudad desde tiempos de Felipe IV. El acondicionamiento y saneamiento de calles y edificios hizo desaparecer muchos de los escudos que decoraban las casas; en otras ocasiones se limpió la fachada dañando esos vestigios históricos. A Madrid se le privó de todo el color que esos escudos, casi todos pintados, proporcionaban a la vista de los viandantes.

Proponemos un corto recorrido en seis paradas para familiarizarnos con los escudos de cuatro antiguos linajes: Ramírez, Vargas, Luján y Cisneros. Para ello echaremos mano de una herramienta online. El Instituto Geográfico Nacional ofrece la posibilidad de confrontar mediante una escala de opacidad vistas superpuestas. Gracias a ello podemos cotejar el Madrid actual y la planta elaborada por el célebre cartógrafo portugués Pedro Texeira, fechada en 1656. La herramienta es sencilla de utilizar y contiene información útil para preparar cualquier paseo por Madrid.

La Latina y los Ramírez

En el lugar del actual Teatro de la Latina, en la plaza de la Cebada, se alzaba el Hospital de la Latina.

<span class="caption">Fachada del Hospital de la Latina antes de su derribo.</span>
Fachada del Hospital de la Latina antes de su derribo.

Lo fundaron en 1499 los esposos Francisco Ramírez “el Artillero” y Beatriz Galindo “la Latina”. De ella se sirvió Isabel I de Castilla como maestra de gramática y latín. Derribado en 1904 para ensanchar la calle Toledo, la ubicación del hospital se indica en el plano de Texeira (1656) con el número LX.

Haciendo clic en el icono correspondiente, comprobamos que los restos de la fachada del hospital se conservan hoy junto a la Escuela de Arquitectura. Quienes se acerquen a la Ciudad Universitaria podrán reconocer el escudo en piedra de los Ramírez. Se aprecian bien sus torres, puente, ondas de agua y serpientes. Lo podemos imaginar asimismo con sus colores: rojo (gules), azul (azur), plata (argent) y sinople (verde).

<span class="caption">Armas de Francisco Ramírez «el Artillero»</span>
Armas de Francisco Ramírez «el Artillero»

Museo de los Orígenes de Madrid

Pasando de la plaza de la Cebada a la plaza del Humilladero, divisamos la entrada del Museo de San Isidro - Los Orígenes de Madrid. Allí se conservan, con sus respectivos escudos, los sepulcros del Artillero y la Latina, provenientes del desaparecido hospital que fundaron.

<span class="caption">Sepulcro de Beatriz Galindo «la Latina».</span>
Sepulcro de Beatriz Galindo «la Latina».

El actual museo municipal de San Isidro se levanta en el solar de la antigua casa de los condes de Paredes de Nava. Los condes mantuvieron los capiteles adornados con el escudo familiar de su antepasada Catalina de Luján. Hoy queda uno en cada una de las dos crujías del patio renacentista todavía en pie.

Los característicos lienzos de muralla en azur y sable (negro) y las fajas de gules en campos de oro identificaban a los Luján, ilustre familia de origen aragonés. Ya en tiempos de Enrique II se habían asentado junto a la parroquia de San Andrés. En ella convergía la devoción popular por haber sido San Isidro y Santa María de la Cabeza sus parroquianos.

Capilla del Obispo

<span class="caption">Armas de Gutierre de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia.</span>
Armas de Gutierre de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia.

Dejando atrás las plazas de San Andrés y de los Carros, descendemos por la costanilla de San Andrés. Al lado derecho, haciendo esquina con la plaza de la Paja, se encuentra un escudo partido de los Vargas y los Carvajal. El primero está formado por ondas alternas que los heraldistas describen como de azur en fondo de argent.

Esta familia se había asentado tras la conquista de la ciudad por Alfonso VI a finales del siglo XI. Para ella trabajó al parecer Isidro Labrador y seguramente por ello se distinguieron en promover su culto. Financiaron la construcción de la llamada Capilla del Obispo (con la letra T en el mapa de Texeira) para albergar el arca con sus restos. Sin embargo, cuando en 1544 pierden un pleito y se decreta el traslado del cuerpo de Isidro a la vecina parroquia de San Andrés, los Vargas debieron replantearse la capilla como panteón familiar. De ello da testimonio el despliegue de escudos con ondas en la escalera de acceso desde la plaza de la Paja, los sepulcros y las claves de bóveda.

Casa de Cisneros

<span class="caption">Antigua fachada principal y actual trasera de la «Casa de Cisneros»</span>
Antigua fachada principal y actual trasera de la «Casa de Cisneros»

Dejando atrás el Jardín del Príncipe de Anglona, caminamos calle Segovia arriba. Giramos a continuación para escalar la empinada calle del Cordón. Al llegar a la esquina de ésta con la calle del Sacramento damos con la fachada trasera de la Casa de Cisneros.

A pesar del deterioro, se puede identificar el característico escudo familiar “jaquelado” de quince piezas cuadradas: siete de gules y ocho de oro si fuera pintado con sus “esmaltes”. Destaca el sombrero cardenalicio en recuerdo de Francisco Jiménez de Cisneros, por dos veces gobernador de Castilla. La residencia fue mandada construir por Benito, sobrino y heredero del cardenal.

Casas y torre de los Lujanes

<span class="caption">Portada de la Casa y Torre de los Lujanes.</span>
Portada de la Casa y Torre de los Lujanes.

Ascendiendo por el siguiente tramo de la calle del Cordón alcanzamos la plaza de la Villa. Allí nos espera la arquitectura civil más antigua de Madrid. Se trata de las casas y torre de los Lujanes, sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En el número 2 de la plaza los tres escudos recuerdan que fue residencia del regidor Pedro de Luján y de su primera esposa Isabel de Aponte. Adquirida en subasta en 1450, los descendientes del matrimonio vivieron en ella hasta 1814. El arco de herradura mudéjar del número 3 daba paso a la casa que Pedro apartó para su hijo menor Álvaro.

Convento de las Carboneras

<span class="caption">Armas de Beatriz Ramírez de Mendoza en la fachada.</span>
Armas de Beatriz Ramírez de Mendoza en la fachada.

Al pie de la torre doblamos para entrar en la calle del Codo, que a su vez desemboca en la plaza del Conde de Miranda. En esta destaca la portada del convento del Corpus Christi. Es conocido popularmente como el de “las Carboneras” ya que conserva una pintura de la Inmaculada que fue rescatada de una carbonera.

<span class="caption">Armas de Beatriz Ramírez de Mendoza en el presbiterio.</span>
Armas de Beatriz Ramírez de Mendoza en el presbiterio.

Beatriz Ramírez de Mendoza, tataranieta del Artillero y la Latina, fundó este convento de clausura a principios del siglo XVII. Nos resultarán por lo tanto familiares el escudo doble de la portada de la iglesia conventual, los que rematan las calles laterales del retablo mayor y los que adornan ambos lados del presbiterio.

Este ha sido nuestro pequeño recorrido por Madrid en busca de los restos mudos de la presencia de casas nobles instaladas antes de que la Villa se convirtiera en Corte.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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