Recorrer Europa, con temor al Covid

(Material enviado por el Servicio Sindicado)

Inder Bugarin, enviado

CESENA, Italia, julio 3 (EL UNIVERSAL).- Luego de colapsar en marzo por el cierre unilateral de fronteras para frenar la expansión del coronavirus, la zona de libre circulación de personas conocida como Schengen ha resucitado.

En un viaje por carretera realizado por EL UNIVERSAL se ha podido comprobar que desde las aguas del mar del Norte hasta las del Adriático nuevamente es posible desplazarse sin necesidad de mostrar pasaporte.

Los retenes policiacos diseñados para evitar los desplazamientos innecesarios y las unidades sanitarias desplegadas para identificar casos sospechosos del Covid-19 entre los trabajadores fronterizos han desaparecido, al igual que los alambrados metálicos y los contenedores de acero puestos en los puntos más remotos con la intención de evitar los cruces indebidos.

A lo largo de la ruta norte-sur sólo quedan algunos rastros de lo que fueron las horas más oscuras del mayor logro del proceso de integración europea. En el paso fronterizo entre el cantón suizo de Tesino y Lombardía, debajo del gran espectacular que dice: "Bienvenidos a Italia", queda por retirar completamente los diques de hormigón que fueron usados para bloquear el paso; algunos obstáculos están en posición que permiten la libre circulación, otros simplemente fueron colocados a un costado.

La zona Schengen comenzó a resucitar a partir del 15 de junio. El proceso ha sido lento, inició con el compromiso de suprimir los controles terrestres fronterizos por parte de unos 20 de sus 26 miembros. A partir de esa fecha, poco a poco más países se han ido sumando a la "burbuja sanitaria".

España, uno de los mayores destinos turísticos del vacacionista europeo de verano, se adhirió el 21 de junio, al mantener cerrada sólo la frontera con Portugal, hasta el 1 de julio. La administración del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, concluyó que el nivel de riesgo en Madrid y Barcelona es el mismo que en Ámsterdam y Berlín, por lo que resultaba innecesario seguir impidiendo la movilidad de las personas. Noruega ha comunicado que considera restricciones hasta el 13 de agosto, mientras que Dinamarca mantendrá el cierre de sus fronteras hasta el 12 de noviembre, con posibilidad de extender el plazo de ser necesario.

Si bien hay una sensación de regreso a lo habitual, a lo largo de los mil 300 kilómetros que separan la zona costera de la provincia belga de Flandes Occidental de la región italiana de Emilia-Romaña, queda claro que el enemigo que fragmentó la unidad europea, llevándolos a declarar la política "primero yo y luego el vecino", no ha sido vencido. El recordatorio es reiterado y constante.

Tenemos test

Al entrar a suelo luxemburgués una pantalla de información carretera recibe al viajero con: "Dudas sobre el coronavirus, llame al (…)". El pequeño y rico país europeo se preparó a la era de convivencia con el coronavirus con una campaña inédita en suelo comunitario y que consistió en examinar a toda la población en un plazo aproximado de un mes, es decir, 20 mil exámenes diarios para cubrir a 600 mil habitantes y 200 mil trabajadores fronterizos. La operación involucró 17 laboratorios y fue realizada a partir de mayo bajo el criterio voluntario, tuvo un costo de 40 millones de euros, una cifra modesta para la nación con el PIB per cápita más alto de toda la Unión Europea.

"Esto nos convierte en el primer país del mundo en tener una visión completa del número de ciudadanos infectados", dijo en su momento el ministro de Investigación, Claude Meisch.

La ciudad industrial alemana de Saarbrücken acoge al conductor con un enorme mensaje electrónico en el que se lee "tenemos test de coronavirus, hágase la prueba".

La recomendación no es ninguna casualidad, Alemania ha realizado más pruebas de coronavirus que ningún otro socio de la Unión (excluyendo a Reino Unido que se encuentra en proceso transitorio del Brexit), por encima de las 5 millones. Su programa ha recibido elogios de instancias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, al igual que su tasa de mortalidad de coronavirus, relativamente baja en comparación con otros países de tamaño semejante.

A lo largo del circuito de la urbe francesa de Estrasburgo, separada de Alemania por el río Rin y sede del Parlamento Europeo, el llamamiento al ciudadano a través de monitores electrónicos es insistente: "Si te proteges, nos proteges". Va en sintonía con el discurso dirigido a la nación el 14 de junio por el presidente francés, Emmanuel Macron. Recalcó que el levantamiento del encierro no significaba que el virus había desaparecido.

"Tendremos que vivir con él durante mucho tiempo, respetar las reglas de la distancia física, vigilar la evolución de la epidemia para prepararnos en caso de que regrese con más fuerza", aseguró.

En el punto aduanero suizo de Basilea, el pago de peaje anual va acompañado de un folleto que detalla las nuevas reglas de comportamiento en la Confederación. Ahí se describen las normas que poco a poco se vuelven rutina: guardar distancia, usar tapabocas si no es posible mantener la distancia, trabajar de preferencia desde casa, no saludar de mano y toser al interior del codo.

Hasta ahora, la lucha contra la pandemia ha marchado relativamente bien en Suiza, pero de acuerdo con el jefe del grupo de trabajo científico federal dedicado al Covid-19, Matthias Egger, está cometiendo el error de abrirse demasiado rápido.

El epidemiólogo sostiene que los casos infecciosos están aumentando, de una media de 12 a 22 diarios en las últimas semanas, y advierte que existe el riesgo de que se disparen por el levantamiento acelerado de las restricciones. El 22 de junio, la próspera nación europea entró a su cuarta fase de relajación gradual de las medidas contra el coronavirus, al permitir reuniones de hasta mil personas.

"Suiza no está lista para el regreso completo a la normalidad", advirtió Egger en declaraciones a medios locales.

No pares

Al acceder a Italia por Como, se muestran carteles que aconsejan quedarse en casa si se tiene algún malestar o ponerse en contacto con el médico o urgencias en caso de sospechas de infección por el Covid-19.

Pero ante todo, al llegar a lo que fue el mayor centro de infección por coronavirus fuera de China, lo que prevalecen son los consejos insistentes de conocidos, amigos y familiares: "Por ningún motivo pares en Lombardía, ni siguiera a cargar gasolina".

Entre los italianos de la región de Emilia-Romaña, Lombardía dejó de ser la rica y próspera región a la que todos quieren ir. Ahora es vista como la "zona roja" que todos quieren evitar, como el Chernóbil de Italia.

"Ni de broma me paro por allá. Todo lo que es Milán y sus alrededores siguen con el problema del Covid", dice el panadero Marco Balzani.

Lombardía es considerada el foco inicial de la pandemia en Europa y fue criticada en varias capitales europeas por subestimar la amenaza con irresponsables anuncios publicitarios diciendo que Milán no paraba.

También desatendió el riesgo que suponía el retorno de trabajadores chinos tras celebrar en su país el Año Nuevo, así como ignoró el peligro que representaba para los países de origen el retorno de las personas que vacacionaron en sus localidades de esquí.

En el reporte del 21 de junio, Italia registró 224 casos positivos, de los cuales 128 en Lombardía, es decir, 57% del total de casos nuevos nacionales. De los más de 20 mil 972 contagios positivos vigentes para esa fecha en todo el país, la región altamente industrializada contabilizaba 13 mil 843, y de las 34 mil 634 defunciones nacionales, acumulaba 16 mil 570. Ninguna otra zona ha sido tan golpeada. La segunda más afectada era la entidad colindante de Piamonte, muy a la distancia con 2 mil 13 casos y 4 mil 51 muertes, seguida por Emilia-Romaña con mil 172 y 4 mil 231, respectivamente.

Son diversas las versiones urbanas que circulan en las comunidades nororientales italianas para explicar la tragedia lombarda. Unos dicen que es por tanta niebla, el clima húmedo y el frío; otros acusan que fue porque no pararon, que pese al confinamiento obligatorio, allá prevaleció el interés económico y siguieron con sus actividades comerciales.

Los epidemiólogos sostienen que los niveles de contagio en Lombardía caen a ritmo más lento que el resto del país por factores diversos, como el haber contabilizado cifras iniciales récord de hasta 3 mil 200 casos en 24 horas, el gran número de personas en cuarentena y los tardados procedimientos para darlos de alta, y la aparición de brotes domésticos provocados por la dificultad de aislar a una persona positiva en el hogar.

Un estudio matemático elaborado por Andrea De Maria y Flavio Tonelli, profesores de la Universidad de Génova en enfermedades infecciosas y sistemas complejos, respectivamente, advierte que Lombardía corre el riesgo de una segunda ola de contagios por el Covid-19.

"Si hay tantos casos ahora que las temperaturas son altas, ¿qué pasará en otoño?", pregunta De Maria. Los cálculos desarrollados por el virólogo respecto al número total de muertes nacionales para finales de junio han sido acertados. Estimó entre 34 mil y 36 mil. Los tapabocas y las normas de distanciamiento social al parecer llegaron para quedarse por más tiempo del que muchos esperan.