Receptores y donantes renales desean conocer el estado de salud del otro

Por Kathryn Doyle (Reuters Health) - Una encuesta revela que a los donantes vivos de riñón y a sus receptores les gustaría compartir más información sobre la salud del otro antes del trasplante. Actualmente, el equipo médico debe informarles a los pacientes solamente qué riesgo tendrían de contraer el virus de la hepatitis o el sida, de acuerdo con el estudio publicado en Clinical Journal of the American Society of Nephrology. Pero los trasplantólogos no pueden compartir más información sin permiso de las partes, según explicó la autora principal, doctora Lainie Friedman Ross, del Centro MacLean de Etica Médica, University of Chicago. "La información sobre el donante sería muy importante para que el receptor decida si aceptará el órgano", señala con su equipo. "Al donante también le interesaría conocer mejor al receptor para decidir si le donará el órgano". En muchos casos, según dijo Ross, los candidatos a trasplante y sus donantes potenciales son familiares de primer grado. "Pueden hablar de lo que quieran y, a menudo, como sus vidas se cruzan, ya conocen esa información". Pero, formalmente, "los donantes no reciben información específica del receptor, solamente saben que 'están lo suficientemente saludables como para beneficiarse con el trasplante'", dijo Ross. Su equipo analizó las respuestas de una encuesta a 160 donantes potenciales o reales y a 76 receptores potenciales o trasplantados. Casi el 80 por ciento opinó que los donantes deberían acceder a la información de salud del receptor que podría influir en el éxito del trasplante, mientras que el 90 por ciento consideró que los receptores deberían conocer el estado de salud del donante. Donantes y receptores coincidieron en que el donante debería conocer el tiempo que el receptor estuvo en espera de un riñón, la expectativa de vida sin el trasplante y otras posibles complicaciones, como la adherencia al tratamiento, el tabaquismo o el consumo de alcohol. Más de la mitad de los receptores quería acceder a información sobre trastornos psiquiátricos o conductas sexuales de alto riesgo, mientras que pocos donantes deseaban conocerlo. La mayoría prefería que fuera el equipo médico a cargo del trasplante el que proporcione esa información. Pocos expresaron el interés en otras referencias, como los antecedentes penales, la sexualidad, la ocupación o la religión. Si el equipo médico rechaza a un donante potencial, tres de cada cuatro participantes opinó que el receptor no debería conocer el motivo. "Hay que proteger la privacidad del donante y respetar los derechos del receptor de conocer los riesgos que está asumiendo", dijo el doctor James Neuberger, consultor médico del Hospital Universitario de Birmingham, Reino Unido, y que no participó del estudio. "Todos los órganos son 'de segunda mano'", ya sea de un donante que murió o vive, y tienen sus riesgos, según aclaró. "Los pacientes esperan, con derecho, conocer esos riesgos", indicó. Pero aún los donantes vivos, que son familiares, no desean compartir todas las conductas de riesgo que tuvieron. Ross señaló que un peligro de ampliar la información que se comparte es que los donantes discriminen de acuerdo con ciertas conductas de los receptores, aunque no influyan en el tejido o la sobrevida del paciente. "Cuanto más sabe el donante, más posibilidad habrá de que decida no donar", dijo la autora. FUENTE: Clinical Journal of the American Society of Nephrology, 13 de agosto del 2015.