Crece el riesgo para la seguridad nacional ante una transición incompleta

WASHINGTON.- Bajo una lluvia torrencial, Donald Trump dejó la Casa Blanca y se mostró en público por primera vez desde que fue declarado perdedor de la elección presidencial para un acto oficial: una solemne ceremonia en el cementerio nacional de Arlington para conmemorar el Día de los Veteranos. Incólume, Trump se paró frente a la tumba del soldado desconocido, donde dejó una ofrenda floral, e hizo la venia dos veces, flanqueado por el vicepresidente, Mike Pence, sin nadie que los protegiera del diluvio.

La escena dejó una de las primeras imágenes de un presidente al que Estados Unidos y el resto del mundo ya ven de salida, pero que aún se niega a conceder su derrota o dar la luz verde a la transición de su gobierno al del presidente electo, Joe Biden , quien participó de otra ceremonia en Filadelfia.

El contundente rechazo de Trump a dar vuelta la página ha comenzado a generar preocupación en el país por los riesgos que puede abrir para la seguridad nacional.

Desde las elecciones, Trump ha diseminado acusaciones infundadas de fraude y ha lanzado una ofensiva legal en los estados donde perdió la presidencia para intentar impugnar los resultados, una cruzada en la cual expertos legales ven escasas o nulas probabilidades de éxito. Aunque Biden ya ha comenzado a trabajar en su futuro gobierno, el rechazo de Trump a su derrota le ha impedido comenzar a acceder a los informes diarios de los servicios de inteligencia, y ha impedido una cooperación entre sus colaboradores y los funcionarios de su gobierno.

Benjamin Gedan, quien estuvo involucrado en la transición del gobierno de Barack Obama al de Donald Trump dijo que, dados los desafíos que enfrentará Biden luego de asumir, "es fundamental que él y su equipo lleguen al Ala Oeste completamente preparados" ya que "no es momento para aprender en el trabajo".

"Dicho esto, el presidente electo descartará la política exterior de 'Estados Unidos primero' de Trump, por lo que los altos funcionarios de seguridad nacional tendrán menos que discutir con sus reemplazos que en una transición tradicional", indicó Gedan. Y agregó: "Además, el círculo íntimo de Biden incluye a exaltos funcionarios con vasta experiencia, que están familiarizados con las operaciones de la Casa Blanca, la coordinación interinstitucional y los desafíos políticos de Estados Unidos, incluso después de años privados de informes de inteligencia".

En Estados Unidos, las transiciones de un gobierno a otro son vistas por expertos como un momento de mayor vulnerabilidad por el enroque de figuras en el andamiaje de seguridad nacional del país. Este año se ha agregado el riesgo de un presidente que se muestra decidido a negar su derrota o a dar paso alguno para facilitar la transición. Y quizá nunca lo haga.

Otras transiciones políticas han quedado envueltas en crisis de seguridad nacional. La crisis de rehenes de Irán en la embajada de Estados Unidos terminó de encarrilarse en 1981 durante la transición de Jimmy Carter a Ronald Reagan. En 1993, el atentado al World Trade Center ocurrió poco después de que asumió Bill Clinton.

George H. W. Bush ordenó el envió de tropas a Somalia a fines de 1992, durante los últimos días de su presidencia. Barack Obama heredó dos guerras en marcha de George W. Bush: Irak y Afganistán. Y en su primera reunión con Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca, Obama dedicó gran trecho de la reunión a Corea del Norte, y se preocupó por enfatizarle a Trump que sería la principal amenaza de su presidencia.

Trump ha tejido vínculos con el Kremlin, Arabia Saudita, Turquía y otros gobiernos autocráticos que ahora esperan una relación más áspera con el próximo gobierno de Joe Biden. Y el próximo gobierno deberá lidiar con la pandemia del coronavirus y comenzar a pulir la hercúlea operación logística para distribuir las vacunas contra el virus aprobadas por el gobierno.

En medio de esa transición empantanada, el recuento de votos continúa. Biden amplió su ventaja respecto de Trump a más de cinco millones de votos en el voto popular,y los republicanos lograron asegurarse 50 bancas en el Senado, exactamente la mitad. De esa forma, la mayoría en la Cámara alta, clave para la gobernabilidad del futuro gobierno de Biden, estará en manos de las dos bancas que quedan por definir en una segunda vuelta en Georgia a principios de enero. Del resultado de esa elección dependerá en gran medida el margen de maniobra que tendrá el gobierno de Biden. Las autoridades de Georgia anunciaron que pondrán en marcha un recuento a mano de todos los votos de la elección presidencial.

Una encuesta de The Economist y YouGov reveló que el esfuerzo de Trumo por quitarle legitimidad a la elección parece haber dado resultado. El sondeo reveló que entre quienes votaron por Trump, el 86% dijo que Biden no ganó legítimamente, y cuando se le preguntó si Trump debería conceder su derrota, ocho de cada diez votantes suyos dijeron que no.

(VIDEO) ¿Qué puede ocurrir si Trump se niega a dejar la Casa Blanca?