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Las razones de la “soledad” argentina en la región: impericia, contradicción e ideología

Alberto Fernández
Captura de TV

“Queremos ayudar a la Argentina, y que siga perteneciendo a Occidente, pero tienen amigos como Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Irán, Cuba, Rusia y China. Si ellos son de River, yo prefiero ser de Boca”. La reflexión, con apelación a la jerga futbolera pero también con mucha ironía, salió días atrás de boca de un importante representante diplomático europeo en Buenos Aires. Sirve el mensaje para graficar la percepción que, en muchas capitales lejanas (y también cercanas), se tiene de la política exterior del gobierno de Alberto Fernández.

Reforzó esa mirada, y también la confusión, la postura que Alberto Fernández fijó en lo relativo a las inéditas manifestaciones en Cuba en reclamo de mayores libertades y en rechazo al régimen de Miguel Díaz-Canel. “No conozco exactamente la dimensión del problema de Cuba, pero terminemos con los bloqueos”, dijo el Presidente en radio 10.

La cercanía, o al menos la “comprensión” con países acusados de violaciones a derechos y garantías fundamentales, la falta de coordinación con los países vecinos y la existencia de posturas a veces contrapuestas en el seno del mismo gobierno explican, para analistas y miembros de la oposición, la derrota en la votación de la semana pasada por la presidencia de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina). Ese revés se suma al de hace casi dos años por la presidencia del BID y la expuesta soledad argentina ante sus socios del Mercosur, en el debate del jueves y centrado en la baja de aranceles y la flexibilización de acuerdos con terceros países, el primero propuesto por Brasil, el segundo ya anunciado por Uruguay.

“La relación de fuerzas, evidentemente, no nos favoreció”, se lamentaron desde Cancillería luego de la votación de la CAF en México, que entronizó al colombiano Sergio Díaz Granados como nuevo presidente y obligó a Christian Asinelli, el candidato del Gobierno, a conformarse con una vicepresidencia y la apertura de una oficina en Buenos Aires. Si bien desde la Casa Rosada hablaron de una “decisión consensuada” y minimizaron la derrota, Asinelli había asegurado que sería el próximo titular de la entidad y parte del Gobierno suscribía su optimismo. Brasil y Uruguay, al igual que el jueves pasado durante la plenaria del Mercosur, se pararon en la vereda opuesta, y apoyaron al candidato colombiano.

“Los culpables no son los candidatos, sino el gobierno que representan”, afirmó un referente diplomático opositor luego de esa votación, cargando las tintas en el sistema de alianzas de un Gobierno que se muestra más cómodo con la Bolivia de Luis Arce (a quien apoyó en la reciente denuncia por presunta entrega de material militar desde el gobierno de Mauricio Macri), el mexicano Andrés Manuel López Obrador o con ex mandatarios como el ex presidente de Brasil Luis Inacio Lula da Silva, que con sus socios naturales de la región actualmente en el poder.

“Se ha perdido, en la región, la idea de que es importante coordinar la política exterior, algo que sí existía en tiempos de la Unasur. Se privilegia la ganancia doméstica de corto plazo más que los interese del país”, afirmó a LA NACION el analista Gabriel Puricelli, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas.

Para Puricelli, “el Gobierno ha cometido muchos errores, como pasar a pérdida su vínculo con Brasil y Uruguay y no cuidar relaciones como la del actual gobierno de Perú”, un voto que definió la reciente elección de la CAF. “Además, en el Exterior se percibe la falta de unidad de concepción en el Frente de Todos. Nicaragua, por caso, puede ser apoyada por Argentina en la OEA y cuestionada en la sede de la ONU en Ginebra”, reflexionó el sociólogo.

En tren de marcar diferencias, desde la oposición se señala el “océano” que separa al embajador argentino en Washington y cercano al Presidente, Jorge Arguello, del representante argentino en la OEA, Carlos Raimundi, alineado con el kirchnerismo duro. “Una política internacional es exitosa en la medida que cosecha prestigio. Vamos en el camino contrario, con votos tan exóticos como los que se dieron en los casos de Venezuela o Nicaragua”, dijo a LA NACION Facundo Suárez Lastra, diputado por la UCR y vicepresidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de diputados.

Tensiones en el Mercosur

La disparidad de criterios también quedó reflejada en la relación con los socios del Mercosur. Mientras el embajador en Brasilia, Daniel Scioli, trajinaba los despachos más importantes para morigerar las posturas de Jair Bolsonaro y acercar a las partes, desde Balcarce 50 se insistía en que “no hay razones” para un encuentro cara a cara, que no se han visto de modo personal desde que ambos gobiernan. “¿Para qué? Bolsonaro está en campaña”, afirmaron cerca de Fernández, en relación a las elecciones de Brasil del año próximo, en la que el exmilitar buscará su reelección, mientras el Gobierno apuesta a la resurrección electoral de Lula, al igual que a la asunción de dirigentes “afines” en Chile y Colombia, que celebrarán sus comicios en los próximos meses.

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Con Uruguay, en tanto, ocurre algo similar: se acusa al presidente Luis Lacalle Pou de querer a toda costa un acuerdo de libre comercio con China y de sostener “posturas ideologizadas”, un término que también utilizan desde a otra orilla del río de la Plata para calificar al “proteccionismo” argentino en su negativa a bajar aranceles y circunscribir los acuerdos con otros países sólo a aquellos que cuenten con el “consenso” del bloque común.

“Argentina es la que más que tiene para perder si dejamos de negociar juntos y se diluyen las preferencias intrazona por acuerdo individuales de algunos socios con terceros. El problema es no prestarse a entablar negociaciones con terceros para potenciar nuestra inserción en el mundo y darle más oportunidades a nuestros productos y servicios, ahí está el fondo del problema y en eso el actual gobierno es responsable”, finalizó Suárez Lastra.