Rastreo de contactos falla en repunte del virus en Barcelona

BARCELONA (AP) — Cuando su centro de salud dijo a Sonia Ramírez que había dado positivo en coronavirus, esperaba que le preguntaran por las personas con las que había tenido contacto estrecho reciente.

En su lugar, como a muchos españoles en la región nordeste de Cataluña, le tocó a ella avisar a familiares, amigos y compañeros de trabajo de que podrían haberse visto expuestos en medio de una nueva oleada de contagios.

“No me preguntaron con quién he estado”, dijo Ramírez, de 21 años, que trabaja como limpiadora en la zona de Barcelona. “Pensé que me iban a preguntar, pero qué va, ni si había trabajado, y estaba trabajando, claro”.

El virus está repuntando en algunas partes de España, y parece que Cataluña y otras regiones no están adecuadamente preparadas para rastrear los nuevos contagios, lo que se supone debería ser un sistema de detección temprana para frenar los nuevos brotes e impedir una nueva oleada de casos.

España impuso tres meses de confinamiento a principios de año y contuvo una devastadora primera ola de infecciones que dejó al menos 28.000 muertos. Cuando mejoró la situación en mayo y junio, el gobierno central cedió a la presión de la oposición conservadora del país y del gobierno regional de Cataluña, de tendencia independentista, y devolvió el control de la sanidad a las comunidades autónomas.

Ahora, Barcelona y una zona agrícola también en Cataluña se han convertido en las áreas más afectadas por el repunte del virus.

Ramírez cree que le contagió su novio, que se había infectado unos días antes. Cuando ella dio positivo, el centro de salud le dijo que se pusiera en aislamiento durante dos semanas, y recibe llamadas cada dos días para comprobar cómo se encuentra.

En más de una semana desde que dio positivo, ningún trabajador sanitario les ha preguntado ni a Ramírez ni a su novio por sus contactos en las dos semanas previas a mostrar síntomas, como indican las recomendaciones de salud pública.

Cataluña lidera las 19 regiones del país con 9.600 casos nuevos confirmados desde el 10 de mayo, y su tasa de crecimiento se ha multiplicado más que por dos en las últimas tres semanas, según el Estudio Nacional de Epidemiología español.

El estudio concluyó que de media, Cataluña sólo rastrea hasta dos contactos y detecta menos de un contagio nuevo por caso, las cifras más bajas del país. Los expertos dicen que de media, cada persona infectada pasa el virus a otras tres personas.

“Estamos viendo un aumento de los casos y de los contagios comunitarios que nos preocupa”, dijo el domingo a Catalunya Ràdio el doctor Jacobo Mendioroz, epidemiólogo a cargo de la gestión catalana del virus. “El sistema de rastreadores de contactos aún puede mejorarse. Ahora tenemos 300 rastreadores y vamos a añadir otros 600 pronto”.

El Departamento catalán de Salud no respondió a varias peticiones de The Associated Press pidiendo comentarios de Mendioroz u otro funcionario sobre los fallos en el rastreo de contactos, también recogidos en medios locales y que han provocado quejas de alcaldes.

“Este es el principal problema: el virus está siendo más rápido que nuestras medidas de control”, dijo el doctor Joan Caylà, epidemiólogo retirado y que estableció la unidad barcelonesa de rastreo de contactos en la década de 1980.

Caylà cree que Cataluña debería haber reforzado su equipo permanente de rastreo de contacto a 1.500 profesionales formados hace aproximadamente un mes, cuando el virus aún estaba en remisión.

“Habría costado mucho dinero, pero habría compensado porque las consecuencias van a ser mucho más costosas”, dijo. “Esto es una carrera contrarreloj”.

Se suponía que los rastreadores de contactos debían tener como refuerzo a 120 trabajadores de un centro de llamadas privado contratado por el gobierno catalán, según medios por 17 millones de euros. Ante las críticas de personal sanitario que denunciaban que no se había dado formación adecuada a los trabajadores, el gobierno ha reducido su labor a llamadas para comprobar el estado de los pacientes en aislamiento voluntario.

Debido al brote en Cataluña, las autoridades han reinstaurado varias restricciones. Cataluña fue la primera región en hacer obligatorio el uso de mascarillas en espacios públicos al margen de la distancia entre personas. Después aisló una zona rural con 210.000 personas en torno a la ciudad de Lleida, y prohibió las reuniones de más de 10 personas en Barcelona, además de pedir a la gente que limitara sus salidas.

Aun así, las playas de Barcelona estaban abarrotadas el domingo, y los jóvenes parecían hartos de las recomendaciones de distanciamiento social.

Debido a reparos sobre la privacidad, España se ha centrado en equipos humanos para rastrear los contagios en lugar de en apps para celulares que avisan a los usuarios de que podrían haberse visto expuestos al virus.

Inglaterra reclutó a unos 25.000 rastreadores, pero los datos indican que el número de personas localizadas y a las que se pidió que se aislaran ha ido cayendo desde el inicio del programa en mayo.

Italia no ha tenido quejas importantes sobre sus rastreadores de contacto, aunque ha apostado por una app que poca gente se ha descargado.

Una vez más, se está pidiendo al personal sanitario español, que durante el brote de primavera sufrió las peores tasas de contagios del mundo, que asuma la tarea de identificar a los contactos.

“(La atención) primaria tiene muy claro cuál es su rol y desde el principio ha estado allí al pie del cañón”, dijo la doctora Rocío Moreno, que coordina varias clínicas en una zona del aérea de Barcelona donde hay un importante foco de infecciones.

“Es el propio equipo de atención primaria, enfermeros, médicos, trabajadores sociales, quienes hacen las propias llamadas", dijo Moreno, señalando que su personal ha tenido que dejar casi todas sus otras tareas para centrarse en los casos de COVID-19.

El enfermero Raúl Martín rastrea contactos desde su clínica porque él y sus colegas dicen que los rastreadores están sobrepasados. Cuando habla con pacientes, le dicen que nadie se ha puesto en contacto con ellos para preguntar por sus contactos, dijo.

Su mayor temor es otra gran oleada de casos.

“Si viene una segunda ola que fuera como la primera (...) el sistema no lo soportará”, dijo Martín. “Igual tenemos más (equipos de protección) y tenemos todas las medidas de protección personal, pero (los trabajadores) dudo que podamos afrontar jornadas de 12 horas con pacientes COVID de modo continuo y ver morir a personas solas, personalmente no lo soportaría".

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Los periodistas de Associated Press Aritz Parra en Madrid, Sylvia Hui en Londres y Frances D’Emilio en Roma contribuyeron a este despacho.