Los 3 rasgos de personalidad que predicen cuánto vivirás
“Al envejecer, la salud y la longevidad dependen en un 25% de aspectos físicos y en un 75% de aspectos conductuales”, afirmó la psicóloga Rocío Fernández-Ballesteros, quien se ha dedicado durante décadas a investigar el envejecimiento. Esas cifras pueden variar, ya que la salud depende de un entresijo de factores bio-psico-sociales, pero no cabe duda de que nuestras decisiones, comportamientos, actitudes, pensamientos y emociones no solo influyen en nuestra calidad de vida, sino que también determinan cuántos años viviremos.
¿Cómo es la “personalidad longeva”?
A finales de la Edad Media los alquimistas buscaban el elixir de la larga vida mezclando diferentes sustancias que, según se dice, le costaron la vida a más de uno. Ahora los científicos buscan el secreto de la longevidad escrutando nuestros genes, estilo de vida y personalidad. De hecho, desde 1990 empezaron a hacer referencia a una “personalidad longeva”.
Investigadores del Instituto Metropolitano de Gerontología de Tokio también se preguntaron si las personas longevas comparten algunas características de personalidad. Evaluaron a 70 centenarios que mantenían sus funciones cognitivas intactas y a 1 812 personas con una edad comprendida entre los 60 y 84 años. Todos se sometieron a un test de personalidad a través del cual se analizaron los cinco rasgos principales: estabilidad emocional, extraversión, apertura a nuevas experiencias, amabilidad y responsabilidad.
Estos investigadores concluyeron que existen 3 rasgos de personalidad vinculados a la longevidad:
Responsabilidad. Esta característica describe a una persona autodisciplinada, concienzuda, cuidadosa, eficiente, ordenada, minuciosa, planificada, confiable y centrada en sus objetivos, por lo que no es extraño que un metaanálisis anterior realizado en la Universidad de Illinois haya descubierto que las personas responsables tienen una mejor salud, realizan más ejercicio físico de manera regular y son menos propensas a desarrollar hábitos dañinos como beber y fumar en exceso. Esto sugiere que las personas más responsables cuidan mejor su salud, por lo que podrían vivir más. De hecho, otro estudio publicado en la revista Psychosomatic Medicine comprobó que las personas más responsables vivían un 27% más que aquellas que puntuaban bajo en este rasgo, lo cual se traducía en dos o tres años más de vida.
Extraversión. Las personas más extravertidas, aquellas que disfrutan de la compañía de los demás, se desenvuelven bien en los contextos sociales y se interesan mucho por lo que sucede a su alrededor, también suelen ser más optimistas y tienen una mayor autoeficacia, o sea, confían en sus capacidades para lograr los resultados deseados, todo lo cual contribuye a reducir el impacto del estrés y sus efectos nocivos sobre la salud física y mental. Un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences también descubrió que las personas extravertidas suelen buscar ayuda con más facilidad, de manera que suelen construir una buena red de apoyo social que les permite lidiar mejor con la adversidad.
Apertura a las nuevas experiencias. Este rasgo de la personalidad se refiere a la búsqueda activa de nuevas experiencias enriquecedoras. Estas personas no son grandes amantes de la rutina sino que prefieren la novedad, suelen cultivar una amplia fama de intereses y tienen una mayor imaginación, sensibilidad y curiosidad intelectual. De hecho, un estudio anterior realizado en la Universidad de Georgia había comprobado que las personas activas y con una gran imaginación suelen tener una esperanza de vida más larga. Es probable que este rasgo de la personalidad les ayude a afrontar de manera más positiva las pérdidas propias de la edad avanzada, de manera que estas personas no se sumergen en la depresión y la soledad sino que buscan otros motivos de satisfacción que les generen emociones positivas.
El rasgo de personalidad que acorta nuestra esperanza de vida
Más allá de los rasgos de personalidad “protectores”, los estudios también coinciden en que existe una característica muy dañina a largo plazo: la inestabilidad emocional. El neuroticismo, como se llamaba anteriormente a este rasgo de personalidad, implica una inestabilidad e inseguridad emocional que suele acompañarse con niveles elevados de ansiedad o depresión, como reveló un estudio de la Universidad de Colorado, preocupaciones excesivas y pensamientos negativos recurrentes.
De hecho, otro estudio publicado en The Journals of Gerontology Series B Psychological Sciences and Social Sciences reveló que el neuroticismo prácticamente duplica el riesgo de muerte, en comparación con las personas que tienen una buena estabilidad emocional. Otro análisis publicado en la revista World Psychiatry asoció el neuroticismo con una amplia gama de enfermedades físicas, como los problemas cardíacos, deficiencias del sistema inmunitario y asma.
¿Por qué la inestabilidad emocional es tan dañina para nuestra salud?
El neuroticismo es tan dañino porque implica una incapacidad para gestionar asertivamente las emociones, de manera que estas toman el mando, provocando un estado de hipersensibilidad emocional continuo. Las personas inestables emocionalmente suelen interpretar las situaciones ordinarias como amenazantes, se frustran con facilidad o se sienten abrumadas por los pequeños problemas de la vida cotidiana. Por eso están permanentemente alertas, sometidas a un elevado nivel de estrés que termina pasándoles factura a nivel físico y psicológico.
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La buena noticia es que los rasgos de personalidad no están grabados con fuego. Podemos aprender a lidiar mejor nuestras emociones, dominar técnicas de gestión del estrés, abrirnos más a las nuevas experiencias y desarrollar una actitud más consciente ante la vida.