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La rapidez de Esperanza Aguirre al notar los síntomas de su marido

Fernando Ramírez de Haro, el marido de Esperanza Aguirre, se recupera en el hospital de un ictus ante el que su mujer ha reaccionado con rapidez. La expresidenta de la Comunidad de Madrid entre los años 2003 y 2012 ha contado que fue ella misma quien decidió trasladar a su marido al centro sanitario y que fue estando allí cuando sufrió este infarto cerabral por el que se mantiene todavía en observación ya que así lo manda el protocolo. "Le dio un mareo, la enfermera le tomó el pulso y vio que tenía 41, así que llamó al Samur, pero ellos le dieron el alta. Yo pensé que 41 era poco y le llevé al hospital, donde al cuarto de hora de llegar le dio el ictus", ha explicado la expolítica, quien se muestra serena y tranquila a pesar de que solo puede comunicarse por teléfono con el conde de Bornos puesto que no están permitidas las visitas a causa de la situación sanitaria.

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Este no es el único susto que se lleva la familia en los últimos meses. Cabe recordar que a comienzos de año, tanto Esperanza como Fernando -de 68 y 70 años, respectivamente- estuvieron ingresados durante prácticamente una semana en el hospital madrileño Fundación Jiménez Díaz tras dar positivo en coronavirus. Al regresar a su domicilio, la que fue primera presidenta del Senado entre 199 y 2002, participaba mediante una videollamada en El programa de Ana Rosa, donde reconocía que aún tenía algún síntoma como tos pero que se encontraba mucho mejor y su marido, que estuvo "más grave", también estaba recuperado afortunadamente. En esa conversación, además de dar las gracias a todos los sanitarios que les ayudaron, Aguirre reconoció que ella había sentido dolores por el cuerpo como si le hubiese pasado por encima un camión, pero que lo que realmente le había preocupado era la neumonía del padre de sus dos hijos.

María Teresa Campos, otra muestra de la importancia de la rapidez en las enfermedades cardiovasculares

La rápida decisión de Aguirre de llevar a su marido al hospital recuerda mucho a las palabras que María Teresa Campos pronunció en 2017 al ser dada de alta tras sufrir la misma enfermedad cerebrovascular que le aristócrata. Entonces, la presentadora agradecía la rapidez de sus 'ángeles de la guarda', las personas que trabajan con ella, quienes se dieron cuenta de que presentaba síntomas de isquemia y la llevaron a urgencias en vez de esperar a que llegase una ambulancia. "Cuando me sentí mal, hubo personas que me atendieron, una de ellas María. Hice una campaña sobre el ictus en Mediaset y Gustavo -su chófer- se dio cuenta de que yo tenía una de las cosas que dije en esa campaña. Eso fue lo que hizo que yo esté aquí hoy. Parece que no me ha pasado nada, aunque me ha pasado mucho", decía.

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Días antes de recibir el altar, durante una visita, su hija mayor, Terelu Campos, daba las gracias entre lágrimas de emoción a los empleados del hogar de su madre. "Su rápida reacción permitió aplicarle un tratamiento que solo es efectivo en las primeras horas del accidente vascular. Si ellos han significado mucho siempre para nosotros, ahora son nuestros héroes", alababa.