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Rajoy se aferra a su hoja de ruta electoral

Tras el varapalo recibido en las urnas en mayo, algunos compañeros de Mariano Rajoy en el PP le sugirieron que no se presentara a las elecciones generales. En la foto, el presidente de Gobierno Mariano Rajoy en una cumbre bilateral con Polonia en el Palacio de la Moncloa el 16 de julio de 2015. REUTERS/Andrea Comas

Por Julien Toyer MADRID (Reuters) - Tras el varapalo recibido en las urnas en mayo, algunos compañeros de Mariano Rajoy en el PP le sugirieron que no se presentara a las elecciones generales. "Es a ti a quien tienen que preocupar más los resultados de las elecciones", le advirtió un alto cargo del partido en una reunión de crisis el 25 de mayo, según dos fuentes presentes en la sala. El día anterior, el Partido Popular sufrió una pérdida de casi 2,5 millones de votos, una debacle que le ha costado muchos de sus bastiones municipales y regionales, en muchos casos con pactos entre otras formaciones políticas unidas en su contra. Los resultados pusieron de relieve lo que muchos le dicen a Rajoy en el partido desde hace meses: el PP ha empezado ya a pagar la factura política de las políticas de austeridad que han aplicado su Gobierno al igual que muchos otros países de Europa. Pese a la mejora de la economía, la recuperación está tardando más de lo esperado en sentirse en la calle y cada vez hay más votantes que ven en Podemos y Ciudadanos una solución a sus problemas. No es de esperar que esta tendencia se invierta de aquí a las elecciones generales de fin de año. En el encuentro, dirigentes del PP instaron a Rajoy a reaccionar antes de que sea demasiado tarde, introduciendo cambios en el Gobierno y el partido y dedicando más atención a las políticas sociales que pide a gritos la sociedad tras siete años de crisis. Dos meses más tarde, sin embargo, pocas cosas han cambiado. Sí, el PP ha renovado su comunicación poniendo caras más jóvenes y modernizando su logo. Además, el Gobierno ha empezado a suavizar algunas de sus políticas de austeridad, por ejemplo revirtiendo parcialmente las subidas de impuestos de principios de mandato, devolviendo una parte de la paga extra retirada a los funcionarios en 2012 o poniendo en marcha una leve rebaja de la factura de la luz. Pero el mensaje, al igual que el liderazgo del partido, no ha sufrido ningún cambio. La crisis de gobierno, sugerida por el propio Rajoy, tampoco llegó nunca. Al igual que en 2004 y 2008, cuando logró sofocar una rebelión interna en el partido, Rajoy ha optado una vez más por no cambiar la estrategia de perseverancia y aguante que le han dado tan buenos frutos a lo largo de una trayectoria política que le ha llevado desde su puesto de registrador de la propiedad a la dirección del país. En el mantra político que lleva varios meses repitiendo, ha decidido fiarlo todo a una recuperación económica que, según él, ha sido propiciada por sus reformas estructurales y recortes presupuestarios y pronto llegará al grueso del electorado. "FALTA AGRESIVIDAD" Si bien el empeño del presidente del Gobierno en no cambiar nunca de equipo o estrategia a mitad del partido ha sido una apuesta ganadora en múltiples ocasiones, en esta ocasión la opción lleva aparejada multitud de riesgos, empezando por el desapego hacia su propia persona incluso en las filas del PP. Según un sondeo publicado la semana pasada, Rajoy había perdido el apoyo de un 40 por ciento de los 11 millones de personas que le votaron en las elecciones generales de 2011. Leandro Fernando, un pensionista de Valencia que ha sido simpatizante del PP desde 1983, dice estar decepcionado por las políticas del partido y no sabe aún si volverá a votarle esta vez. "A Rajoy le falta agresividad", dice. "Con él nos hemos alejado demasiado de lo que es nuestro programa político". A las cuestiones económicas y de liderazgo se añade la sombra de la corrupción. A pesar de haber aprobado el año pasado dos leyes sobre financiación de partidos y conflictos de intereses en el Gobierno, muchos dentro y fuera del PP le reprochan la tibieza con la que ha respondido a los numerosos casos de corrupción que han salpicado al partido hasta el más alto nivel. El veredicto de los votantes hasta la fecha ha sido inapelable. Tanto en las elecciones europeas del año pasado como en las autonómicas y municipales de mayo, el PP cosechó su peor resultado desde principios de los noventa. "YO NO QUIERO VOTAR A ESTE PARTIDO POPULAR" Frente a esta situación, el expresidente del Gobierno y anterior líder del PP José María Aznar lanzó el mes pasado unas inusuales críticas a Rajoy. "No hay electorados cautivos, no hay votos cautivos, ni siquiera el mío", dijo Aznar en una entrevista con el diario ABC. "El electorado le dijo al PP (en las elecciones europeas, andaluzas y las municipales) 'Yo no quiero votar a este Partido Popular'. No hay ninguna razón para que no se lo diga la cuarta vez, si no se produce una rectificación suficiente, clara y contundente en el Partido Popular'", dijo. De momento, los grandes beneficiarios son Podemos y Ciudadanos, que se afianzan como una opción política de calado en los sondeos. Teniendo en cuenta que cada una de estas dos formaciones podría captar entre un 15 y un 20 por ciento de los votos en las elecciones generales, no solo está totalmente descartada una nueva mayoría absoluta del PP, sino que también a Rajoy no le resultará fácil encontrar socios para un gobierno de coalición. El presidente de la consultora GAD3 Narciso Michavila dice que Rajoy se enfrenta a una dura batalla para recuperar votantes. La forma más efectiva de convencer al electorado es centrarse en la "recuperación social", dice, aunque es posible que sea ya demasiado tarde para recobrar el terreno perdido. "No hay ninguna duda de que (la recuperación) es una condición necesaria", dice Michavila, añadiendo que "ahora no será necesariamente una condición suficiente".