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"Quiero ser okupa": manual de instrucciones

Una vista del skyline de Barcelona con un edificio con el lema 'Okupa y resiste' (Getty)
Una vista del skyline de Barcelona con un edificio con el lema 'Okupa y resiste' (Getty)

"Ningún okupa va a echarte de casa. Tu banco y la policía, si", reza a modo de declaración de principios un grafiti en la fachada de un edificio del que acaba de ser expulsada una decena de 'inquilinos accidentales'. Se ejecuta un dictamen judicial contra un grupo de okupas en pleno centro de Barcelona.

El tono entre punitivo y sórdido de estas infrecuentes performances tiene reminiscencias a tiempos de quema de brujas o ajusticiamiento público de reos. La puesta en escena incluye muchedumbre, lideres improvisados y víctimas en histéricos despliegues tanto en el bando de los propietarios como el de los invasores.

Al movimiento okupa se le asocia - "por leyenda popular y difusión tergiversada"- con la pobreza, la delincuencia, la violencia y el consumo de drogas. Rebeka Guillén rechaza categóricamente esas etiquetas. Con 28 años, esta licenciada en historia del arte trabaja como educadora en proyectos de integración social y es activista okupa. "Creo en un modelo de convivencia alternativa que no tiene nada que ver con la violencia. Lo que empuja a la gente a okupar es la precariedad laboral y vital, el convencimiento de que con los sueldos miserables que obtienen nunca van a poder adquirir una vivienda".

Sostiene que hay una falacia en el mensaje que los medios de comunicación difunden casi a voz única: que los okupas son gente temible y muy violenta que le arrebata la casa a personas pacíficas y trabajadoras. "El problema no es tan simple, no se ajusta a la verdad, y lo que muestran es una parte por el todo". Y reitera que lo de la violencia "es completamente falso".

"Hay ocasiones en las que la gente no okupa por necesidad, sino por dar vida a espacios inutilizados.También es tendencia entre okupas la búsqueda, a veces desesperada, de un espacio de seguridad. Para ello corren riesgos extremos". Y cita el ejemplo de Andrea, un transexual de 24 años que no podía estar con sus padres y vivir a plenitud su identidad sexual e individual. "Ser okupa le permite ser quien es, tener una vida propia y ser lo que desea ser, sin tener que asumir lo que le imponen"

Según Rebeka, un okupa es una persona socialmente vulnerable, muy alejada del tópico de que va y le quita la casa a una familia o a una persona mayor. "La gente tiene la voluntad de tratar las cosas, de transformar los elementos en los espacios ocupados. Detrás de cada okupación hay relatos que van más allá de la anécdota y la política. Se okupan espacios vacíos, ociosos, propiedades de particulares, empresas u organizaciones bancarias que tienen esos espacios inutilizados. Hay gente que después de declararse la emergencia sanitaria por la covid 19 no puede pagar el alquiler. Los okupas damos respuesta a esta situación”, asevera.

Primer manual de Okupación
Primer manual de Okupación

Instrucciones para okupar

El movimiento okupa no es un fenómeno exclusivo de España. En los países anglosajones se les denomina squatters a los invasores de espacios ajenos. Ciudades como Londres, Manchester y Cardiff experimentaron oleadas de estas tribus urbanas en las décadas de los 70, 80 y 90 hasta que un cambio de las leyes en 2012 estableció la ilegalidad de la actividad.

En España, la ausencia de políticas de vivienda eficaces, los altos índices de desempleo y los vacíos en una legislación obsoleta han favorecido desigualmente tanto la especulación como la okupación.

Los aires por entonces novedosos del 15M y los titubeos de los gobiernos de turno han dado alas a la organización, consolidación e importancia del movimiento Okupa. En 2011 fue publicado en Madrid el primer Manual de okupación, declaración de principios de este fenómeno social, que a casi una década de su presentación alcanza ya varias reediciones y versiones: el más actualizado de estos manuales fue elaborado en Barcelona durante éste, el año de la pandemia.

La edición 2020, realizada por la Oficina para la okupación de Barcelona, arranca con una declaración de principios: "quien okupa tiene enemigos. Policías, jueces, políticos y los media, todos han apoyado la tortura y abusos tanto de okupas como de otrxs activistas" (sic).

El instructivo invita a que más gente siga okupando y a desarrollar tácticas y estrategias. "Okupa inteligentemente y si no sabes cómo, busca quién pueda ayudarte. Comunícate con otrxs okupas de la ciudad", reza la guía, que ofrece asesoría sobre aspectos legales: de qué pueden acusar al okupa, identificarse o no ante la policía; diferencias entre desalojos legales e ilegales y procesos judiciales más comunes.

También orienta sobre aspectos logísticos: cómo localizar casa, investigar sobre la propiedad, cómo organizar la acción, maneras de entrar, qué cerraduras instalar y cómo hacer barricadas en caso de asedio. Remata con sugerencias sociales sobre cómo mantenerse en el nuevo hogar y hacerlo habitable, cómo presentarse ante los vecinos y hasta un modelo de una carta dirigida al vecindario para aplacar hostilidades..

Uno de los aspectos más inquietantes de este prospecto de 'habitabilidad' sugiere investigar "si el propietario paga la contribución, si está dado de alta de la luz y el agua o cuándo estos suministros fueron dados de baja. Son datos que se consiguen en las oficinas específicas. Aunque es información privada, prueba a consultar en las compañías. ¡Imaginación al poder!".

Barcelona, capital okupa

Diversos medios de comunicación y el propio movimiento coinciden en señalar a Barcelona como la ciudad con el mayor número de okupaciones de Europa. Cataluña es, no en vano, la provincia más azotada por estas irregularidades inmobiliarias, registrando 2.644 denuncias, frente a las de Andalucía con 1.183 okupaciones y 657 de la región madrileña. Estos datos, suministrados por el Ministerio del Interior, corresponden al primer semestre de este año. Otros puntos de la geografía española donde estos hechos se incrementan son Zaragoza, Huesca, San Sebastián e Ibiza.

En España pueden darse diferentes situaciones legales dependiendo de quién es el propietario del edificio y de cómo y quién está interpretando o aplicando la ley (jueces, inmobiliarias, ayuntamientos, propietarios particulares). En esta diversidad de lecturas, poco ha hecho desde su entrada en vigor, el 6 de marzo de 2019, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), destinada a brindar más seguridad y garantías tanto a inquilinos como a propietarios y, consecuentemente, a desestimular la actividad okupa.

Por su parte, el Parlamento Catalán acaba de aprobar el pasado nueve de septiembre la propuesta de ley que establece la regulación en los precios de los alquileres. "Una victoria histórica del movimiento por la vivienda" según el Sindicat de Llogaters, un lobby inmobiliario cercano a la alcaldesa Ada Colau, que no niega su pasado okupa y manifiesta una condescendiente tolerancia hacia la tribu. La medida ha causado un previsible malestar entre los propietarios: desde la Asociación de Propietarios de Viviendas en Alquiler (ASVAL) opinan que limitar los precios no es una medida efectiva, sino que lo urgente frenar el incremento de los impagos de alquileres y que los casos de 'okupación' van en aumento desde que fue declarada la pandemia.

La decadencia que a día de hoy exhibe la ciudad de Barcelona es atribuible, según la opinión de especialistas, a la irrespirable atmósfera de enfrentamiento político que desde 2017 experimenta la sociedad catalana, al brusco frenazo en la actividad económica (que aún a día de hoy se mantiene en sectores decisivos como el turismo) y a las restricciones de movilización impuestas tras la alarma por la covid-19.

Mensaje de un okupa a un propietario

Las anécdotas, aisladas o en conjunto, también representan la lectura alternativa de esta "anomalía inmobiliaria". El texto que a continuación se reproduce ha tenido una difusión furibunda en las redes sociales. Se trata del mensaje que una pareja de okupas de un chalet con piscina ubicado en la localidad catalana de Blanes, dirige a su propietario:

"Hola, sólo deseo que se me contacte por e-mail. Mi mujer y yo hemos okupado este inmueble desde hace una semana. Nosotros mismos notificamos a las autoridades de nuestra presencia y parlamentado con el vecindario. Ya está todo en trámites legales y las autoridades son conocedoras de este acto. Les comento que para cualquier acto de increpar, violencia o actos amenazadores tanto de ustedes como del propietario serán notificados a las autoridades y a nuestro abogado. Dicho esto me pongo en contacto para que inicien cualquier trámite que sea necesario. Hemos rehabilitado la finca, limpiado y reparado los desperfectos sin actos de vandalismo. Si desean ponerse en contacto conmigo háganlo sólo por mail en horario de 14 a 17 o al número de teléfono .... Les propongo incluso llegar a un acuerdo económico si es preciso, pero nunca presencial. No vengan a molestarnos. No queremos tensiones.” Se despide con un cordial saludo...

Como respuesta a la reacción nula o ralentizada por parte de las autoridades y una legislación que ante los hechos de okupación no arropa al propietario, los afectados han decidido organizarse en brigadas antiokupa. Esta actividad filopolicial, que coquetea peligrosamente con el paramilitarismo (así sea desarmado), es uno de los pocos recursos efectivos que las sociedades afectadas han encontrado para mantener a raya la cantidad cada vez más frecuente de estos hechos. Según opinión de los propietarios agraviados, la okupación debe tipificarse urgentemente como delito. Si esto no ocurre, las brigadas vecinales, rondas urbanas y eventuales choques entre propietarios y okupas pasarán a ser algo más que hechos aislados. Por ahora, se trata sólo de paliativos que tienen el mismo efecto que pretender detener una hemorragia con una tirita.