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¿Quiénes son los miembros de Code Pink y por qué tomaron embajada de Venezuela en Washington?

Medea Benjamin, activista de Code Pink, intenta introducir comida a la embajada de Venezuela en Washington, el 2 de mayo de 2019 (AFP/Archivos | Ariela NAVARRO)
Medea Benjamin, activista de Code Pink, intenta introducir comida a la embajada de Venezuela en Washington, el 2 de mayo de 2019 (AFP/Archivos | Ariela NAVARRO)

Code Pink es una organización pacifista que sabe muy bien cómo manejar sus redes sociales para atraer atención y financiamiento a sus causas. Su última acción urgente tiene el objetivo de evitar una guerra en Venezuela.

Las acciones urgentes son usadas en el derecho humanitario para alertar a los ciudadanos de una situación violatoria de los derechos humanos y generar una respuesta inmediata en su defensa.

Pero la posición asumida por las cofundadoras de Code Pink, Medea Benjamín y Ariel Gold, al tomar la sede diplomática venezolana en la capital estadounidense ha enardecido a los venezolanos que consideran a Nicolás Maduro un dictador y a ellas unas invasoras.

Benjamín aseguró inicialmente a la prensa que no apoyaba de ningún gobierno y que con la toma de la embajada solo quería asegurar la paz del pueblo venezolano.

Sin embargo, varias fotos de 2006 revelan la afinidad de Medea con la revolución bolivariana pues aparece posando junto al predecesor de Maduro, Hugo Chávez.

Con los ánimos cada vez más caldeados, Gold publicó un video en @CodePink el 12 de mayo donde aclaraba todo los detalles sobre su permanencia indefinida en la sede del gobierno venezolano en Estados Unidos.

Invitación presidencial

El forcejeo entre los activistas de Code Pink y venezolanos-estadounidenses comenzó cuando el gobierno de Donald Trump decidió respaldar al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y retiró las credenciales diplomáticas de los representantes de Maduro.

Code Pink pensó que si Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Estados Unidos, tomaba la embajada de Washington, el gobierno de Maduro haría lo mismo en la sede estadounidense en Caracas. Eso podía ser considerado por Trump como un acto de guerra que terminaría en una invasión militar al territorio venezolano.

(Cortesía Media tool kit Code Pink)
(Cortesía Media tool kit Code Pink)

La solución que encontraron Benjamin y Gold fue crear el Embassy Protection Collective (Colectivo de Protección de la Embajada) y aceptar la invitación de los representantes de Maduro a mudarse al edificio, porque para ellas es el legítimo presidente de Venezuela.

“Somos un hermoso y maravilloso grupo de personas de diversos orígenes de todas partes del mundo. Durante el día trabajaremos desde el edificio. En las tardes realizaremos eventos educativos y culturales. En las noches dormiremos en el piso y en sofás para mantener una vigilia las 24 horas del día”, dijo Code Pink en una nota publicada el 27 de abril, día de la embajada.

Los muertos equivocados

En su campaña informativa sobre Venezuela, Code Pink dijo que unos 40.000 civiles habían muerto desde 2017 como resultado de las sanciones estadounidenses en Venezuela, pero no señalaron la fuente de las alarmantes cifras.

Entes no gubernamentales como el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) han afirmado que Venezuela es el país más violento del mundo. Los responsables no parecen ser la políticas económicas del Tío Sam, sino los alto índices de criminalidad sumada con una política de estado concebida para exterminar disidentes políticos y delincuentes sin ser enjuiciados.

Según el OVV en 2018 en Venezuela hubo 23.047 muertes violentas, lo que arrojó una tasa de 81,4 por cada 100.000 habitantes y colocó al país en la cumbre de donde hay fallecidos por violencia en el mundo. La cifra del 2017 fue aún peor, con 26.616 muertes violentas, para una tasa de 89 por cada 100.000 personas.

OVV-LACSO: Informe Anual de Violencia 2018 (Cortesía OVV)
OVV-LACSO: Informe Anual de Violencia 2018 (Cortesía OVV)

Amnistía Internacional dijo que entre 2015 y 2017 se registraron 8.200 ejecuciones extrajudiciales que nada tienen que ver con las sanciones estadounidenses, sino con una política de exterminio del gobierno de Maduro mediante las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional (FAES).

Pese a la discrepancia de las cifras de Code Pink con la realidad venezolana, los activistas organizaron una nutrida lista de actividades desde el lunes 29 de abril hasta el 6 de mayo, que incluyeron la contaminación causada por las bases militares estadounidenses en el extranjero, un acto de solidaridad a favor del fundador de WikiLeaks Julián Assange y una vigilia por el aniversario de la masacre ucraniana de Odessa, la situación en Palestina.

En sus principios de funcionamiento, Code Pink declara que no usará la violencia física o verbal hacia otras personas, que mantendrá una actitud de respecto, apertura y tolerancia hacia las personas que se enfrenten a sus acciones, que no destruirán propiedades y que no usan armas.

Pero la reacción de los activistas contrarios al régimen de Maduro obstaculizaron el cronograma del grupo pacifista. Un grupo de venezolanos con banderas rodearon el edificio y obstaculizaron el ingreso de alimentos y suministros a los ocupantes. Canciones, consignas y gritos con megáfonos dominaron el ambiente, aunque también se han registrado escaramuzas y detenidos.

Los activistas de Code Pink llaman a sus seguidores dentro y fuera de Washington a unirse a su campaña de defensa de la embajda de Venezuela contra las fuerzas de Donald Trump y Juan Guaidó (Foto Code PInk)
Los activistas de Code Pink llaman a sus seguidores dentro y fuera de Washington a unirse a su campaña de defensa de la embajda de Venezuela contra las fuerzas de Donald Trump y Juan Guaidó (Foto Code PInk)

La misma Gold relató que la empresa eléctrica local, “en conjunción con agentes del servicio secreto”, cortaron la luz el 8 de mayo y el 11 de mayo procedieron a cortar el agua para forzar su salida del edificio.

El embajador designado por Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio dijo que ya había realizado todas las acciones necesarias para recuperar la sede diplomática.

Periodistas venezolanos anunciaron la salida de 6 activistas el domingo, pero ni Code Pink, ni las autoridades venezolanas ni las estadounidenses han confirmado el desalojo absoluto del lugar. Pero al menos 8 tomistas permanecen en el lugar.

¿Pacifistas?

Los activistas de Code Pink se autodenominan pacifistas pero no son pasivos. Una de las manifestantes contra la ocupación de la embajada, Gabriela Febres, dijo a un medio digital que alguien se ha dedicado a identificarlos, conseguir información confidencial y divulgarla con el objetivo de “asustarlos”.

Code Pink dijo que sólo abandonará la embajada cuando Maduro logre una resolución pacífica a sus dificultades con el gobierno de Trump y llamó a sus simpatizantes a viajar a Washington para ayudar a proteger el edificio o a donar para financiar la acción de protesta.

El llamado de Code Pink ha sido firmado por unas 150 organizaciones políticas, sindicales y sociales. Para el sábado 18 convocaron una manifestación masiva frente al edificio diplomático.

Los venezolanos no tienen financiamiento, ni un plan de acción definido. Pero también aseguran que no desistirán hasta que las autoridades designadas por Guaidó puedan ingresar a la embajada para trabajar por la restitución de la democracia en Venezuela.