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¿Qué tanto sabes de exorcismo?

Gabriele Amorth / Foto: AFP
Gabriele Amorth / Foto: AFP

Por Héctor Osoriolugo / Ahora que ha muerto el exorcista más famoso de todos, quizá convenga asomarse a lo que es este rito para saber sus por qué, cómo, cuándo. Con una aclaración: aunque varias iglesias lo realizan, hablamos aquí del que practica la iglesia católica. No como toma de postura ni como pie de polémica, sino como mera exposición.

En efecto, murió hace unos meses el padre Gabriele Amorth, exorcista del Vaticano.

Un dato que salta a la vista enseguida, por el que lo descalifican de entrada los incrédulos, es que siempre aparece junto a su nombre el dato increíble de decenas de miles de exorcismos. Absurdo, aparentemente. No. No tanto. No es que combatiera al demonio de una infinidad de personas, sino que a un mismo poseso se le puede practicar varias veces el ejercicio, lo que vemos en el célebre caso real de Anneliese Michel, en Alemania. Y no vemos en “El exorcista”, donde hay un solo rito, además definitivo.

Por otra parte, puede ser que el mismo exorcista con todo y su experiencia practique este sacramental sin que el demonio esté presente en realidad, ignorándolo el clérigo, creyendo que sí lo está. Un error aparentemente, un exorcismo vano, sin embargo el padre decía que es la única manera de saber si sí o si no.

Hitler, poseído

El acreditado exorcista decía de Hitler que -por si algo le faltara- fue un poseído del demonio, que sus palabras y acciones eran de tal modo malas que sólo el demonio pudo producirlas. Y hacía una interesante precisión: que no era poseso propiamente, pues había una conformidad de parte de él, mientras que el poseído es una víctima, un inconforme con lo que le está ocurriendo.

Los familiares, científicos y ministros de culto –unas 7 personas en total- que acompañaron a la alemana Anneliese durante el año terrible de su presunta posesión, encontraron que la voz de Hitler era una de las diferentes voces que asumía la joven cuando se encontraba en el trance.

Cristo exorcista

Al comienzo de su ministerio, se presentó delante de Cristo un hombre preguntándole a gritos si venía contra ellos –así, en plural, siendo que se trataba de un sujeto solo-. Se deduce que estaba poseído. Jesús le ordenó callar y salir de la persona. Así ocurrió.

En otro momento, a un hombre poseso, que carecía de vista y habla, lo sanó. Sus enemigos, los fariseos, lo atribuían a que actuaba con el poder del diablo (!) Él en cambio les hacía ver de dónde venía su fuerza: del Espíritu santo, decía.

Otro caso es el de la curación de la hija de una mujer que sigue a Jesús rogándole que alivie de posesión a su hija, que ha quedado en casa. Jesús se desentiende repetidas veces, pese a la intercesión de los apóstoles. Finalmente la escucha, pero se sostiene en que no está para ella. Se puede decir que es el único caso en que Cristo discute de plano -pero con alguien que sí cree en su carisma- pues la mujer rebate uno a uno sus argumentos, hasta que, reconociendo su fe, le hace saber que su hija, a la distancia, ha quedado curada.

Exorcismo público

Gabriele Amorth llegaba a pugnar por que el exorcismo fuera público, como Cristo lo hacía. Al seguir así esta práctica se está enseñando a la gente de hoy la presencia del demonio en el mundo. Hubo incluso sacerdotes que solo salieron de dudas cuando lo acompañaron en su ingrata tarea. Esa incredulidad la encontró hasta en los obispos, que –por cierto- cuando no designan entre su clero a un exorcista, incurren en pecado mortal.

Y hablando de exorcismo público, en pleno día el Papa Francisco exorcizó en la Plaza de San Pedro a un fiel católico, en ese caso un mexicano. El pontífice con sus facultades hizo uso de un exorcismo digamos que exprés. Obviando el extenso procedimiento que prescribe el ritual.

Foto: AFP
Foto: AFP

En qué se ve la posesión

En la conducta del presunto poseso hay desde una fuerza sobrehumana hasta la levitación, y otras posturas y desplazamientos imposibles en una persona normal.

Uno de los grandes misterios, que reta a la ciencia, es el de hablar en diversos idiomas a causa del estado nuevo que se padece, siendo que la persona no es políglota, e incluso en lenguas muertas. Dentro de estas, suele aparecer no el habla de una tribu o de una comunidad apartada, sino el latín, idioma de la iglesia.

Otra manifestación es la de adoptar voces, que pueden ser: una, horriblemente cavernosa; otra, la de alguien bien conocido como el caso de Hitler; pero llega a ser, y es lo más sobrecogedor, la de alguien solamente conocido por contadas personas, por ejemplo el propio exorcista, y –para colmo- refiriendo al oyente experiencias de vida que dejaron en este secuelas no superadas, traumas o culpas.

Ante qué retrocede el demonio

Los ritos de la iglesia se acompañan de signos visibles como la sal y el cirio. En el caso que nos ocupa, el sacerdote usa, casi como un arma, el crucifijo. Arroja agua bendita sobre el poseso, como fustigándolo, mientras increpa a Satanás, en el nombre de Dios. Todo en su conjunto es una gran oración. El hecho es que ante los signos, sobre todo delante de la cruz, la persona, frenética, se detiene, retrocede, e incluso entra en calma. Delante de ellos y solo de ellos.

Exorcismo y maleficios

Dentro de las enseñanzas del clérigo fallecido está que detrás de la presencia demoniaca en una persona está en el 90 por ciento de los casos un maleficio, recibido por cualquiera de los medios en boga, desde jueguitos en apariencia inocentes hasta la magia negra y el vudú. O sea que el diablo no aparece así nomás, sino porque alguien lo invocó para que entrara en una persona (!)

Apunte final

Mucho se ha escrito respecto de cuándo es necesario un exorcismo. Lo cierto es que este se produce puntualmente cuando sí tiene lugar el duelo del bien contra el mal. Gabriele Amorth, más allá de la cifra de los millares aquellos, hablaba de que únicamente sostuvo unos 100 de esos enfrentamientos.

Curiosidades

– La mismísima madre Teresa fue sometida a un exorcismo, al no encontrarse explicación médica a su insomnio. Al parecer fue una decisión precipitada, pues el exorcista que la atendió dijo no encontrar signos de posesión en ella, sino acaso consecuencias de la marcada debilidad que la caracterizó, acentuada por su senectud. Sin embargo, dentro de la iglesia es verdad probada que los santos suelen ser blancos prioritarios de Satanás.

– En el estado mexicano de Veracruz parecen concentrarse los buenos exorcistas, que se pueden reconocer a simple vista dada la espiritualidad impresa en sus personas, confirmando lo prescrito por la iglesia en cuanto a la fortaleza de alma que deben tener estos ministros: en Córdoba, el padre Lino Larios, con 60 años de sacerdocio; en la capital, Xalapa, el padre Álvaro Fernández; un gran predecesor de ellos, el padre Manuel Martín del Campo, que en vida mantuvo fama de santo, está en el umbral de ser declarado beato por la iglesia.

-Los vecinos del padre Amorth llegaron a demandarlo por alterar el orden público, dado el estrépito que se desprendía de sus sesiones.

Dijo el sacerdote Gabriele Amorth

– A los que vienen a verme les aconsejo que primero vayan al médico o al psicólogo. En la mayoría de los casos hay una base física o psicológica para explicar sus sufrimientos. Los psiquiatras me envían los casos incurables. No hay rivalidad. El psiquiatra establece si es una enfermedad; el exorcista, si hay una maldición.

– De un centenar de exorcistas franceses, sólo 5 creen en el demonio y hacen exorcismos. El resto mandan al psiquiatra a la gente que se dirige a ellos.

– La terrible desaparición de la fe (…) hace que la gente se ponga en manos de hechiceros y adivinos, y, así, las sectas satánicas prosperan.

hectorosoriolugo2013@yahoo.com.mx

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