¿Qué tanto le pesaría a Trump una recesión en 2020, año de elecciones?

Mucho se ha discutido en días recientes sobre si una recesión económica sucederá en el corto o mediano plazo en Estados Unidos, dadas ciertas señales inquietantes de los mercados, las tribulaciones recesivas, mucho más agudas, de importantes países europeos y los estragos de la guerra comercial que Donald Trump libra con China y que ha afectado de modo importante tanto a la economía estadounidense como a la del país asiático.

Ciertamente, recesiones se han dado en el pasado (con ecos de la mayúscula Gran Recesión de 2007 a 2009 aún resonando punzantes) y se afirma que el notable periodo de crecimiento que se ha dado en la última década acabará enfriándose en algún momento. Pero, con todo, no se conoce aún cuándo sucederá eso ni su magnitud.

Las posibilidades de reelección de Donald Trump se reducirían si se desatara una recesión en 2020, anque no hay claridad sobre si eso se dará entonces o más hacia el futuro. (AP Photo/Susan Walsh)
Las posibilidades de reelección de Donald Trump se reducirían si se desatara una recesión en 2020, anque no hay claridad sobre si eso se dará entonces o más hacia el futuro. (AP Photo/Susan Walsh)

Pero también es de destacar que de suceder durante 2020, en plenas campañas por la presidencia, una caída económica sería un golpe severo a las aspiraciones de reelección de Donald Trump.

El espectro de George Bush padre, quien en 1991 después de una victoriosa Guerra del Golfo (en que se echó a Saddam Hussein fuera de Kuwait) llegó a tener un nivel de popularidad del 89% (de acuerdo a datos de Gallup) y luego sufrió en 1992 una caída estrepitosa en sus niveles de aprobación (llegaron a ser del 29%) a causa de una recesión previa y al final perdió la elección de ese año ante Bill Clinton.

Las cosas, con todo, son un tanto diferentes actualmente. Y, al margen de las cuestiones políticas, una recesión es indeseable y nociva para la sociedad en general.

Primero, de desatarse, no hay certidumbre de cuales serían los impactos económicos de una recesión durante 2020 (posiblemente lo más rudo no llegaría sino hasta después de la elección, como sucedió en la pasada Gran Recesión), pero la percepción pública ante ello sería presumiblemente negativa, en detrimento de Trump que, entre sus escasos resultados en la Casa Blanca, ha podido presumir la fortaleza económica y el bajo desempleo de los últimos dos años.

Y, como señalan expertos citados por Vox, una economía fuerte tiende a beneficiar al gobernante en funciones que busca la reelección y, por ello, una recesión y una baja en las expectativas de los consumidores mermarían las opciones de reelección de Trump.

Con todo, como otros expertos comentan, la elección de 2020 se dará en un contexto de extrema polarización político-partidaria, donde la decisión entre mantener a Trump y a los republicanos en la Casa Blanca o colocar en ella a quien logre la nominación demócrata resulta extremadamente punzante y de enorme perspectiva.

Para unos y otros, la decisión en noviembre de 2020 será trascendental y con efectos por muchos años hacia el futuro. Joe Biden, el puntero en las encuestas entre los precandidatos demócratas, ha dicho enfáticamente que la permanencia de Trump en la Casa Blanca sería devastadora para el país y en general en el Partido Demócrata existe la convicción de que recuperar la presidencia es imperativo.

Entre los republicanos la tensión es también enorme, al grado de que el propio Trump ha calificado a los demócratas de ser “traidores” y “antiamericanos” y atizado el espectro “socialista” que caería sobre el país si ellos ganaran las elecciones.

Trump ha llevado las llamadas guerras culturales en Estados Unidos a escalas no antes vistas, y esas diferencias en cierto modo anclan a una persona con cierta ideología hacia cierto partido o candidato.

Es por ello que en la decisión del voto en 2020 pesarán factores que podrían atemperar el peso de una eventual recesión económica. Así, afirman expertos, una crisis económica de esa índole le quitaría importantes cantidades de votos a Trump, aunque aún así conservaría una fuerza electoral de gran calado.

Y dado que la decisión final se dará en probablemente un puñado de estados indecisos, la clave no es si una recesión le haría perder votos en California, Nueva York o Illinois, estados que Trump en realidad no podría ganar, sino cuántos perdería en Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Florida y Arizona, estados que probablemente acabarán inclinando la balanza.

Claro está, la magnitud de la caída económica y la cercanía de esta al día de la elección también son factores que incidirían en el impacto de una posible recesión en las posibilidades de reelección de Trump.

Temores de recesión y de pérdidas por la guerra comercial con China han hecho caer en gran magnitud recientemente las bolsas de valores (AFP/Getty Images)
Temores de recesión y de pérdidas por la guerra comercial con China han hecho caer en gran magnitud recientemente las bolsas de valores (AFP/Getty Images)

Pero, en todo caso, como se comenta en FiveThirtyEight, los pronósticos de recesiones futuras son con frecuencia fallidos y las previsiones de que en 2020 habrá una recesión son muy variadas. En algunos estudios el 38% de los economistas consultados creen que sí la habrá el año próximo y en otros las posibilidades son situadas en torno al 33%.

Pero también se indica que pocas recesiones han sido pronosticadas con un año de anticipación y en multitud de casos las recesiones que suceden no han sido anticipadas o caen por sorpresa.

Las llamadas inversiones en las tasas de los bonos de largo plazo (que dan rendimientos menores que los de corto plazo) revelan la posibilidad real de una recesión pero, de acuerdo a especialistas citados en el mencionado portal, no son buenos indicadores de cuándo se dará una caída, pues en situaciones anteriores las recesiones se han dado entre seis y 22 meses después de esa inversiones en los rendimientos.

Así, si bien parece que en algún momento llegará una recesión, no es claro cuándo ni cuál será su duración ni su alcance. Y esta podría no darse en el futuro inmediato.

Ciertamente se trata de un fenómeno indeseable, pues golpearía la economía de las familias y el empleo, y como toda crisis económica tendría un impacto en los procesos electorales. Lo que no es aún previsible, de acuerdo a muchos especialistas, es la magnitud que ello tendría, si sucede en 2020 (y podría no ser el caso), en el resultado de la elección presidencial.

Y aún queda mucho camino por andar, en ese y otros aspectos, de aquí a la jornada electoral de noviembre de 2020.