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¿Qué pasaría si en Colombia se eliminan las cortes y se unifican en una sola?

Por: Jaime Abozaglo/Especial para Yahoo

La propuesta de un candidato presidencial tiene pensando al país si la reducción de los máximos tribunales es el camino idóneo para una justicia que urge ser reformada. Otros la tildan de oportunismo político.

Uno de los temas que ha puesto a debatir en forma a los cinco candidatos más opcionados a convertirse en el próximo Presidente de Colombia tiene que ver con la unificación de la justicia, de los seis tribunales que hoy existen, hacia una especie de ‘Supercorte’ que ahorraría bastante dinero al fisco nacional, el principal argumento esgrimido por quien puso a sonar la idea, el candidato Iván Duque, quien lidera las encuestas y hoy es el principal favorito a ocupar, desde el próximo 7 de agosto, el reconocido ‘Solio de Bolívar’.

Esa idea ya había sido expresada con vehemencia por el ex presidente y hoy Senador Álvaro Uribe, jefe político de Duque, quien hace un año lo describió así mediante su red social favorita, Twitter: “Proponemos una sola Corte para recuperar la confianza y la credibilidad en la Justicia”. Por eso muchos opositores del uribismo como el profesor investigador y experto en Estado Rafael Ballén, tildan la propuesta de Duque de oportunista en época electoral, además de, peor aún, acusar que con ella se busca que las investigaciones en contra de Uribe y sus aliados durante sus 8 años de gobierno terminen enredándose en el tiempo y en la prescripción. Pero más allá de lo político, ante todo cambiar el sistema de justicia es un debate que se debe ceñir al derecho y en ello coinciden todos los expertos en el tema.

En Colombia existen 6 cortes de cierre: Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado, Corte Constitucional, Consejo Superior de la Judicatura, Consejo Nacional Electoral y Jurisdicción Especial para la Paz, esta última la famosa JEP, que se encarga de juzgar los delitos consecuencia del conflicto armado y que se gestó en los procesos de paz con las Farc. Estructuradas dentro de la Constitución de 1991, las cuatro primeras tienen una serie de funciones que, se supone, armonizan el sistema de pesos y contrapesos que en conjunto deben garantizar, además de independencia de poderes, una justicia real, a la vez que accesible y amigable con el ciudadano.

Pero eso no ha sido así y por ello el país político casi que, unánimemente, viene pidiendo una reforma estructural al sistema de justicia colombiano.

Dos mejor que una

Rafael Ballén, abogado, político y escritor, autor del libro Ilegitimidad del Estado, explica que Colombia no está preparada para tener una sola corte, ya que se trata de un Estado unitario y no federal, pero propone que existan dos cortes como en España “de cuya Constitución, la de 1978, nuestra carta política en Colombia tomó varios temas y los adoptó”. Allí el Tribunal Supremo se encarga de lo judicial, incluyendo lo contencioso administrativo, mientras que su par el Constitucional se encarga de analizar las decisiones a la luz de la carta mayor. En el caso colombiano, para tener dos cortes la Corte Suprema sería la encargada de absorber las funciones del Consejo de Estado, que suman 31 magistrados.

Más que unificar las altas cortes en una, el ex constituyente y ex alcalde de Bogotá Jaime Castro, una voz muy respetada en cuanto a los temas concernientes a la carta política, recuerda que “Duque ha pedido que se debata el tema pero dentro del gran fondo de la reforma judicial que tantas veces se le ha ofrecido al país y que se ha terminado convirtiendo en una especie de asignatura pendiente. Si conviene que tengamos tres, cuatro, cinco cortes o una sola, a eso debe llegarse como conclusión y no empezar por ahí”.

Castro deja en claro que ya no es un secreto a voces que el sistema de pesos y contrapesos propuesto por la Constitución del 91 no funciona como debiera en gran medida porque el Ejecutivo y el Congreso participan en la elección de algunos de los magistrados de las denominadas altas cortes. “Hay un especie de cordón umbilical entre Gobierno y Congreso, que son instancias políticas, y la rama judicial. Entonces si los primeros intervienen en la acción de los magistrados de las cortes, estos le transmiten un sesgo político de las altas cortes a los tribunales, y los tribunales seccionales se lo transmiten a los juzgados”. Si de veras se quiere una justicia independiente, se debe comenzar por ahí, puntualiza Jaime Castro.

Lo que si queda claro es que, en caso de que se decida unificar la justicia colombiana en una sola corte, además de los problemas que se pueden presentar en la fluidez de los procesos mientras se pasa de un engranaje con varias ruedas grandes a uno con muchas pequeñas y una gigante, quedan en el aire serias dudas sobre el futuro de la propia JEP, y por ende, del proceso de paz, además del alcance de la tutela como un camino para al que al ciudadano de a pie pueda exigir sus derechos de una manera expedita como sucede hoy. Y eso sin tener en cuenta que una ‘Súper Corte’ implica cambiar la Constitución vigente en todo el título correspondiente a la rama judicial, y otros temas que resultan transversales.

Sin embargo, para Guillermo Bueno Miranda, exmagistrado del Consejo Superior de la Judicatura, “La tutela es un patrimonio de los colombianos y un logro de la Constitución del 91. En la configuración dado el caso de una corte única, habría una sala jurisdiccional, que tendría que mantener forzosamente su figura”. Asimismo, en cuanto al a JEP existe unanimidad que para no atascar el proceso de paz, lo mejor es que funcione como se acordó.
Más allá de reducir las cortes, Colombia necesita una reforma seria y bien estructurada, que le devuelva el brillo a un poder que entre la gente del común se percibe como un corrupto más dentro del juego democrático, y del que depende el futuro de un país que hace años viene hastiado de injusticia. Y para nadie es un secreto que la paz verdadera obligatoriamente tiene que pasar por la justicia.

La justicia en América y Europa

La idea de tener en Colombia una o varias cortes se ha debatido muchas veces, sustentada en las experiencias de otras naciones. El caso más diciente de una corte única es Estados Unidos, cuya Corte Suprema tiene la palabra final, incluso en cuanto a la interpretación de su constitución. Las cortes de cada Estado miembro también acumulan mucho poder, pero sus leyes pueden ser derogadas por el Tribunal Supremo. En Francia existen 10 tribunales, 4 cortes y un Consejo Constitucional y la justicia fluye bien, mientras en España dos cortes se encargan de que exista justicia mediante el apego a la Constitución. “El éxito de la justicia depende de la fuerza que los estados le den a los juzgados y a los tribunales seccionales”, concluye el constitucionalista Jaime Castro.