Nuevo caso de contaminación por extracción minera alarma a los argentinos

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Trabajo en una mina de oro. (The West Australian)

Un nuevo derrame de cianuro puso en alerta a los vecinos de Iglesia, una localidad en la provincia de San Juan. La protesta que hizo un grupo de ciudadanos se suma a una lista de reclamos del pasado. Es que la empresa canadiense Barrick Gold, que opera los yacimientos, está siendo señalada desde hace tiempo no sólo por la gente de este lugar sino por Greenpeace, diputados y políticos a nivel nacional.

La compañía acumula además un listado de acusaciones y casos de contaminación ambiental por sus más de 15 minas en territorio argentino -en las provincias de Santa Cruz, Neuquén y San Juan-.

Iglesia es un departamento (estado) con pueblos tranquilos. Ubicada al noroeste de la Ciudad de San Juan, en la provincia argentina homónima, tiene hermosos paisajes cordilleranos. Un manto de valles dedicados a la actividad agrícola cubre parte de los 4500 metros de altura sobre el nivel del mar, sólo agitada en temporada por la práctica de windsurf en el Embalse Cuesta del Viento, en Rodeo.

Pero una suerte de éxtasis del oro llevó a Barrick Gold, la minera más grande del mundo, a alterar la calma de los vecinos en más de una oportunidad. Y la empresa canadiense ya suma una cantidad de repudios desde distintos sectores que piden a gritos al Estado argentino que haga algo: “Veladero contamina”, es el leimotiv de los vecinos del Jáchal, la localidad donde viven las personas más próximas a la zona afectada.

A principios de este mes ocurrió un nuevo derrame, a un año de un episodio que le terminó costando 145 millones de pesos argentinos (unos 9 millones y medio de dólares). Sin embargo, la empresa -dedicada a la plata y el oro- sigue operando a pesar de la violación de la Ley de Glaciares que denuncian agrupaciones como Greenpeace.

El Gobierno, por lo pronto, no ha dado respuestas ante el reclamo.

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Un trabajador en una mina de oro. (Reuters)

El nuevo derrame

A mitad de septiembre, Barrick Gold confirmó las sospechas. La minera dio a conocer un informe en el que se aseguraba lo que ya no se podía ocultar: que a comienzos de la segunda semana del mes se registró otro derrame de solución cianurada en la mina de oro Veladero.

La reacción de los vecinos fue instantánea en la localidad de Jáchal: incendiaron neumáticos, protestaron en la plaza central frente al ayuntamiento y exigieron que la empresa deje de explotar los yacimientos de oro y plata.

Barrick salió a defenderse. En el mismo informe aseguró que “no hubo contacto con ningún curso de agua ni con canales de desvío” y que “por las características del incidente no hubo amenazas para la salud de los trabajadores, las comunidades, o del medioambiente”. Pero los vecinos ya no creen las versiones oficiales.

En el informe la empresa afirma que “dentro del valle de lixiviación se produjo el desacople de una cañería corrugada de 18 pulgadas con solución de proceso”. El motivo del incidente, “de acuerdo con las investigaciones preliminares, se habría producido por el impacto de un trozo de hielo”, explicaron.

Lo que Barrick resalta es que después del incidente “se han intensificado todos los monitoreos ambientales de agua superficial y subterránea en la zona, no habiéndose detectado ningún tipo de anomalías” y que “de hecho, desde entonces Veladero continuó operando normalmente”.

Lo cierto es que los intereses económicos de la minera canadiense se superponen ante las regulaciones ambientales y la fiscalización de las condiciones bajo las cuales la actividad de extracción se ejerce. Esto se ve en la violación de la Ley de Glaciares que la empresa perpetra, denunciada por asociaciones ambientales. Y, justo, la explicación de Barrick es que un trozo de hielo causó el desperfecto.

Por estas razones, la Asamblea “Jáchal No Se Toca” está preocupada por la situación: desde la agrupación aseguran no comprender del todo cuál es el impacto de este nuevo derrame.

Una historia repetida

Veladero se encuentra a 350 kilómetros al noroeste de la Ciudad de San Juan. Se trata de una mina a cielo abierto que cuenta con 11.4 millones de onzas de reservas de oro y plata con una vida útil de 14 años (comenzó a operar hace 11 años). El descubrimiento del yacimiento data de 1980, cuando expertos geólogos arrojaron la hipótesis de que la zona de la Mina El Indio, en Chile, tuviese una correspondencia topográfica con la región de Veladero. Fue en 1994 cuando Barrick Gold inició la exploración en el área, para luego establecerse definitivamente.

El antecedente del episodio marca la gravedad de la situación. Lo que hizo Barrick en el informe, aclarar de manera inmediata que ningún curso de agua fue afectado, fue un paraguas por lo que sucedió el año pasado: “El emprendimiento minero Veladero de la empresa Barrick Gold vertió en septiembre de 2015 más de un millón de litros de solución cianurada al Río Potrerillo de San Juan sobre un área protegida por la Ley de Glaciares”.

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(Reuters)

“Con el cianuro liberado, se arrastraron y activaron otros metales pesados que seguirán contaminando durante años, poniendo en peligro la salud de las personas y del ambiente. Por esto, la empresa sólo recibió una multa”. Con estas palabras explican desde Greenpeace lo que sucedió un año atrás.

Por esto se la castigó con una millonaria sanción. La medida fue ordenada por el Ministerio de Minería provincial de San Juan, que aplicó 314 veces los cánones de los derechos mineros del Proyecto Veladero. Esto está estipulado el Código Minero de Argentina, que establece las condiciones bajo las cuales se puede ejercer la actividad.

¿Por qué la sanción? Porque la Justicia argentina pudo probar que la contaminación alcanzó a los ríos Potrerillos, Las Taguas y La Palca. Por esto, nueve ejecutivos de la empresa canadiense fueron procesados.

“Esto confirma que la mina es una amenaza constante para el medio ambiente y exige que se tomen medidas urgentes para frenarla. Pedile ahora al Presidente Mauricio Macri que ordene el cierre definitivo de la mina a cielo abierto Veladero y que Barrick Gold se haga cargo del proceso de cierre”, reclaman desde Greenpeace.

Derrumbes, agua e incompatibilidad social

El principal problema que denuncian asociaciones ambientales y vecinos es que al estar emplazada en la alta montaña y con llegada a los glaciares, esto afecta las reservas de agua potable que el valle inferior recibe. El punto más fuerte, y caballito de batalla de los detractores de Barrick, es que Veladero se encuentra en la Reserva de la biosfera San Guillermo y que, aunque la empresa aseguró que es compatible con la ley de mineras, esto perjudica a los ciudadanos y su acceso al agua limpia.

En 2008 Veladero protagonizó un masivo derrumbe de escombrera que fue revelado por Juan Pablo Milana, de la Universidad Nacional de San Juan. El incidente fue recién conocido en 2011 por la investigación de Milana.

A mitad de septiembre de 2015 se produjo el derrame de cianuro que hoy es antecedente de este protagonizado a inicios de septiembre de este año. La información sobre el incidente no está del todo clara y contiene puntos contradictorios. El Gobierno de la Provincia de San Juan llegó a pedir que los ciudadanos no tomaran el agua de la zona.

En este contexto de problemas ya generados, el conflicto no encuentra solución desde la política. La prueba más representativa de esto es que el miércoles pasado no se llegó al quórum en la Cámara de Diputados para la sesión especial que iba a tratar el tema, apuntando a los incumplimientos que Barrick Gold está perpetrando.

Sólo algunos funcionarios provinciales y nacionales de San Juan levantan la alarma. También el fiscal de Estado de la Provincia, Guillermo De Sanctis, quien dijo que hay que “echar un ojo sobre la empresa Barrick”. “Nos tiene cansados”, aseguró el letrado.

Mientras, la resistencia más fuerte la mantienen los vecinos del Jáchal. Tienen una dura batalla por librar. La fiebre del oro no parece que vaya a mermar, ni a detener su marcha en la California de mediados del siglo XIX.