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Puerto Rico: Prueban nuevas comunicaciones para emergencias

ISABELA, Puerto Rico (AP) — Durante los días que estuvieron a oscuras y aislados después del paso del huracán María, los habitantes de Puerto Rico inventaron maneras para comunicarse: las parejas de adultos mayores que necesitaban agua o alimentos ponían una bandera en su casa. Los vecinos crearon un sistema simple de seguridad: aporreaban cacerolas durante un minuto cada noche para señalar el inicio de un toque de queda y que a partir de ese momento cualquier sonido humano sería considerado un llamado de auxilio.

Debido a la interrupción de la telefonía a causa del huracán categoría 4, el gobernador acudió a la única estación de radio que todavía funcionaba y pidió a los escuchas decirles a los alcaldes de todos los 78 municipios que se dirigieran a la capital e informaran en persona a las autoridades sobre sus necesidades. El acceso a las zonas devastadas era imposible, y la policía, bomberos y personal de emergencias estuvieron imposibilitados de comunicarse entre ellos durante días.

“La mayor crisis después del paso de María fueron las comunicaciones”, declaró Nazario Lugo, presidente de la Asociación de Manejadores de Emergencia. “De ahí se desató un sinnúmero de situaciones”.

Ahora, varios grupos de jóvenes desarrolladores de tecnología intentan impedir la repetición del mismo escenario en caso de que suceda otro desastre de grandes proporciones. Estas personas se desplazan por Puerto Rico provistos de computadoras portátiles, transmisores y drones para probar nuevos sistemas que podrían ayudar a los sobrevivientes a comunicarse con las autoridades y agilizar los tiempos de respuesta para minimizar el número de muertes.

Puerto Rico es considerado un sitio ideal para probar y refinar estas invenciones tras la tormenta del 20 de septiembre de 2017 y sus consecuencias, que incluyeron la pérdida de 2.975 vidas humanas. La tecnología también está rezagada en una isla donde la policía y los bomberos carecen de un sistema de comunicación entre ambas corporaciones.

Un equipo de desarrolladores, con apoyo de IBM, está sujetando con velcro transmisores en árboles como parte de un sistema de hardware y software que inventaron y al que llaman Proyecto OWL, siglas en inglés de las palabras Organización, Paradero y Logística. El proyecto ganó un premio de 200.000 dólares en una competición de la iniciativa Call for Code efectuada a finales del año pasado con participación de 100.000 desarrolladores de 156 naciones, que giró en torno a la preparación y asistencia frente a desastres naturales.

“Estuvimos pensando ‘¿cómo podemos hacer esto en una manera lo más ridículamente simple para utilizarse sin que ni siquiera haya necesidad de pensar?’”, dijo el líder del equipo del Proyecto OWL, Bryan Knouse. “Es en verdad difícil decir a la gente que ha vivido un desastre ‘descargue esta aplicación o acuda a este sitio en internet’. No lo van a hacer”.

Las pequeñas cajas transmisoras emiten una conexión inalámbrica Wi-Fi de baja frecuencia a la que los usuarios pueden acceder mediante sus teléfonos inteligentes. Una vez enlazados, aparecerá automáticamente un cuadro en inglés y español en el que la gente puede ingresar información como nombre, ubicación, número de mascotas, necesidades médicas y peligros, tales como árboles y cables de electricidad caídos, incendios o caminos obstruidos.

La información será reenviada a la red y finalmente a las autoridades relacionadas con emergencias.

El equipo efectuó en fecha reciente su primera prueba del sistema en una zona amplia en la localidad costera noroccidental de Isabela. Un grupo subió a un vehículo y paró en repetidas ocasiones para colocar los transmisores en un perímetro de 1,6 kilómetros cuadrados (una milla cuadrada), mientras que otro grupo dirigido por Knouse permaneció en su base, que ese día fue la azotea de un restaurante de costillas a la parrilla que tenía suficiente altura para captar las señales. Para ampliar la potencia de la señal se utilizaron transmisores sujetos a dos grandes globos color crema comprados en una tienda de la cadena Party City.

Los transmisores funcionan con baterías y más adelante tal vez con paneles solares, y el equipo vislumbra el funcionamiento del sistema en diversos lugares, desde el territorio continental de Estados Unidos a India y Japón.

Cada dos minutos, la computadora de Knouse avisaba la llegada de mensajes que incluían nombres, ubicación y detalles del grupo itinerante que aparecía en un mapa con mensajes como “¡Ayúdenme por favor!” y “¡¡¡Necesito agua!!!” El equipo se reunió después con miembros del Boys and Girls Club local para presentar la tecnología a usuarios jóvenes con la expectativa de que puedan enseñarla y compartirla con sus vecinos.

El alcalde de Isabela, Carlos Delgado, se dijo impresionado del proyecto y deseó que hubiera sido inventado antes de que María inutilizara el sistema de telecomunicaciones de la isla. Lamentó que los funcionarios de la ciudad tuvieran que haber recorrido a pie decenas de vecindarios para conocer las necesidades de la gente después del huracán, lo que demoró la entrega de alimentos, agua y medicinas.

“Fue un poco como regresar a nuestros orígenes: todo a pie”, agregó.

Otro proyecto es dirigido por el puertorriqueño Pedro Cruz, desarrollador autodidacta de tecnología que ganó en fecha reciente un hackatón con un proyecto llamado DroneAid.

Recuerda haber visto mensajes como “SOS” y “Necesitamos alimentos” garabateados a mano con grandes letras en la superficie de las carreteras para que pudieran ser vistos desde el aire tras el paso de María. Cruz concibe que antes de la llegada de una tormenta se distribuya entre la gente alfombrillas de 1,50 (5 pies) de largo con símbolos estandarizados que indicen necesidades como comida, agua o atención médica, que puedan extenderse en superficies planas. Los drones programados podrían volar por esas zonas, leer los símbolos y procesar la información sobre las necesidades y ubicaciones a fin de que la reciban los socorristas.

La idea se le ocurrió cuando le era físicamente imposible llegar hasta donde se encontraba su abuela tras el paso de María. Él no podía comunicarse con ella y estaba preocupado porque su abuela padecía afecciones respiratorias y coronarias. Por lo tanto, decidió enviar su dron hasta la casa de ella, quien saludó con la mano desde una ventana.

“Ella escuchó el dron y sabía que era yo”, declaró Cruz, quien agregó que su abuela falleció dos meses después del huracán debido a una insuficiencia respiratoria y cardiaca, en una unidad de cuidados intensivos en un hospital asolado por los apagones.

Siguió enviando su dron a otras partes de Puerto Rico en los días y semanas posteriores a María y vio que a veces se llevaban alimentos y agua a vecindarios que ya habían recibido esos suministros, mientras otros rogaban por esa asistencia: “Hubo mucha duplicación de esfuerzos”. Señaló que su sistema podría contribuir a evitar eso.

Otras compañías tecnológicas aprovecharon la ocasión para proveer conectividad tras las secuelas de la tormenta, entre ellas Google, que recibió una licencia experimental de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC por sus siglas en inglés) para proveer servicio de telefonía celular de emergencia mediante globos Loon. El proyecto contribuyó a conectar a más de 200.000 personas y su desactivación comenzó en marzo de 2018.

Sin embargo, Lugo, exdirector de gestión de emergencias en Puerto Rico, advirtió que la isla, que es territorio estadounidense, aún necesita reforzar y actualizar su sistema de comunicaciones antes de que la temporada de huracanes comience el 1 de junio. También subrayó que las autoridades deberían permitir a civiles ordinarios y operadores aficionados de radio participar en el sistema.

“Las comunicaciones no deben restringirse”, afirmó, y agregó que el gobierno necesita adoptar las nuevas tecnologías. “Todavía nos falta”.