Puerto Rico apuesta por proteger al tinglar en una nueva temporada reproductiva

San Juan, 27 feb (EFE News).- Puerto Rico afronta una nueva temporada de puesta de huevos de tinglar en sus playas con el objetivo de proteger en la isla la reproducción de la tortuga más grande del mundo y facilitar que se superen los 1.150 nidos de 2019.

El coordinador de Proyectos de Tortugas Marinas del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) de Puerto Rico, el biólogo Carlos Díaz, señaló este jueves a Efe que ante el inicio de la temporada de puesta de huevos -anidaje, la palabra usada en la isla- con la llegada de las tortugas se potencian los mensajes de prevención.

"Sólo se han reportado todavía tres o cuatro nidos", indicó el biólogo, tras explicar que la visita de las hembras de tinglar a las playas de Puerto Rico se produce de forma mayoritaria durante abril y mayo, para dos meses después registrarse la eclosión con la rotura de los huevos por las pequeñas tortugas que buscan el mar.

"Hay amenazas ante las que hay que estar activos", dijo el funcionario, que destacó la tarea de llevan a cabo grupos "tortugueros", asociaciones sin fines de lucro de ciudadanos que luchan para que se dé con éxito el proceso de deposición de huevos y eclosión durante los próximos meses.

Díaz destacó que el tinglar se enfrenta a varios obstáculos, como marejadas, huracanes o escorrentías de agua que pueden dañar los nidos de huevos depositados por la hembra en las playas de Puerto Rico, a lo que se suman predadores como aves, mangostas o perros.

El biólogo destacó que a esto hay que sumar la mano directa del hombre por medio de la contaminación lumínica, que supone una desorientación para las tortugas y causa de muerte.

Díaz detalló que las luces de las playas provocan que las tortugas se dirijan hacia ese punto, lo que causa de que los tinglares acaben en zonas urbanas desorientadas, en algunos casos muriendo por deshidratación.

Cuando se produce la eclosión de los huevos las crías también se desorientan por las luces y se dirigen hacia ese punto en vez de poner rumbo al agua, algo letal para sus vidas.

Por ello, se recomienda que durante los próximos meses se evite mantener las luces de viviendas prendidas durante las horas de la noche.

El DRNA recomienda también a la población respetar en lo más posible a las tortugas y alejarse de ellas en cuanto sean visibles.

"Hay que respetarlas y mantener la distancia", destacó Díaz, quien también insistió en la necesidad de evitar además la acumulación de basura en las playas, debido a que puede dificultar el movimiento de las pequeñas tortugas al eclosionar los huevos.

Señaló que, evidentemente, no se puede controlar las tortugas que llegan a la isla para poner sus huevos, pero sí evitarles todo lo que dificulte el proceso por la acción del hombre.

Dijo que para hacer realidad todo esto se necesita el apoyo de los grupos "tortugueros" que de forma desinteresada cada año trabajan por la defensa de la tortuga más grande del mundo.

El primer nido de tinglar de esta temporada fue reportado el 12 de febrero por el grupo Tortuguero del Oeste (Vida Marina) en Isabela.

La temporada récord de nidos fue reportada en el 2016, cuando se contabilizaron 2.177 nidos en todo Puerto Rico.

La lista de grupos que apoyan a estas tortugas incluye a Yo Amo al Tinglar (Arecibo-Barceloneta-Camuy-Manatí-Vega Baja), Chelonia (Dorado), Tortugueros de Culebra, 7 Quillas, Playas Pal Pueblo, Arrecifes-Pro-Ciudad (San Juan-Carolina) y ATMAR (Yabucoa, Maunabo, Patillas), entre otras.

El tinglar, tortuga marina que puede llegar a medir más de dos metros de largo y pesar hasta unos 635 kilos, es una especie en peligro de extinción protegida por estatutos federales.

El hueco del nido de un tinglar puede ser de hasta tres pies (un metro) de profundidad y puede contener hasta 100 huevos, aunque lo habitual es un número cercano a los 70.

(c) Agencia EFE