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¿Pueden los trasplantados de corazón heredar los recuerdos de sus donantes? Lo que dice la ciencia

POR Yuleina Barredo-. Era un neurocirujano talentoso, seguro de sí mismo y hasta un poco arrogante. A escondidas comenzó a ingerir drogas para rendir más en el trabajo, tenía que ser el mejor.

Su corazón no resistió, sufrió un infarto del miocardio y la única posibilidad de sobrevivir era un trasplante, necesitaba un órgano nuevo que le devolviera la vida.

Pixabay.
Pixabay.

Contra todo pronóstico, Alex se salvó. Volvió a sentir el latido en su pecho, la sangre corriendo por sus venas. Pero también comenzó a tener pesadillas, pasaba noches en vela, tenía recuerdos que no le pertenecían, sensaciones, visiones que dibujaban rostros que no recordaba haber visto nunca, pero sin embargo le resultaban familiares.

Sus colegas le decían que era normal, al fin y al cabo había tenido un trasplante de corazón. Podía tratarse también de un brote psicótico, pero Alex sentía que su desasosiego crecía. Comenzó a visualizarse por una carretera, manejando una motocicleta a toda velocidad, alguien lo perseguía sin perderlo de vista. De repente, la adrenalina llegaba al tope, chocaba contra una baranda y se precipitaba al mar, sentía entonces que el pecho le estallaba. Moría cada noche para despertarse al otro día con la sensación de estar viviendo una vida ajena.

La historia de Alex es ficticia, la trama del thriller Pulsaciones, transmitido por el canal español Antena 3, pero bien podría ser real.

Elenco de Pulsaciones. @PabloDerqui/Twitter.
Elenco de Pulsaciones. @PabloDerqui/Twitter.

Durante años la literatura médica ha documentado innumerables ejemplos de personas trasplantadas que después de la operación han comenzado a experimentar nuevas sensaciones, vivencias y recuerdos que provienen de sus donantes.

Un famoso caso fue el de la bailarina Claire Sylvia, quien escribió el libro “A Change of Heart” (Un cambio de corazón), donde relata todas las experiencias por las que pasó después de su trasplante de corazón en el hospital Yale New Haven de Connecticut.

Tras la operación, sus gustos variaron radicalmente, se aficionó a la cerveza, a las alitas de pollo y los pimientos verdes. Todos estos cambios repentinos en su personalidad y hasta en su forma de bailar le hicieron pensar que había recibido de su donante algo más que un montón de células.

La recurrencia de estas vivencias en más de un paciente ha puesto en el centro de los debates científicos un concepto que aún hoy continúa siendo polémico: ¿el corazón tiene memoria?

Para la realización de la serie Pulsaciones, sus guionistas contaron con la asesoría de uno de los cirujanos cardiovasculares más prestigiosos de España y el primero en realizar un trasplante con éxito en su país, en 1984. Se trata del doctor Josep María Caralps, responsable del Servicio de Cirugía Cardíaca del Hospital Quirón de Barcelona, quien defiende con plenitud de argumentos que las células del corazón son capaces de guardar memoria y energía.

Josep María Caralps/Captura de video/TV3
Josep María Caralps/Captura de video/TV3

Para Caralps se trata de cualquier tipo de memoria, de algún sentimiento o emoción importante que nos ha impactado durante nuestras vidas. A partir de los casos que ha atendido en su trayectoria como cardiólogo, concluye que el corazón genera sentimientos y almacena algunos datos como sensaciones gustativas, apetencias sexuales, que luego pasan a formar parte del legado que recibe el trasplantado. Tomando como cierta la tesis de este prestigioso cardiólogo español ya no sería tan descabellado decir: “te amo con todo mi corazón”.

De la misma manera que el Dr. Caralps se remite a los hechos para explicar el concepto de la memoria del corazón, el Dr. Paul Pearsall, psicólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Arizona, le otorgó un valor incalculable a los testimonios que recogió en vida.

A este eminente orador, fundador del programa Corazón-Mente de la Clínica de Cleveland, le gustaba contar anécdotas que habían llegado a sus oídos en la voz de sus protagonistas. Y no eran pocas. En una de las tantas conferencias que ofreció alrededor del mundo, narró la historia de una psiquiatra que había quedado impactada con las experiencias de una niña de ocho años, trasplantada con el corazón de otra pequeña de diez, que había sido asesinada. La paciente comenzó a tener sueños con el asesino de su donante, que fue capturado gracias a su colaboración. Las descripciones sobre el arma homicida, el lugar y la ropa que llevaba puesta el culpable fueron completamente precisas.

Pero no todos en la comunidad médica defienden la teoría de la memoria celular. En el bando contrario, hay cardiólogos completamente opuestos a este concepto. Uno de ellos es Javier Segovia, jefe de sección de insuficiencia cardíaca avanzada, en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, en Madrid.

Javier Segovia/Captura de video/Antena 3
Javier Segovia/Captura de video/Antena 3

En una entrevista para el espacio Tercer grado, del canal Antena 3, a propósito de la serie Pulsaciones, el Dr. Segovia concluyó que no se ha demostrado que el corazón pueda recordar información, contenidos o vivencias. Solo el cerebro tiene la capacidad de generar conocimiento consciente, apuntó.

Para este especialista, involucrado en incontables trasplantes de los 900 que se han realizado en su hospital, solo se puede hablar de la capacidad del corazón de guardar recuerdos en situaciones en las que ha sufrido algún daño, como un mecanismo para tolerar mejor una agresión venidera.

Quienes descartan como ciertas las historias de pacientes trasplantados que han tenido vivencias cercanas a sus donantes, exponen también un punto de vista lógico. Tal es el caso del Dr. Rafael Matesanz Acedos, nefrólogo español y creador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Matesanz subraya con tinta roja un detalle importante: la mayor parte de las personas trasplantadas que han dado fe de cambios en su personalidad provienen de EEUU donde el anonimato de los donantes no es tan estricto como en España. La opción de conocer la procedencia del órgano donado facilita la apropiación ficticia de los gustos y aficiones de su antiguo dueño.

Mientras la comunidad científica se pone de acuerdo, la interrogante sigue en el aire. ¿Pueden los recuerdos permanecer en un corazón trasplantado? Detractores y defensores, unos y otros, aportan criterios válidos sobre el asunto. Sin embargo, más allá de la ciencia, no deja de ser poética la idea de que el corazón permanezca como un contenedor activo de nuestras vivencias y emociones. Y en este particular, créanme sin ser experta en el tema, tengo mi “corazonada”.