Yahoo Noticias El PSOE no se fía de Sánchez pese a derrochar su primera lluvia de millones
Si, como decía el ex primer ministro del Reino Unido Harold Wilson, "una semana es mucho tiempo en la política", imagínense un mes. Fue a finales de agosto cuando el PSOE presentó su campaña para reconectar con el electorado. A bombo y platillo y con la participación de sus alcaldes, presidentes autonómicos y ministros, el partido de la rosa decidió echarse a la calle para explicar a los usuarios de Cercanías que la rebaja del abono era gracias a ellos. Lo mismo que las ayudas para llenar el depósito de gasolina. Pero en este mes han pasado muchas más cosas ajenas al plan orquestado por los socialistas por lo que, volviendo a la frase de arranque, el escenario es muy diferente al que se había imaginado su líder, Pedro Sánchez.
Las encuestas, sin ir más lejos, siguen colocando al PSOE muy lejos de poder gobernar. Algunas le otorgan unas décimas de mejoría al PSOE y otras insisten en el avance del PP. Pero, en números redondos, la cosa sigue igual.
El problema para Sánchez es que parece que no solo es el electorado el que no se fía de él ni de su proyecto. Porque cada vez son más los gestos que denotan desconfianza interna. Aquí van solo tres detalles:
Ximo Puig, presidente de Valencia y principal barón autonómico del PSOE, entró ayer en la carrera fiscal a la espera de las medidas del Gobierno y anunció tres mejoras fiscales "de calado" que beneficiarán a quienes cobran menos de 60.000 euros. Una bofetada con la mano abierta al Gobierno de Sánchez que llevaba días criticando la decisión tomada por Isabel Díaz Ayuso en Madrid y Juan Manuel Moreno en Andalucía.
Horas más tarde fue el presidente aragonés, Javier Lambán, quien reconoció estudiar una rebaja del tramo autonómico del IRPF a las rentas medias y bajas.
Y a estos desaires hay que sumar que los primeros pasos de Juan Lobato como candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid los está dando con un logo de campaña en el que no hay rastro ni de las siglas ni del puño y la rosa. Exactamente igual que hacía Feijóo cuando era candidato a presidir la Xunta de Galicia y quien lideraba el PP era Pablo Casado.
Lobato prescinde del logo del PSOE en su primera campaña en Madrid https://t.co/2bhjPrJ3Fl
— María Aguirregomezcorta (@MirenAguirrego1) September 27, 2022
En resumidas cuentas, la campaña de imagen y reactivación de Sánchez no ha funcionado ni fuera ni dentro del partido pese a que ha desplegado una lluvia de millones de dinero público.
Empezando por los 400 millones de euros -incluyendo los 200 millones repartidos entre las comunidades autónomas para que apliquen un 30% de descuentos en sus servicios públicos de transporte- que el Gobierno ha calculado que costarán las subvenciones en los bonos de Renfe apenas le han producido retorno electoral al presidente.
Siguiendo con los más de 600 millones de euros -solo entre mayo y junio fueron 333- que Hacienda ha pagado a las gasolineras por la rebaja de 20 céntimos al combustible por una medida prorrogada y que sigue en vigor.
Y todo ello sin contar con los 400 millones de euros de ayudas a los becados mayores de 16 años a razón de 100 euros mensuales, a pagar de septiembre a diciembre para cerca de un millón de estudiantes. Y sin que hayan trascendido las cifras exactas de las inversiones anunciadas para que las Baleares y las Canarias sean territorios plenamente descarbonizados, para que Ceuta y Melilla cuenten con sendos planes estratégicos de desarrollo económico, y para que se apliquen las mejoras de la nueva política agraria común.
Sánchez una un problema de credibilidad y de relato que debería solucionar para convencer a los suyos si quiere un proyecto unido antes de distribuir la próxima lluvia de millones para ayudar a las clases bajas y trabajadoras.
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