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Por qué no hay pruebas de que el coronavirus fue creado en un laboratorio

En un nuevo artículo, varios científicos hacen fuertes afirmaciones sobre las pruebas de que el virus que provoca el COVID-19 no se originó en la naturaleza, que es la teoría más aceptada, sino que fue creado en un laboratorio. De acuerdo con seis importantes expertos en biología evolutiva y enfermedades infecciosas consultados por Newsweek, en dicho artículo no se proporciona información nueva, se hacen afirmaciones no sustentadas y sus argumentos científicos son débiles.

“Este informe, que no ha sido revisado por pares, no puede tener ninguna credibilidad en su forma actual”, afirma Andrew Preston, experto en patogenia microbiana de la Universidad de Bath en el Reino Unido

El artículo, titulado “Características inusuales del genoma del SARS-CoV-2 que indican una sofisticada modificación en laboratorio en lugar de una evolución natural y la delineación de su probable ruta sintética”, es obra de la Dra. Li-Meng Yan y tres de sus colegas afiliados a la Sociedad del Estado de Derecho, un grupo que no es conocido por su trabajo con enfermedades infecciosas. La Sociedad fue fundada por Stephen K. Bannon, el ex asesor de Trump acusado recientemente de fraude por el FBI, y el empresario chino Guo Wengui, que huyó de China en 2014, acusado de corrupción y otros cargos.

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El artículo, que fue publicado en el sitio web Zenodo como preimpresión, lo que significa que no ha sido sometido a la rigurosa revisión por pares que se requiere para su publicación en revistas científicas, tiene un tono conspiratorio ya desde el inicio, y califica al debate sobre el origen del virus como una batalla contra la censura de puntos de vista disidentes y contra el fraude. Los autores no proporcionan ninguna referencia para apoyar sus afirmaciones. Para sustentar su aseveración de que los autores de un artículo publicado en Nature Medicine tenían conflictos de interés no revelados, señalan el anuncio de un premio otorgado por China al Dr. Ian Lipkin, un epidemiólogo de Columbia, por su trabajo sobre la preparación de ese país ante las enfermedades tras el primer brote de SARS. La otra referencia se relaciona con el currículo de uno de los científicos

Los científicos consultados por Newsweek también discreparon con el análisis genómico de los autores. Por ejemplo, éstos señalan “puntos de restricción” en la secuencia genética del SARS-CoV-2 como una prueba de que el virus fue creado utilizando enzimas que actúan como “tijeras” moleculares para añadir o retirar material genético. Sin embargo, “todas las secuencias de ADN de la naturaleza tienen puntos de restricción”, afirma Arinjay Banerjee, virólogo de la Universidad McMaster, “y no es de sorprender que el genoma del SARS-CoV-2 también tenga puntos de restricción. Las pruebas presentadas en el artículo son anecdóticas”.

Banerjee también pone en duda la afirmación de los autores de que una característica denominada punto de corte por furina, que es parte de la proteína de espícula del virus, que este utiliza para adherirse a las células humanas, fue insertada deliberadamente en el virus.

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El artículo, en palabras de Jonathan Eisen, biólogo evolutivo de la Universidad de California en Davis, “está lleno de afirmaciones no sustentadas”.

En un tuit, Carl Bergstrom, biólogo evolutivo de la Universidad de Washington en Seattle y coautor de Calling Bullshit: The Art of Skepticism in a Data-Driven World (Llamándolo embuste: El arte del escepticismo en un mundo impulsado por datos, sin traducción al español), calificó al artículo como “extraño y sin fundamentos”.

En palabras de Preston: “El informe no se basa en una interpretación objetiva del genoma del SARS-CoV-2. Las interpretaciones realizadas no están apoyadas con datos, son infundadas y en su mayor parte, se expresan pero no se explican. El informe no parece comenzar con una hipótesis abierta sobre el origen del SARS-CoV-2”.

Fred Guterl contribuyó con información para esta nota.