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Una primera prueba del visor Vision Pro de 3500 dólares de Apple

El visor Vision Pro de Apple, un nuevo dispositivo de realidad aumentada, en exhibición durante la Conferencia Mundial de Desarrolladores de Apple en la sede de la compañía en Cupertino, California, el 5 de junio de 2023. (Jim Wilson/The New York Times)
El visor Vision Pro de Apple, un nuevo dispositivo de realidad aumentada, en exhibición durante la Conferencia Mundial de Desarrolladores de Apple en la sede de la compañía en Cupertino, California, el 5 de junio de 2023. (Jim Wilson/The New York Times)

El lunes, tuve la posibilidad de echar un vistazo a lo que Apple vislumbra para el futuro de la computación. Por casi media hora, usé el Vision Pro de 3500 dólares, el primer visor de alta tecnología de la compañía que será lanzado el año próximo.

Salí con sentimientos encontrados, incluyendo una sensación persistente de escepticismo.

Por un lado, quedé impresionado con la calidad del visor, que Apple promueve como el comienzo de una era de “computación espacial”, en la que los datos digitales se mezclan con el mundo físico para desbloquear capacidades nuevas. Por ejemplo, imagínate usar un visor para ensamblar un mueble mientras las instrucciones son proyectadas de manera digital en las piezas o cocinar un platillo mientras la receta se despliega en el rabillo de tu ojo.

El dispositivo de Apple tiene video en alta resolución, controles intuitivos y se ajusta con comodidad, que se sintió mejor que mis experiencias con visores elaborados en la década pasada por Meta, Magic Leap, Sony y otros.

No obstante, tras usar el visor nuevo para ver fotografías e interactuar con un dinosaurio virtual, también sentí que no ofrecía muchas novedades. Y la experiencia me causó un factor de “repulsión” que nunca antes había tenido con un producto de Apple. Comentaré sobre esto más adelante.

Ajuste y control

Empecemos por el principio. Después de que Apple presentó el visor el lunes, su primer lanzamiento importante desde el Apple Watch en 2015, me permitieron probar un modelo de preproducción del Vision Pro. El personal de Apple me llevó a un cuarto privado en la sede de la compañía en Silicon Valley y me sentaron en un sillón para una demostración.

El Vision Pro, que se asemeja a un par de gafas para esquiar, tiene un cable USB blanco que se conecta a un paquete de baterías plateado que coloqué en el bolsillo de mis pantalones de mezclilla. Para ponerlo en mi rostro, giré una perilla al costado del visor para ajustarlo a la medida y aseguré una tira de velcro sobre mi cabeza.

Presioné un botón metálico hacia el frente del dispositivo para encenderlo. Después, completé el proceso de configuración, el cual implicó ver un punto en movimiento para que el visor pudiera fijar los movimientos de mi ojo. El Vision Pro tiene un conjunto de sensores para rastrear los movimientos de los ojos, los gestos de las manos y los comandos de voz, que son los modos principales de controlarlo. Mirar un icono es el equivalente a pasarle por encima el cursor del ratón; para presionar un botón, juntas los dedos pulgar e índice, para hacer una pinza rápida que es equivalente a dar clic con el ratón.

¿Muchos usos?

Luego fue momento de las demostraciones de las aplicaciones para mostrar cómo el visor puede enriquecer nuestra vida cotidiana y ayudarnos a mantenernos conectados entre nosotros.

Apple primero me mostró cómo ver fotografías y un video de un festejo de cumpleaños en el visor. Pude girar un regulador cerca del frente del Vision Pro en sentido contrario a las manecillas del reloj para hacer los fondos de las fotografías más transparentes y así poder ver el mundo real, incluidos los empleados de Apple a mi alrededor, o girarlo como las manecillas del reloj para hacer la fotografía más opaca y así sumergirme en ella.

Apple también hizo que abriera en el visor una aplicación de meditación que mostraba animaciones en 3D mientras se reproducía música tranquila y una voz me instruía a que respirara. Sin embargo, la meditación no me preparó lo suficiente para lo que venía: una videollamada.

Saltó una ventana pequeña (la notificación de una llamada por FaceTime de una empleada de Apple que portaba el visor). Me quedé viendo fijamente al botón de contestar y junté los dedos para tomar la llamada.

La empleada de Apple en la videollamada usaba una “persona”, un avatar animado en 3D de ella misma que el visor creó usando un escaneo de su rostro. Apple considera que las videoconferencias a través de estas “personas” son una manera más íntima para que la gente se comunique e incluso colabore en el espacio virtual.

Las expresiones faciales de la empleada de Apple parecían reales y los movimientos de su boca se sincronizaban con lo que decía. Sin embargo, debido al renderizado digital de su avatar, con la textura uniforme de su rostro y la falta de sombras, podía darme cuenta de que era falso. Se asemejaba a un videoholograma que había visto en películas de ciencia ficción como “Minority report: Sentencia previa”.

En la sesión de FaceTime, se suponía que la empleada de Apple y yo colaboraríamos para hacer un modelo 3D en una aplicación llamada Freeform. Pero me quedé mirándola sin comprender, pensando en lo que estaba viendo. Después de tres años de estar casi en total aislamiento durante la pandemia, Apple quería que interactuara con lo que era en esencia un video ultrafalso de una persona real. Podía sentir cómo mi cuerpo rechazaba participar. Mi sensación de “repulsión” tal vez haya sido lo que los tecnólogos han descrito desde hace mucho como el “valle inquietante” (o “uncanny valley” en inglés), una sensación de inquietud cuando un humano ve la creación de una máquina que parece demasiado humana.

¿Una hazaña tecnológica? Sí. ¿Una función que de verdad querría usar con otras personas todos los días? En el corto plazo, quizás no.

Gente real

Después de la demostración, conduje a casa y procesé la experiencia mientras atravesaba el tráfico de la hora pico.

Durante la cena, hablé con mi esposa sobre el Vision Pro. Le comenté que el visor de Apple lucía y se sentía mejor que los de la competencia. Sin embargo, no estaba seguro de que eso importara.

Otros visores de Meta y PlayStation de Sony eran mucho más baratos y ya bastante poderosos y entretenidos, en especial para jugar videojuegos. Sin embargo, cuando teníamos invitados a cenar y se probaban los visores, perdían el interés después de menos de media hora porque la experiencia era agotadora y se sentían desconectados a nivel social del grupo con el que estaban.

¿Importaría si pudieran girar el regulador en el frente del visor para ver el mundo real mientras lo usan? Sospecho que aún se sentirían aislados, porque quizá serían los únicos en la habitación que portan un visor.

No obstante, lo más importante para mí era la idea de conectar con otros, incluyendo a familiares y colegas, a través de los visores de Apple.

Le dije a mi esposa: “Tu mamá está envejeciendo. Cuando haces FaceTime con ella, ¿preferirías ver su avatar ultrafalso digital o una videollamada de menor calidad en la que sostiene la cámara del teléfono frente a su cara en un ángulo poco favorecedor?”.

Sin dudar, respondió: “Lo último. Eso es real. Aunque prefiero mucho más verla en persona”.

c.2023 The New York Times Company