Un proyecto busca habilitar el autocultivo para cannabis con fines medicinales en la ciudad
De forma silenciosa y a la espera de seguir con las negociaciones políticas para llegar a buen puerto, en la Legislatura porteña comenzó a debatirse un proyecto de ley para adherirse a la ley nacional de cannabis medicinal que, además, busca regular el autocultivo y hasta permitir la producción industrial de aceites y derivados.
La iniciativa, de autoría del legislador Leandro Halperín (UCR-Evolución), tiene tres ejes centrales. El primero es habilitar el autocultivo, un punto que no contempló la ley nacional que se aprobó en 2017. Por una interna entre el Ministerio de Salud y la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en ese momento se dejó de lado el autocultivo con fines medicinales y terapéuticos; no se prohibió, sino que le dio la potestad de regularlo a cada jurisdicción.
El segundo eje cambió luego de la reunión que mantuvieron en la comisión de Salud con los funcionarios de la cartera sanitaria porteña: se podrá inscribir una asociación como cultivo solidario para que personas que no tienen espacio físico puedan coincidir en un mismo lugar.
Por último, también se permitiría que se produzcan derivados, como es el caso del aceite, que hoy en día en su mayor parte se importa desde Uruguay. Según el texto del proyecto, "se promoverá y estimulará la producción pública de medicamentos a base de Cannabis y formas farmacéuticas derivadas, a través de los laboratorios públicos existentes o a crear a estos fines en el territorio de la ciudad".
"Regularlo [por el uso de la cannabis medicinal] le permitiría a los estados prestar mejores condiciones para enfrenar un negocio global que funciona en todo el mundo", dijo Halperín a LA NACION.
Si bien el debate comenzó formalmente hace dos semanas, lo cierto es que fuentes al tanto del trámite legislativo le adelantaron a este medio que con algunos cambios la ley podría llegar a aprobarse este año. "Todo depende de que estén todos de acuerdo en hacer algunas modificaciones al proyecto", le dijo una alta fuente oficial a LA NACION.
Hasta ahora, en la Argentina solo un puñado de municipios de las provincias de Buenos Aires, Misiones y Río Negro tienen habilitados el cultivo medicinal de cannabis. En Santa Fe existe además un proyecto de ley que ya tuvo media sanción en la Cámara de Diputados provincial.
Uno de los puntos en los que se pondrá mayor énfasis en el debate legislativo es en la regulación para evitar que se pueda propagar el uso de licencias para el autocultivo por fuera del uso medicinal de la cannabis.
El primer encuentro en la comisión de Salud de la Legislatura se dio hace dos semanas. Allí participaron, entre otros, la exministra de Salud y actual legisladora Ana Bou Pérez; la presidenta de Mamá Cultiva, Valeria Salech; el jefe de Toxicología del Hospital Fernández, Carlos Damin; el secretario de Tecnología Educativa de la Facultad de Medicina de la UBA Adrián Gindin; la integrante de la Asociación Jardín del Unicornio, Rosana Sapia; y el jefe de Neurofisiología y Epilepsia del Hospital Gutiérrez, Carlos Magdalena.
Evidencia científica
"La ley es importante que se apruebe porque es la ley a la adhesión a la normativa nacional. Son solamente para los casos en los que tenemos evidencia científica, bajo prescripción médica y con dispensa en una farmacia. Porque si es un medicamento tiene que tener todo lo que tenga un medicamento", afirmó Gindin.
"Se puede usar en algunas situaciones de dolor potenciando a otros analgésicos, en algunas epilepsias refractarias potenciando los tratamientos convencionales que ya demostraron que reducen la frecuencia de convulsiones, en los espasmos dolorosos, en algunas circunstancia de esclerosis múltiples. Después hay otras que son menores", agregó.
"El cannabis terapéutico tiene mucho más componente de canabidiol (CBD). Los que tienen los efectos psicoactivos que produce la marihuana recreativa son los que tienen THC, que no es el que mayoritariamente se usa en fines terapéuticos", consideró el especialista.
Uno de los puntos de mayor duda es si efectivamente se puede dejar abierta la puerta a que se de un mercado paralelo que pudiera convertir al cannabis medicinal en algo de uso recreativo. Sobre eso Gindin consideró: "Si se la utiliza adecuadamente, si usamos una forma farmacéutica con una concentración conocida, producida por un laboratorio y tiene una prescripción medica puntual, no corremos ese riesgo. Es como ocurrió con la morfina, que se demoró bastante en ser aprobada como medicamento porque proviene del opio".
"Hay muchos prejuicios alrededor de la marihuana y esta asociación que tiene con lo delictual, a lo violento, es lo que reina, pero estos argumentos han sido derribados por la ciencia", remarcó Halperín.
El debate se da al mismo tiempo que la Ciudad se apresta a regularizar también el juego online que, en épocas de vacas flacas como consecuencia de la caída de la recaudación por la cuarentena por la pandemia del coronavirus, aportará a las arcas porteñas. Lo mismo sucedería con este proyecto de convertirse en ley.
Es que en la normativa se establece no solo el cobro de las licencias para el autocultivo, ya sea para una sola persona o para las asociaciones que se permitiría crear, sino también el pago de Ingresos Brutos para las industrias. Por este último, de acuerdo a los escenarios del porcentaje de ingresos a gravar, se puede recaudar entre $47 y $286 millones.
A eso se le tendría que sumar el costo de las licencias anuales que se establecería en 3000 unidades fijas (una unidad es el precio del litro de la nafta premium de YPF), lo que hoy sería equivalente a $100.000 anuales. En los cálculos que manejan en la Legislatura establecen que habría 7050 interesados en tener una licencia, por lo que se podría llegar a recaudar unos $705 millones.
"A diferencia del juego online, si bien el argumento que utilizó la mayoría del oficialismo era regularlo, en el caso del cannabis estamos regulando algo que hace bien y que mejora el derecho; la no regulación perjudica ese derecho", dijo Halperín ante la consulta de LA NACION.