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El próximo tratamiento contra el cáncer puede salir de la leche materna

Stage 0a and 0is superficial bladder cancer, urothelial and in situ carcinoma. This illustration shows a woman's bladder with, in the upper right of the bladder wall, an in situ stage 0is carcinoma. A zoom at the level of the bladder wall with all its structures allows to see the appearance of this high grade tumor, represented in white. The tumor is still limited to the layer of the most superficial cells of the wall of the bladder, it is larger than the stage 0a tumor (non-invasive papillary urothelial carcinoma). (Photo by: BSIP/Education Images/Universal Images Group via Getty Images)
(Photo by: BSIP/Education Images/Universal Images Group via Getty Images)

Quizá algún día la ciencia sea capaz de erradicar el cáncer. Pero mientras ese día llega, si es que lo hace - que tal vez no sea posible erradicar el cáncer - la mejor alternativa es encontrar tratamientos contra el cáncer. Pero no cualquier tratamiento, si no tratamientos que sean eficaces - es decir, que curen la enfermedad - y al mismo tiempo no produzcan muchos efectos secundarios.

El último de este tipo de tratamientos en descubrirse es un muy interesante: una proteína de la leche materna humana acaba con las células tumorales sin afectar a las células sanas. Que es precisamente lo que se buscaba.

En concreto, se trata de la alfa-lactoalbúmina, una de las proteínas que aparece en mayor concentración en la leche materna. Pero para que funcione, esta proteína debe estar en una configuración espacial - en un plegamiento, o una forma - determinada, y unido a un ácido graso, el ácido oleico.

La historia del descubrimiento de la capacidad antitumoral de esta proteína es realmente curioso. La doctora Catharina Svanborg, una investigadora sueca, quería entender cómo funcionaba la leche materna y de dónde venían sus propiedades bactericidas.

Y como se hace muchas veces en investigación pre-clínica, utilizó cultivos de células tumorales. Las células tumorales crecen bien en laboratorio, viven mucho tiempo y no suelen dar problemas de contaminación, así que son el modelo perfecto.

Cuando la doctora Svanborg analizó sus muestras, se dio cuenta de que las células tumorales de sus cultivos habían muerto, pero no las células sanas. Así que algo había en la leche materna que ayudaba a luchar contra el cáncer. Por suerte, el compuesto que lo hacía era la proteína que estaba en mayor cantidad, así que la búsqueda no fue muy larga.

Y de ahí saltamos al momento actual. Porque en el artículo que aparece enlazado más arriba se explica un ensayo clínico de fase II. Es decir, que ya se ha creado un medicamento, y se está comprobando su uso en pacientes de cáncer. No es un experimento de laboratorio, es un ensayo clínico.

El tipo de pacientes también es interesante. Se trata de personas con cáncer de vejiga no invasivo. Por desgracia, este tipo de cáncer no tiene buen pronóstico, y es uno de los cánceres que más reaparecen. A esto se le suma que es uno de los más caros de tratar.

Pues bien, los resultados del ensayo son muy prometedores: con seis dosis - eso sí, administradas directamente al interior de la vejiga mediante un cateter - los pacientes mejoraron de manera notable. En pocas horas tras las administraciones se podía comprobar que aparecían células tumorales en la orina, y el tamaño de los tumores se reducía de manera significativa comparada con otros tratamientos.

Y todo esto, sin provocar ningún efecto secundario. Molestias sí, pero eso es de esperar. Pero en cuanto a efectos secundarios, ninguno que se haya detectado.

Aún queda realizar un ensayo de fase III antes de pensar en que esta terapia pueda estar disponible. Pero de momento, todo hace pensar que un derivado de la leche materna puede ser la nueva y más suave "quimioterapia".

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