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Protesta policial. Berni y y el jefe de la Bonaerense no irán esta noche a la Quinta de Olivos

Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi
Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi

LA PLATA. Más allá del mensaje del presidente Alberto Fernández y del gobernador Axel Kicillof, hay una herida que supura en la conducción de la policía bonaerense.

El ministro de Seguridad, Sergio Berni, especialmente el jefe de la policía, Daniel Alberto García, perdieron cierta cuota de legitimidad hacia el interior de la tropa. Ellos no irán esta noche al encuentro con intendentes en la Quinta Presidencial de Olivos, según se informó desde el Ministerio de Comunicación de la provincia de Buenos Aires.

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La Gobernación limita el conflicto al reclamo salarial. No hará cambios de nombres hoy, cuando los policías quieren marcar el ritmo del reclamo. No rotará nombres mientras se ejerza presión para definir interlocutores en una negociación que, en las actuales circunstancias, no tiene cabida.

Pero los hombres más sinceros del Frente para la Victoria, lo reconocen en off the record:quedó comprometida la cadena de mando.

Una vez que se deposite el aumento, nada volverá a será igual en la conducción de la fuerza de casi cien mil uniformados, la mayor de la Argentina.

Una recomposición salarial -que será anunciada en las próximas horas- ya no resolverá el conflicto de fondo, que quedó expuesto luego de que los policías abuchearan y silbaran al comisario mayor Daniel Alberto García. Y, además, desconfiaron públicamente de Sergio Berni y lo desautorizaron como interlocutor al pedir negociar directamente con Axel Kicillof.

El ministro perdió ascendencia entre la tropa, que al principio del conflicto pedía "que baje Berni". En menos de dos días expresaron que ya no creían en su conductor político y pidieron dialogar directamente con el gobernador, que llegó a la Quinta de Olivos pasadas las 18 para el encuentro cumbre. Allí, se avanzará con un acuerdo unilateral, con respaldo del Presidente y de los intendentes oficialistas. Se obturó toda posibilidad de negociación.

En las últimas horas, mientras los policías apostados en Puente 12 esperaban respuestas del ministro, este evitó abrir una negociación. Los policías, entonces, se trasladaron a Olivos. Allí, curiosamente, rechazaron dos invitaciones del Presidente a dialogar, dentro de la Quinta, sobre lo que está ocurriendo. Sostienen que no tienen nada que hablar con Alberto Fernández, que las cartas ya están echadas y que lo único que esperan es que Kicillof les ponga sobre la mesa un número de aumento salarial que los satisfaga.

Mientras en el gabinete bonaerense afirman que prefieren "no politizar" el conflicto, algunos voceros, como el ministro de la Comunidad, Andrés "Cuervo" Larroque, deslizaron: "Kicillof es un blanco preciado. Sabíamos que esto iba a ser así. No queremos entrar en miradas conspirativas".

El gobernador admite la legitimidad del reclamo de los uniformados. "Es una solicitud legítima. Tuvieron una pérdida de poder adquisitivo del 29% en los últimos cuatro años. Lo teníamos previsto atender" ese déficit, admitió su jefe de Gabinete, Carlos Bianco.

Pero no permitirá que le "marquen la cancha", a pesar de que truenan los bombos desde hace tres días en la entrada de su residencia. Detrás de los casi 100.000 policías hay otros 450.000 empleados estatales expectantes del resultado de esa pulseada por un aumento salarial.

En tanto, los legisladores nacionales del Frente de Todos salieron tres días tarde a "bancar" al gobernador: "Rodear la quinta presidencial y la Casa de Gobierno de la provincia con efectivos armados que de ninguna manera representan al conjunto de la policía bonaerense es una actitud de amedrentamiento que no puede aceptarse en democracia y que debe ser repudiada por todo el arco político".

"Nos sorprendió el reclamo", admitió Bianco, que estuvo junto con Berni esta mañana en Puente 12, La Matanza, "para monitorear la situación".

Los policías allí congregados durante el día no se sintieron contenidos: "El ministro, el gobernador y el mismísimo Presidente se pasean diciendo que se soluciona con diálogo, pero no dialogan", se quejó uno de los policías del Comando de La Plata que ayer se movilizó a La Matanza. Curiosamente, cuando en Olivos se les abrió la puerta, los efectivos apostados allí se negaron enfáticamente a entablar comunicación.

"Quedó golpeado García. Y también Berni -admitió a LA NACION una fuente con franco acceso al despacho del gobernador-. Pero no habrá cambios inmediatos. En caso contrario, pasado mañana, si no les gustan las medidas, irán por otros funcionarios", reflexionó un hombre que habla a diario con Kicillof.

"Axel no recibirá a la policía. Y tampoco echará a Berni", afirmó un ministro que tiene despacho en la Casa de Gobierno.

En las horas más duras, Kicillof solo se mostró con Alberto Fernández. Es un mensaje político, antes que económico, sobre la cadena de mando del Poder Ejecutivo.

Más tarde llegarán los números. Pero acaso ya la crisis de conducción no esté cerrada.

No está dicho cómo reaccionará la policía ante el mensaje de Olivos. Falta aún el detalle de los números del aumento salarial, que rondará el 30%, más beneficios.

El anuncio de 40 mil millones de pesos para el "plan integral de seguridad" que realizó el Gobierno nacional el viernes pasado no hizo más que alentar el enojo de una policía que optó por salir a la calle - con armas y bombos- a manifestar su disgusto. Un reclamo salarial puede ser legítimo. Pero no todo esta permitido a la hora de protestar. En especial, las ajenas a la vida democrática. Un cese de tareas no será permitido por todo el arco político.