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La protesta, el motor del cambio social en Polonia

Varsovia, 3 dic (EFE).- "Satán vete de aquí", gritan los nacionalistas en la puerta de la iglesia de la Santa Cruz, en el centro de Varsovia."María estaría con nosotros", responden los manifestantes. La imagen se repite desde hace semanas delante de este templo: grupos de ultraderecha, que rezan y gritan, separados por un cordón policial de una multitud que se manifiesta con pancartas proaborto y banderas arcoiris.

Es una muestra de la división que vive Polonia, pero, al mismo tiempo, un ejemplo de la nueva unidad que se ha establecido entre los manifestantes, con grupos feministas desfilando al lado de colectivos LGBTI. Las decisiones del ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS) han llevado al hartazgo a una parte importante de la sociedad polaca, aglutinándola en contra del Gobierno.

Pero no siempre fue así. Hace apenas unos meses, por citar un ejemplo, las mujeres no apoyaron de la misma manera las protestas LGBTI. Varias son las causas para este cambio.

EL DETONANTE: LA RESTRICCIÓN DEL ABORTO

Las actuales son las mayores protestas en más de 30 años en Polonia. Las anteriores (1989) llevaron a la caída del régimen comunista y la llegada de la democracia. Ahora, los polacos vuelven a salir a las calles de las principales ciudades del país, donde más de medio millón de personas ha protestado en el último mes y medio.

El detonante: la iniciativa parlamentaria del PiS para restringir el aborto.

En Polonia se puede abortar por tres motivos: violación, peligro para la vida de la madre y malformación del feto. Con la nueva propuesta -declarada legal por el Tribunal Constitucional, pero que no ha entrado en vigor al no haberse votado en el Parlamento- se eliminaría el último supuesto, que representa el 98% de los algo más de 1.000 abortos legales al año en un país de 38 millones de habitantes.

Organizaciones proaborto aseguran, sin embargo, que entre 80.000 y 120.000 polacas interrumpe su embarazo cada año en su país y viajando al extranjero.

Aunque el aborto es la cuestión de más actualidad, las protestas contra el Ejecutivo comenzaron en 2016, cuando se reformó el sistema judicial privándolo de independencia. El partido y su líder, Jaroslaw Kaczynski, siempre han buscado un enemigo al que utilizar para unir a sus seguidores en la defensa de valores tradicionales. Durante años fueron los inmigrantes procedentes de Siria, pero después eligieron un nuevo objetivo: el colectivo LGBTI, lo que provocó otra serie de protestas.

Este aspecto "acumulativo" es algo que destaca el periodista y politólogo Wojciech Przybylski: "Acumulan muchas de las cuestiones de las protestas anteriores. Están encabezadas por la agenda de derechos humanos y la cuestión antiaborto es la principal impulsora, pero hay muchas otras incluidas. La rabia en la sociedad prolifera en otros aspectos de las protestas anteriores".

Por eso, no es extraño que los colectivos que protestaron antes se hayan unido a las nuevas convocatorias.

CAMBIO GENERACIONAL

La organización tras la última ola de manifestaciones es "Strajk Kobiet"" (Huelga de mujeres), fundada precisamente en 2016 al comienzo de las protestas. Una de sus líderes, la escritora Klementyna Suchanov, apunta en la misma dirección: "Es una acumulación de cosas. Yo diría que en este momento lo más importante es el sistema judicial. Lo que nos toca ahora, en tiempo de pandemia, parece que lleva a un nivel más alto todos los problemas que existían antes".

Las protestas por los derechos LGBTI de los últimos años tuvieron una participación mucho más discreta que las actuales de índole feminista. Suchanov ve como causa el conservadurismo social y la propaganda.

"Mi madre me conoce de toda la vida (sonríe), siempre supo que tenía muchos amigos gais, venían a mi casa, los conocía muy bien. Ahora apoya al Gobierno desde hace cinco años, en las últimas elecciones votó por el partido gobernante. Vive con la televisión pública. No vive conmigo ahora, no vive con mis amigos. Está alejada de la realidad. Ahora cuando habla conmigo utiliza las frases de la televisión y su propaganda. No son sus frases".

Otra razón por la que las mujeres no se volcaron con los colectivos LGTBI tanto como éstos se han involucrado en las protestas actuales puede ser simplemente un día a día más ocupado, como apunta Magdalena Zagalkowicz, una trabajadora social de Varsovia que participa activamente en las protestas.

"Las mujeres tienen muchas más obligaciones, aportan el 30% al PIB polaco y no obtienen dinero por ello. Trabajan en casa, cuidan a los hijos, cocinan y trabajan fuera. Tenemos una vida diferente de los hombres, un poco más difícil. Pero hemos llegado a la barrera en la que hemos tenido que dejar a los niños y salir a las calles".

Zagalkowicz añade un elemento diferenciador entre las anteriores protestas y las actuales: "Hace cuatro años salían los que nacieron en los años 70. A la gente joven no le interesaba lo que sucedía. Ahora esta juventud ha crecido y ha dejado de aceptarlo".

“EDUCADOS POR NETFLIX”

La juventud no acaba de aceptar las ideas ultraconservadoras del Gobierno. Está siendo "educada por Netflix", según Marcin Horala, un diputado del PiS, en unas declaraciones que muestran la ruptura generacional entre los dirigentes y la juventud polaca.

Precisamente el cambio generacional puede explicar por qué la temática LGBTI sí aporta en las protestas actuales. "Antes solía salir más la gente más mayor. Ellos tienen otra visión, no es tanto para apoyar a la gente joven, sino por los valores por los que lucharon en los años 70 y 80. Están luchando por la democracia. La gente de edad media lo hace por el trabajo, la educación de sus hijos y por las mujeres", explica Suchanov.

"Los jóvenes luchan por la cuestión LGBTI, los derechos de las mujeres y la educación. Porque están avergonzados del país. Como polacos no se sienten bien en este contexto tan ultraconservador. Son jóvenes que nacieron dentro de la Unión Europea, muchos tienen menos de 18 años", añade.

A estos jóvenes no les supone ningún problema protestar en una manifestación dónde las banderas arcoiris se mezclan con las pancartas a favor del derecho al aborto o contra el Gobierno del PiS, no diferencian causas y quieren cambiar el país.

Así lo destaca Hubert Sobiecki, uno de los dirigentes de la asociación pro derechos LGBTI "Milosc Nie Wyklucza" (El Amor No Descrimina). "Tengo la esperanza de que sea una señal del crecimiento de una nueva generación para la cual son sus primeras protestas, su primera oportunidad de salir de casa e intentar cambiar algo en su país. La primera vez para salir de la indiferencia abrumadora y que algo se puede cambiar".

Kasia, una estudiante de 20 años que participa en las actuales protestas, corrobora esta visión de los jóvenes: "Los miembros del partido que están que ahora en el Gobierno y el propio Gobierno llevan muchos meses haciendo la guerra con una gran parte de la ciudadanía, sin respetar los derechos de las personas LGBTI, ahora tampoco los de las mujeres y conduciendo estas espirales de odio".

Otro razón de que las protestas de hoy sean más abiertas a todas las causas sociales es, según Sobiecki, la naturaleza más tolerante de las mujeres.

"Todas las encuestas en Polonia, y no solo aquí, muestran una tendencia común: sobre la visión social del mundo, las mujeres y los hombres viven en dos planetas diferentes. Las mujeres aceptan y entienden mucho más, se centran más en la cooperación y tienen un enfoque más conciliador. Los hombres se inclinan más hacia la rivalidad, una percepción estereotípica del papel del hombre en la sociedad".

El cambio generacional que está teniendo lugar en las protestas junto al lugar central de la mujer en estas manifestaciones hacen que la sociedad polaca, o al menos una parte significativa de ella, vaya adoptando una visión menos conservadora y excluyente. Viejos tabúes han quedado atrás y ahora las mujeres y el colectivo LGBTI luchan hombro con hombro por derechos que consideran básicos.

Pablo González

(c) Agencia EFE