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Prosecco gana popularidad incluso en la tierra del champagne

Una sommelier abre botellas de prosecco durante una degustación de vinos en Asolo, Italia, el 15 de octubre del 2018. La popularidad del espumante del norte de Italia, más barato que el champagne, sigue aumentando y ya no es un vino para ocasiones especiales sino que se bebe en todo momento. (AP Photo/Luca Bruno)

ASOLO, Italia (AP) — El prosecco, ese vino espumante con un cierto sabor a frutas que se produce en el norte de Italia, está ganando tal popularidad mundial que los productores de champagne empiezan a preocuparse.

El prosecco es la bebida espumante más vendida del mundo en cuanto a volumen y los expertos dicen que le está quitando mercado al champagne, el vino francés de las grandes celebraciones y mucho más caro. La producción de prosecco superó a la de champagne hace cinco años y actualmente es un 75% más alta, con 544 millones de botellas anuales.

El champagne sigue siendo el que más ingresos genera: las 307 millones de botellas producidas el año pasado devengaron 4.900 millones de euros (5.600 millones de dólares). Pero las exportaciones del prosecco aumentaron un 16% este año respecto al 2017, en que generaron 804 millones de euros (913 millones de dólares). Y las ventas subieron un 40% en la tierra del champagne, Francia, según un estimado. Estas cifras no reflejan las ventas navideñas, que representan un 20%.

Michael Edwards, experto que ha sido juez de vinos para la revista Decanter y autor del libro “Los mejores vinos de Champagne”, dice que el consumidor se muestra cada vez más interesado en los vinos espumantes.

“El prosecco explota el deseo (de la gente) de beber vinos espumantes, no necesariamente champagne”, manifestó.

La popularidad del prosecco responde en parte a que es más barato y a que se lo presenta como una bebida para cualquier momento. Se está vendiendo mucho en Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos, mercados donde el champagne ha sido siempre fuerte.

Jowin Lepper Carberry, consultora de equipo médico de Baltimore, probó el prosecco en una playa hace cuatro años y le gustó tanto que comenzó a usarlo en batidos fríos que sirve a sus amigos en la piscina. Posteriormente los empleó en cócktails y últimamente lo sirvió en lugar de champagne en los festejos de Año Nuevo.

“Empecé a beberlo en la playa porque era más barato que el champagne. Ahora lo tomo porque me gusta más que el champagne”, comentó.

Con un costo de producción promedio de 3,70 euros (4,20 dólares) la botella, comparado con los 10,24 euros (11,63 dólares), el prosecco es lo suficientemente barato como para que se lo tome después del trabajo o en reuniones de amigos sin demasiada pompa.

El precio más bajo responde a un método de producción más sencillo. Tiene dos procesos de fermentación, ambos en grandes tanques, mientras que el segundo período de fermentación del champagne se hace con el vino ya embotellado. Las botellas tienen que descansar en cierto ángulo y deben ser giradas levemente todos los días, a mano, para ayudar en la fermentación. Es un trabajo manual costoso.

Los productores de prosecco no pueden creer su fortuna y tratan de preservar su recién ganado prestigio, combatiendo a los imitadores y también a otros espumantes como el Cava de España y el Sekt de Alemania.

“Como decían los dueños de las posadas, cualquier fuente afuera del bar es una competencia”, comentó Armando Serena, director del Consorcio de Asolo de Productores de Prosecco.

La creciente popularidad del prosecco y la proliferación de otros vinos espumantes, alimentada por la demanda entre los jóvenes, obliga a los productores de champagne a tomar medidas.

“La calidad del champagne actual nunca ha sido mejor. (Pero) Hay que mejorarla por la competencia que tenemos”, manifestó Edwards.

Los tres consorcios que producen prosecco han aprovechado las experiencias del champagne.

Consiguieron que Prosecco sea considerada una marca y deje de aludir a una uva, ahora llamada glera, de un territorio del noreste de Italia. Se produce alrededor de la ciudad de Treviso, en una región que abarca cinco provincias del Véneto y cuatro de la vecina Friuli Venezia Giulia, en la frontera con Eslovenia. Este cambio del 2009 ayudó a los productores a hacer un mejor control de calidad y a combatir a los imitadores.

La región de Prosecco, por otro lado, trata de ser designada patrimonio mundial por la UNESCO, igual que la de Champagne.

Los productores apuestan asimismo aumentar sus ingresos con vinos de más calidad. El mejor Valdobbiadene cuesta ya unos 30 euros (34 dólares).