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Progreso: abrió el Mc Donald's de la villa 31 y una vecina es la dueña

Inauguró hoy y Yermina Benítez no tiene un minuto libre. Cuando camina las dos cuadras que separan su trabajo de su casa, en el barrio Mugica, en la villa 31, sus vecinos la rodean para pedirle trabajo. Yermina creció entre esas mismas cuadras, fue al colegio de la vuelta y formó pareja con un chico del barrio y cría a sus dos hijos allí mismo. Tiene 26 años y hoy se convirtió no solo en la gerenta del primer McDonald's que esta mañana abrió sus puertas en el barrio, con un desayuno gratuito para 1500 vecinos. También es la dueña.

Arcos Dorados, operadora de la marca McDonald's en el país, generó "una oportunidad única para que el local sea operado" por Yermina, que es vecina del barrio y empleada de la compañía desde hace ocho años, "bajo un modelo que la convierte en 'franquiciada'. Esto quiere decir que será la dueña del local y la responsable del negocio y de las ventas que genere el restaurante", señala un comunicado que difundió la empresa. Según se explicó, la compañía otorgó el financiamiento de este local con un formato y condiciones adaptadas a este caso particular.

Todos están emocionados. Los clientes y también los empleados. Más de 100 personas trabajan en el local, que según afirman los directivos de McDonald's es de los más modernos del país. Con kioscos de pedidos virtuales, centros de entretenimientos digital, tablets en las mesas para hacer la orden y otra tecnología que no tiene ningún otro local hasta ahora. La apuesta de la empresa es con todo. Y 80 de esos empleados son justamente vecinos de la zona. El local tiene ascensor y además se adaptó a la política de sustentabilidad de la empresa: sin pajitas, como manda la ley porteña y con vasos sin tapa. Dentro de poco, también se irá el plástico de las ensaladas. Y los frapuccinos se sirven con sorbete de metal.

Yermina, con la remera de la inauguración que dice M31, "Abierto para todos"

"Mi nieta estaba re ansiosa. Fuimos a hacer unos trámites a Villa del Parque y no quiso comer allá, sino venir a almorzar a este local que está a una cuadra de nuestra casa. Ya veo que va a ser un ritual frecuente"; dice entre risas Marcela Figueroa, de 50 años, que fue con su hija Valentina, de 12 y su nieta, Maia, de 7 años. Para todos, cajita feliz.

Desde los ventanales del segundo piso se ve el interior de la villa 31

"¿Tu principal competencia en el barrio va a ser el local de tu mamá?" Yermina se ríe cuando se lo preguntan. Marina, su mamá tiene un local de hamburguesas y comidas al paso que se llama "El Rancho". Era su casa, pero en 2001, cuando se quedó sin trabajo, decidió abrir un local de comida y construir su casa en el segundo piso. Los hijos fueron haciendo lo mismo y Yermina, se hizo su departamento en el cuarto piso, donde vive con su familia. "¿Competencia? No, ella ya tiene su gente que la conoce y no la va a dejar. A McDonald's va a venir otra gente me imagino", dice. "Sí, hay gente que le gusta comer más casero y van a venir al Rancho. No hay problema", dice Marina.

Yermina siempre fue la más inquieta de sus hijos. Cuando era chica, le daba una mano en el local de comida, ayudaba a cocinar y a servir las mesas. Pero a los 17 años, se propuso conseguir un trabajo fuera del barrio. Entonces se anotó en McDonald's y, después de varias entrevistas, empezó a trabajar. "Primero fui crew, después entrenadora. Poco tiempo después era encargada, siempre en el local de Lima. Después fui gerenta de turno y finalmente, gerenta de negocios, hasta que me tomé la licencia por nacimiento", cuenta.

Hace apenas dos meses, Yermina volvió a trabajar después de la licencia por maternidad, cuando Ciro cumplió tres meses, al local de Lima y México, donde hasta ahora se desempeñó como gerente de negocios.

Unos 85 empleados del local viven que abrió hoy viven en el barrio

El McDonald's que abrió hoy en la villa 31,se levanta en lo que antes era parte del depósito de mercadería del supermercado Coto de Retiro, justo al lado del primer cajero automático que abrió en el barrio el año pasado.

Esta mañana, el local inauguró a las 5 AM, con un desayuno gratuito para 1500 vecinos

"Ver que llegan cosas como estas nos entusiasma porque de repente empezamos a tener las mismas cosas que hay en los demás barrios. Ya empezamos a ser un barrio como los otros de la ciudad, no una zona aislada", dice Yermina.

Hasta ahora, cada tarde, cuando volvía del local de Lima al 600, pasaba buscar a Delfina, de 3 años, que va al colegio católico que es el más antiguo del barrio. En su casa la espera Ciro, de cuatro meses, redondo de tan feliz de volver a verla. "Voy a estar más cerca de ellos. Eso va a ser muy bueno. Apenas a dos cuadras de casa", cuenta.

Mientras recorre el pasillo hasta su departamento, que se levanta en el cuarto piso, arriba de la casa de su mamá, Yermina cuenta cómo llegó su familia a la villa 31. Cuando ella tenía cuatro meses, Marina, su madre, decidió venirse de Paraguay para intentar algo nuevo. Se instalaron en una piecita que alquilaron. Los dos hermanos mayores quedaron en casa de los abuelos, en Asunción. Hasta que la madre los pudo ir a buscar.

Empezaron bien de abajo. La madre vendía comida en el barrio y así se fue comprando primero la pieza que alquilaba, después las piezas de alrededor hasta ser dueña de todo el terreno. Con el tiempo, los tres hijos se convirtieron en ocho, y Marina decidió construir arriba habitaciones para todos. Consiguió trabajo en una constructora, para armar comedores para los obreros. Pero en 2001, perdió todo. Y entonces construyó otro piso más y convirtió su casa en un local de comidas: el Rancho. Ahí es donde muchos de los vecinos del barrio van a comprar hamburguesas, milanesas y minutas.

Los responsables de Arcos Dorados también se dieron cuenta de que Yermina tenía un gran potencial y que siempre iba por más. Entonces, cuando decidieron abrir un local en el barrio Padre Mugica, su nombre sonó entre los primeros para quedar al frente del negocio.

Después de subir cuatro pisos por una escalera caracol, Yermina sigue contando la historia dentro de su departamento, mientras entretiene a Delfina, que come un huevo de chocolate y cuenta las aventuras del jardín, le da la teta a Ciro, ofrece agua fresca a las visitas, prende el aire acondicionado y hace dormir al bebé. Todo sin desconcentrarse ni perderse un detalle. Su capacidad multitarea es admirable: la madre potencia a la gerenta y la gerenta a la madre.

Con solo 26 años está lista para enfrentar el desafío que se le viene: gerenciar los recursos humanos y materiales, hacer la planificación comercial, las compras, coordinar los turnos entre otra larga lista de tareas que tendrá a cargo. Pero con la diferencia de que ella será la dueña de la franquicia.

Su capacidad de superación personal es una de las cualidades que los responsables de McDonald's vieron en ella para delegarle tamaña responsabilidad. Su casa se ve impecable a pesar de que acaba de volver de trabajar y los chicos del colegio. De a poco y con mucho esfuerzo ella y su marido fueron haciendo de ese cuatro piso hogar al que da gusto volver.