Las probabilidades de libertad de los hermanos Menéndez podrían disminuir tras la elección de un nuevo fiscal
La posibilidad de libertad de los hermanos Menéndez quedó de nuevo en duda después de que el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles (California, EE. UU.) que había recomendado revisar su condena fuera derrotado en las urnas el día de las elecciones estadounidenses, el 5 de noviembre.
El mes pasado, el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, George Gascón, anunció su recomendación de que Lyle (56) y Erik (53) Menéndez recibieran una nueva condena de 50 años de prisión a cadena perpetua por el doble homicidio de sus padres en 1989, afirmando que creía que los hermanos habían “pagado su deuda con la sociedad”. Dado que los hombres tenían menos de 26 años en el momento de cometer los delitos, esta nueva sentencia les permitiría optar inmediatamente a la libertad condicional, tras haber pasado casi 35 años entre rejas.
Pero el martes, su posible camino hacia la libertad se topó con un obstáculo: Gascón perdió su candidatura a la reelección frente al ex fiscal general adjunto Nathan Hochman.
Hochman, quien tomará posesión de su cargo el 2 de diciembre, dijo que quería hacer su propia revisión del caso —que incluye consultar los expedientes de los hermanos, a las autoridades y a sus abogados— antes de proceder.
“Antes de poder tomar cualquier decisión sobre el caso de los hermanos Menéndez, tendré que familiarizarme a fondo con los hechos relevantes, las pruebas y la ley”, dijo Hochman en un comunicado el miércoles.
“Tendré que revisar los expedientes penitenciarios confidenciales de cada hermano, las transcripciones de ambos juicios y hablar con los fiscales, las fuerzas del orden, los abogados defensores y los familiares de las víctimas”, añadió.
La audiencia para determinar la petición de Gascón está prevista para el 11 de diciembre, por lo que, si decide seguir adelante con la propuesta, Hochman tendría solo nueve días para reexaminar el caso de los hermanos tras tomar posesión del cargo.
“Si por alguna razón necesito más tiempo, se lo pediré al tribunal”, concluyó Hochman.
El 20 de agosto de 1989, en la mansión de la acaudalada familia, los hermanos entraron en una habitación en la que sus padres estaban viendo televisión; acto seguido, dispararon con armas de calibre 12, lo que los mató a ambos.
Siete años después, en julio de 1996, los hermanos Menéndez fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por los asesinatos, tras un segundo juicio.
En el notorio primer juicio, celebrado y televisado en 1993 —en el que a cada hermano se le asignó un jurado distinto—, los abogados de los Menéndez argumentaron que estos habían actuado en defensa propia tras sufrir abusos sexuales y físicos por años a manos de su padre.
Una prima declaró que Lyle le había dicho de niño que tenía demasiado miedo de dormir en su habitación porque su padre entraría y abusaría de él. Según declaró la prima al tribunal, cuando esta se lo contó a Kitty, ella “[había arrastrado] furiosamente a Lyle escaleras arriba por el brazo”.
Otro miembro de la familia testificó que cuando José estaba en el dormitorio con uno de los chicos, no se permitía a nadie caminar por el pasillo de fuera.
Los fiscales, por su parte, afirmaron que los hermanos habían asesinado a sus padres para hacerse con la fortuna de 15 millones de dólares de la familia.
El juicio terminó con un jurado en desacuerdo en enero de 1994.
En octubre de 1995, fueron juzgados por segunda vez, y en esta oportunidad el juez dictaminó que el jurado no podía escuchar gran parte del testimonio sobre los supuestos abusos. Ese juicio terminó con sus condenas por dos cargos de asesinato en primer grado.
El año pasado, los abogados de los hermanos presentaron nuevas pruebas que, al parecer, arrojan más luz sobre los presuntos abusos, mientras familiares, defensores de los derechos humanos e incluso celebridades han pedido su libertad.
Desde entonces, la historia de los hermanos se recreó en el drama biográfico Monsters: la historia de Lyle y Erik Menéndez, disponible en Netflix.
Traducción de Sara Pignatiello