La renuncia de Hamdok vuelve a sumir a la transición sudanesa en la incertidumbre

Jartum, 3 ene (EFE).- La renuncia de Abdalá Hamdok como primer ministro de Sudán, después de seis semanas intentando poner de acuerdo a los militares y a la oposición civil, ha sumido a la transición en la incertidumbre y dejado al país en un peligroso punto muerto, coincidieron este lunes analistas y actores políticos.

Hamdok, que fue depuesto el pasado 25 de octubre por un golpe militar y restaurado un mes después tras firmar un acuerdo con el jefe del Ejército, Abdelfatah al Burhan, presentó su dimisión la noche del lunes al no haber podido aplacar las protestas en las calles contra los golpistas ni formar el Gobierno de tecnócratas acordado.

Con su salida, Sudán se retrotrae al día después de la asonada con la que Al Burhan rompió el pacto de transición para compartir el poder durante el proceso hacia unas elecciones democráticas con la alianza de partidos políticos y asociaciones civiles que protagonizaron las protestas que llevaron a la caída del dictador Omar al Bashir en abril de 2019.

La renuncia del primer ministro corre el riesgo de hacer "descarrilar aún más los progresos realizados" desde el fin de la dictadura de Al Bashir, advirtió el enviado especial de la ONU en Sudán, Volker Perthes, en un comunicado.

Perthes pidió una vez más unidad en este delicado momento que atraviesa el país y señaló que "la falta de confianza entre los actores sudaneses debe superarse mediante un diálogo significativo e inclusivo" que la ONU "está dispuesta a facilitar".

VIOLENTA REPRESIÓN

Sin embargo, ese diálogo no ha sido posible en las seis semanas transcurridas tras la restitución de Hamdok.

No solo le ha sido imposible a este formar el gobierno de tecnócratas contemplado en su acuerdo con los militares, sino que se han repetido las manifestaciones contra los militares convocadas por las fuerzas expulsadas de las instituciones, que fueron las que le propusieron para el cargo en 2019 y ahora lo consideraban un traidor.

Esas protestas han sido duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad, pese a los llamamientos de Hamdok a respetar el derecho a la manifestación pacífica, y han llevado a la muerte de 57 manifestantes desde el golpe de Estado, 15 de ellos desde la vuelta del primer ministro, el 21 de noviembre, según un balance del opositor Comité de Médicos

Además, los militares han asaltado hospitales para detener a manifestantes heridos, golpeado a periodistas, asaltado medios de comunicación y violado a varias mujeres durante una de las jornadas de protesta, según el Ministerio de Desarrollo Social sudanés.

"SERIAS REPERCUSIONES"

Al Wazig al Berir, secretario general del partido Al Umma, el principal de la oposición y miembro de la coalición civil que quedó excluida de los órganos de poder de transición tras la asonada, aseguró en declaraciones a Efe que la decisión del hasta ayer primer ministro "tendrá repercusiones políticas y constitucionales" y "complicará" aún más la situación en el país.

Al Berir acusó de la situación actual a los militares por haber intentado "imponer su influencia en las decisiones del pueblo sudanés" e indicó que la "única salida disponible es un diálogo serio y real de todas las partes para establecer una hoja de ruta y llegar a un consenso político".

Asimismo, dejó claro su rechazo a que los militares designen al sustituto de Hamdok para formar el nuevo Gobierno.

El analista político y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Dos Nilos Mohamed Abdelazim también alertó que las "serias repercusiones" que tendrá la salida del primer ministro, tanto a nivel político como económico.

Abdelazim aseguró a Efe que probablemente los militares respondan con más violencia para frenar el movimiento de protesta y nombren a un primer ministro civil y formar un gobierno sin apoyo popular, lo cual conducirá a la inestabilidad y inseguridad en el país.

Esto a su vez repercutiría negativamente en la situación económica de Sudán, sumido en una crisis crónica que fue la que desencadenó las protestas contra Al Bashir, provocando una fuga de capitales y empeorando las ya precarias condiciones de vida de los sudaneses.

Al Nur al Zaki

(c) Agencia EFE