El presidente del Banco Central uruguayo habló sobre la inflación local y la crisis en la Argentina

MONTEVIDEO.- El presidente del Banco Central de Uruguay (BCU) Diego Labat, se refirió a la inflación y la situación económica de la Argentina. En ese sentido, sostuvo que “nos hemos acostumbrado a que la inflación esté en el 8% y eso no puede pasar”, al ser entrevistado en un programa radial.

El funcionario indicó que muchas veces parece que los uruguayos “no son conscientes de los daños que la inflación termina causando”, como por ejemplo daños en las cuestiones distributivas, ya que “hay agentes en la sociedad que tienen sus ingresos fijos y cuando la inflación empieza a subir, le erosiona claramente sus ingresos, y Uruguay ha tenido una serie de mecanismos para indexar y proteger, pero en general no son suficientes para que toda la sociedad se proteja”.

A su vez, destacó que eso genera muchos problemas en las microempresas locales, debido a que cuando un pequeño comerciante sufre la inflación eso a veces genera que deba tener niveles de stock de mercadería más altos para protegerse.

“Eso implica poner más capital, lo que hace más costoso su negocio. La inflación erosiona y termina erosionando el crecimiento”, afirmó. En ese sentido, cree que la inflación debería estar “en la mitad de lo que está ahora”.

En cuanto a la situación económica que está viviendo la Argentina, Labat dijo que va camino a las próximas elecciones presidenciales con “algunos desequilibrios en algunas cuestiones, como el tipo de cambio, una inflación que se ha disparado”. Asimismo, indicó que tiene “una serie de problemas macro que deberá ir resolviendo y encontrando soluciones”.

A su vez, en relación a ello, destacó que Uruguay “ya no es tan argentino dependiente”, y que “estamos protegidos ante cualquier escenario”. Además, consultado sobre si a Uruguay le afectaría alguna decisión que tome el nuevo gobierno de turno argentino, Labat dijo que el tipo de cambio argentino tal vez tenga una evolución diferente, pero que a Uruguay no le afectará, más allá de que “el goteo” se refleja en la frontera y en el turismo local.

El País/GDA