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El precavido sendero de China hacia la normalidad

Pekín, 1 may (EFE).- Vuelta a las clases solo en algunos cursos y con estrictas precauciones, controles de temperatura en viviendas y locales comerciales, distanciamiento en restaurantes, uso generalizado de mascarillas: las medidas chinas para volver a la normalidad se van aplicando a cuentagotas con mucha precaución.

Desde que Pekín anunció el pasado 12 de marzo que el pico de la pandemia en el país había quedado atrás, se han ido levantando algunas de las drásticas medidas para luchar contra el virus, aunque otras siguen vigentes y algunas se han incluso acentuado.

La vuelta del tráfico a las calles, la progresiva reapertura de comercios y restaurantes y el retorno de miles de personas al trabajo de forma presencial han sido, en el más de un mes transcurrido desde entonces, los principales signos de recuperación de la vida en las grandes urbes del gigante asiático.

Pero el pistoletazo de salida para la vuelta a la normalidad lo marcó la apertura de la ciudad de Wuhan, foco de la pandemia, el 8 de abril, tras 76 días cerrada a cal y canto y con sus habitantes sometidos a una estricta cuarentena.

Dos semanas antes se había relajado también el aislamiento en otras ciudades muy afectadas de la provincia de Hubei, que empezaron a permitir la salida de personas no solo de sus casas sino también de los límites municipales, algo impensable hasta el momento.

Sin embargo, los llamados casos "importados" procedentes del exterior, que empezaron a subir en todo el país a principios de marzo al tiempo que remitían los contagios locales, han impedido la relajación de muchas medidas y obligado a poner en marcha otras nuevas.

El PAÍS CERRADO A LOS EXTRANJEROS POR LOS CASOS "IMPORTADOS"

El aumento de casos "importados" coincidiendo con el auge de la pandemia en Europa, Estados Unidos y otros países, provocó que grandes ciudades como Pekín, Shanghái o Cantón empezasen a someter a cuarentenas en hoteles a todos los viajeros procedentes del exterior del país, fuesen chinos o extranjeros, salvo contadas excepciones que podían hacerla en sus casas.

Pero el 26 de marzo el Gobierno chino dio una vuelta de tuerca más cerrando sus fronteras a todos los extranjeros, incluso los residentes, lo que hizo que muchos se viesen atrapados fuera del país sin poder regresar a sus casas.

Esa medida extrema todavía sigue en vigor, sin que se sepa por cuánto tiempo, al igual que las cuarentenas de pago en hoteles para los miles de chinos que regresan desde el extranjero, en su gran mayoría estudiantes.

El Gobierno está estudiando ahora establecer algunas excepciones para personal sanitario, "negocios clave" y "personal técnico", según anunció hace unos días el portavoz del Ministerio de Exteriores Geng Shuang.

Pero, por el momento, esa restricción se mantiene, pese a que los nuevos casos importados diarios han bajado de la decena y los enfermos activos en todo el país se situaban este jueves en poco más de seis centenares.

NIÑOS CON SOMBREROS CON GRANDES ALAS PARA DISTANCIARSE

La reanudación de las clases se está haciendo de forma gradual y diferenciada por territorios. En muchas provincias del país menos afectadas las clases se han retomado ya hace algunas semanas, mientras que en ciudades como Pekín y Shanghái los estudiantes del último curso de secundaria han sido los primeros este lunes en volver a colegios e institutos.

En todo el país, el criterio general es que primero lo hagan los de mayor edad, a los que seguirían -en algunas partes aún sin fecha- los de primaria y preescolar. Las universidades y la enseñanza no reglada en academias serán las últimas en reanudar las clases.

En Pekín, se realizan controles de temperatura a la entrada y la salida de los centros, se mantiene una mesa libre de separación entre cada dos de separación en las aulas y todos los estudiantes acuden a clase con mascarillas.

"Me alegra poder volver al colegio y ver a mis compañeros, no tengo miedo ya del virus, la situación ha mejorado mucho", comentó a Efe Yan Lunyin, una estudiante de 17 años que acudió esta semana a un centro de secundaria en el este de Pekín.

Antes de entrar en el colegio de uno en uno, los alumnos deben pasar por una carpa en la que personal enfundado en trajes protectores blancos les toma la temperatura y les ofrece líquido desinfectante.

En la ciudad oriental de Hangzhou esta semana pudieron volver a clase los niños de primer, segundo y tercer grado de primaria y lo hicieron ataviados con unos curiosos sombreros con grandes alas laterales de más de un metro para mantener el distanciamiento con sus compañeros.

Los sombreros recordaban a los usados por los emperadores y altos personajes de la corte durante la dinastía Ming (1368-1644), la última de la etnia han en China.

Los profesores del centro pidieron a los padres que ayudasen a sus hijos a confeccionarlos y la creatividad de los niños, que aparecieron en clase con gorros coloridos de todo tipo de formas y materiales, desbordó todas las expectativas.

VUELVE A ABRIR LA "CIUDAD PROHIBIDA"

Esta semana se relajaron también las estrictas medidas vigentes desde hace semanas para proteger a Pekín, algo a lo que el Gobierno chino ha otorgado especial importancia durante toda la crisis.

Sus habitantes ya no tendrán que realizar cuarentena al regresar a la ciudad desde zonas del país menos afectadas por la pandemia, aunque sí quienes vuelvan de la provincia de Hubei, pese a que esta ya no tiene ningún caso activo de coronavirus y no registra nuevos contagios desde hace días.

La capital también ha empezado a restaurar gradualmente estos días las líneas interprovinciales de autobuses que conectan con áreas de bajo riesgo, y el céntrico distrito de Chaoyang, que había sido declarado como la única área de alto riesgo del país, ha dejado de serlo hoy.

Los requisitos para usar mascarilla también han comenzado a relajarse en todo el país en zonas comunes de complejos residenciales, aunque prácticamente todos los chinos siguen usándola cuando salen a la calle.

La "Ciudad Prohibida" de Pekín, uno de las principales atracciones turísticas de la capital, abrió hoy sus puertas tras más de tres meses cerrada, al igual que lo han hecho, con restricciones de aforo, los museos, las bibliotecas o las galerías de arte.

Gimnasios y recintos para practicar deporte continúan, sin embargo, cerrados en la capital.

En el interior de los restaurantes sigue imperando la norma de un espacio libre de separación entre mesas, aunque se ha relajado la de tres personas por mesa y se permiten ya excepciones en algunos casos. En las terrazas se funciona, en la mayoría de los casos, ya de modo normal.

Este puente del "Primero de mayo" los chinos comenzarán a emprender viajes de ocio dentro del país por primera vez desde que el virus comenzó a expandirse y se esperan 117 millones de desplazamientos, un 35 por ciento de los registrados el pasado año en las mismas fechas.

(c) Agencia EFE