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Próvolo: tres víctimas de abusos presentaron el caso ante la ONU en Ginebra

ROMA.- Aún no saben si serán recibidos por el papa Francisco, a quien le pidieron una audiencia. Sin embargo, tres víctimas de abuso sexual del Instituto Próvolo de Mendoza -Daniel Sgardelis (45), Ezequiel Villalonga (19) y Claudia Labeguerie (26)-, todas personas sordas, ya dieron un paso importante. Acompañados por abogados y familiares, denunciaron al Vaticano en Ginebra ante el Comité contra la Tortura y el de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

"En Naciones Unidas presentamos denuncias a las diferentes relatorías -la de Tortura; la de Verdad, Promoción de Justicia y Reparación Integral; la de Explotación de Niños y Pornografía Infantil; y la de Personas con Discapacidad-, que fueron muy bien recibidas", contó a LA NACION Sergio Salinas, abogado de Xumec, la asociación civil que vela por la promoción y protección de los derechos humanos. La ONG acompaña al grupo, que llegó ayer a esta capital.

"Todas las relatorías estuvieron de acuerdo y nos pidieron que mandáramos por mail la información ya que quieren actuar porque ven que el caso sigue estando y que el Vaticano no ayuda y entonces hay víctimas sin victimarios: este es el punto principal", agregó.

Salinas detalló que también tuvieron reuniones con los representantes del Comité contra la Tortura y el de los Derechos del Niño, ante los que presentaron un informe que demuestra que el Vaticano no cumplió con pautas como "ofrecer pruebas, ayudar a la Justicia y reparar íntegramente a las víctimas". Se trata de antecedentes que podrán ser usados por estos organismos internacionales para hacer un nuevo informe en contra del Vaticano, como sucedió en 2014, cuando el Comité contra la Tortura denunció el "código del silencio" que promovió la Iglesia Católica a lo largo de los años para encubrir miles de casos de abusos de menores por parte del clero y exigió "remover de inmediato" a los sacerdotes que cometieron abusos o a los sospechados de haber incurrido en este delito.

"En el mundo hay muchos países donde estas cosas continúan sucediendo y aún reina el silencio", lamentó Sgardelis, con el lenguaje de señas, durante su visita a Ginebra, según consignó la agencia AFP. Él fue una de las víctimas de Nicola Corradi, sacerdote italiano de 83 años que el 25 de noviembre pasado fue condenado a 43 años de prisión por 25 hechos de abuso sexual simple, agravado y corrupción de menores. En un fallo que tuvo enorme repercusión en la Argentina y en el mundo, también el sacerdote Horacio Corbacho fue sentenciado a 45 años de cárcel. Otros 15 acusados están por ser juzgados por el caso.

La historia del instituto Próvolo en la Argentina empezó el 31 de enero de 1970 cuando, según el expediente judicial, Corradi llegó desde Verona, Italia, donde está la sede central del instituto. Este fue fundado en 1849 por el sacerdote italiano Antonio Próvolo (1801-1842), con la aprobación del Vaticano.

La Iglesia trasladó a Corradi por las denuncias de abuso en Italia y lo puso al frente de la sede del Próvolo en La Plata. En 1997, lo volvieron a trasladar por los mismos motivos, esta vez, al de Luján de Cuyo, en Mendoza, donde entró en escena Corbacho.

Tal como se había adelantado, los tres sobrevivientes argentinos llegaron ayer por la tarde a Roma. Aquí se reunirán con miembros de otros grupos de sobrevivientes de abusos y ofrecerán hoy una conferencia de prensa al cumplirse justo un año de una cumbre convocada por Francisco para contrarrestar este delito, de la que participaron los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo.

Las tres víctimas argentinas pidieron una audiencia con el Papa. "Pero por ahora no hay nada. Depende de él", señaló a este medio Salinas.

Según la organización internacional Ending Clergy Abuse (ECA), que coordina el viaje, Sgardelis, Villalonga y Labeguerie se reunirán hoy con víctimas de abusos del Instituto Próvolo de Verona. Según ECA, antes del traslado de Corradi, el sacerdote fue denunciado ante el Vaticano.

El encuentro de los dos grupos de víctimas será frente a la Sala de Prensa de la Santa Sede, a metros de la emblemática Plaza de San Pedro. Las víctimas italianas informaron que, si bien apoyaban a sus pares argentinos, no pidieron ningún encuentro con el Papa.