PP y PSOE siguen avalando los privilegios del cupo vasco

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (d), descubre una placa del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria en presencia del lehendakari, Íñigo Urkullu, el 24 de marzo de 2015. EFE
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (d), descubre una placa del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria en presencia del lehendakari, Íñigo Urkullu, el 24 de marzo de 2015. EFE

¿Recuerdan el cabreo de Iñigo Urkullu con Carles Puigdemont cuando el presidente de la Generalitat se saltó el acuerdo con el ‘lehendakari’ y decidió declarar la DUI en lugar de convocar elecciones en Cataluña? De aquella no mucha gente entendió que el líder nacionalista, sucesor del mismísimo Ibarretxe que defendió en el Congreso su plan soberanista, tratara de refrenar los impulsos independentistas de la Generalitat. Había un motivo. Concretamente 300 millones de euros.

El gran miedo de Urkullu era que Madrid se cabreara con los catalanes y, en su afán por sacar el artículo 155 a pasear, también se lo aplicaran a Euskadi. Un miedo fundado, por cierto, porque el exministro de Sanidad y presidente del PP del País Vasco, Alfonso Alonso, llegó a decir el pasado 22 de octubre que Euskadi dispone de “todos los ingredientes” para llegar “a la misma situación” que Cataluña.

Lo dijo en un acto con motivo de la celebración de los 40 años de democracia en España y que ha servido también para conmemorar el sexto aniversario del momento en el que “ETA asumió su derrota” y abandonó las armas, pero su advertencia estaba hecha en clave económica. Quien genere inestabilidad territorial se queda fuera de la financiación.

Por suerte para Urkullu esto no ha ocurrido. Y el PNV se ha vuelto a beneficiar del partido de turno del Gobierno de España. Como anteriormente ocurrió con González, Aznar y Zapatero, Ajuria Enea ha sacado tajada a cambio de un puñado de votos en el hemiciclo. La novedad para este año es que la nueva Ley del Cupo convierte al País Vasco como receptor neto del Estado y, directamente, le deja al margen de la ‘solidaridad territorial’.

Así, según adelanta ‘El Mundo’, el último dato liquidado correspondiente a 2015, lo ingresado por el Estado en concepto del Cupo -la aportación del País Vasco por competencias del Estado como Defensa o política exterior- fue de 1.139,4 millones. Sin embargo, ese mismo año, el Estado efectuó un ingreso a favor de las haciendas vascas por valor de 1.421 millones en concepto de devolución de IVA, por lo que el saldo fue positivo en favor de Euskadi en unos 300 millones.

Semejante cifra, en tiempos de crisis, ha soliviantado los ánimos de buena parte de la Cámara Baja. Así los cuatro diputados de Compromís, que en dos últimas elecciones generales concurrieron en coalición con Podemos, han anunciado que votarán en contra al considerar que representa la desigualdad de la financiación autonómica. Sus votos en contra se sumarán a los de Ciudadanos.

Cabría pensar que al PP le interesa este malestar y que, teniendo a nuevos compañeros de viaje, podría darle un tijeretazo a la factura vasca. Pero no es así, le interesa más el apoyo del PNV que el malestar del resto. Fíjense en un detalle, las leyes del Cupo y Conciertos vascos se van a aprobar este jueves por la vía de urgencia y en un sólo debate parlamentario en el Pleno del Congreso. Cuanto más rápido, mejor. Y, teniendo en cuenta que el PSOE apoya al PP, la votación saldrá adelante sin mayores problemas.

Aunque la discusión no se va a silenciar tan rápido. Para el portavoz de Economía y Hacienda de Compromís en el Congreso, Ignasi Candela, “es inconcebible para Compromís que un niño valenciano tenga menos derechos que un niño vasco”, por lo que ha urgido al Gobierno a que la reforma del sistema de financiación “dé lugar a un equilibrio justo entre los territorios del Estado“. A su juicio, y de acuerdo con los datos del Ministerio de Hacienda, el Cupo vasco ha generado “diferencias de casi 2.000 euros entre la financiación de los vascos y de los valencianos”.