El PP le deja claro a Cs que no pinta mucho en el Gobierno de Madrid

El líder de Ciudadanos en Madrid, Ignacio Aguado.
El líder de Ciudadanos en Madrid, Ignacio Aguado. (Photo by Oscar J. Barroso / AFP7 / Getty Images)

Es difícil saber en qué va a quedar el pulso que la Comunidad de Madrid le está echando al Gobierno. Después de clamar por poner fin al estado de alarma en mayo, llegaron las súplicas de septiembre para recibir el apoyo estatal en la segunda oleada del coronavirus. Después llegó un principio de preacuerdo con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, después la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, decidió dinamitarlo… y lo último que se sabe, de esta mañana, es que parece que el Gobierno regional de Madrid echará el freno y no se rebelará contra las nuevas restricciones que Sanidad publicará en el BOE. Un batiburrillo de pugnas, egos y desmentidos al que Ciudadanos ha asistido atónito como un mero espectador. Porque ese, y no otro, es el papel al que le ha relegado el PP a su socio de coalición.

No hay más que echar un vistazo a los tweets publicados por el vicepresidente, y portavoz, de la Comunidad de Madrid para ver que ha tenido que tragar con el papel de comparsa.

El 21 de septiembre celebró la reunión que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo con Isabel Díaz Ayuso en la Puerta del Sol como principio del fin de la guerra fría mantenida hasta entonces entre ambas administraciones. Y lo hizo a pesar de que en las fotos de la reunión como tal, él no aparecía por ningún lado.

Sí que estuvo, horas más tarde, en la primera reunión del grupo de trabajo con el objetivo de “frenar la curva del coronavirus”. Y reconoció estar dispuesto a “remangarse” y no para perder el tiempo en “debates estériles”.

Y así lo hizo los días siguientes hasta que el día 27 la pugna que PP y PSOE están manteniendo a costa de la lucha contra la pandemia amenazó por primera vez con dar al traste con el trabajo bilateral. Aguado trató de mantenerse equidistante y reconducir la situación mediando entre ambas partes. “Urge un alto el fuego político” llegó a pedir.

Los grupos de trabajo volvieron a retomar la agenda, pero apenas se avanzó en nada. Aguado ya entró en modo desesperación y lamentó que “la imagen que estamos dando ambas administraciones no es la que esperan los madrileños y pido disculpas por ello”. “Pedí un Grupo de Trabajo para acordar medidas entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno de España, no para convertirlo en un ring de boxeo”, señalo excusándose por lo sucedido

Con este mensaje ya desveló indirectamente su situación. Pese a ser oficialmente una de las partes involucradas, su posicionamiento no se hizo valer. El PP no atendió a las peticiones de Cs y a él le tocaba comerse el marrón de explicarlo a la prensa a modo de portavoz.

48 horas después, la cosa pareció volver a arreglarse. Y Aguado no ahorró en parabienes. Se felicitó por el principio de acuerdo logrado y emplazó al Consejo interterritorial entre Ministerio y comunidades para que fuera ratificado. Fíjense si Aguado estaba feliz de lo sucedido que incluso fijó el tweet en su perfil para que siguiera viéndose el primero aunque realizara nuevas publicaciones a posteriori.

Y en esas llegó la amenaza de rebelión de Isabel Díaz Ayuso, negándose a acatar unas normas a las que el Gobierno de Madrid había dado el visto bueno apenas 24 horas. Ayuso estaba desautorizando un acuerdo apalabrado en una mesa en la que sí estuvo Aguado. Una desautorización en toda regla.

E iba más lejos, señalando en EsRadio que, a su juicio, la intención es mostrarla a la opinión pública como una “asesina, como peligrosa”. Todo ello a cuenta de un preacuerdo al que el Gobierno regional, con Cs en la mesa de negociación, había dado el visto bueno.

Eso fue demasiado. En Ciudadanos no entendían lo que estaba sucediendo y Aguado directamente optó por callarse. A la vista de que ninguna de sus intervenciones y posturas en los días previos había marcado el rumbo del Gobierno del que es vicepresidente, no ha vuelto a publicar nada. El PP le ha dejado muy claro en las últimas semanas lo que pinta en la toma de decisiones de la Comunidad de Madrid. Entre poco y muy poco.

Ciudadanos tendrá que ver si acepta jugar este papel secundario hasta las próximas elecciones, o si acepta la propuesta del PSOE de apoyar una moción de censura a Ayuso que daría la presidencia regional al partido naranja.

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