El Portugal vaciado y el hastío con los partidos tradicionales dan alas a la ultraderecha

São Vicente e Ventosa (Portugal), 9 mar (EFE).- La mayoría de las encuestas de cara a las elecciones legislativas de mañana, domingo, en Portugal augura un progreso del ultraderechista Chega y de su líder, André Ventura, en comparación con los comicios de 2022 cuando se convirtió en la tercera fuerza política del país.

"Llevan cincuenta años gobernando y no han hecho nada" es quizás la frase más común en el bastión de la ultraderecha en Portugal, la zona de Elvas, fronteriza con Badajoz (España), cuando se pregunta por el desapego hacia los partidos tradicionales y el avance del radical Chega.

En el pueblo de São Vicente e Ventosa, el municipio luso donde Chega obtuvo su mejor registro en las legislativas de 2022, con más del 28 % de los votos, el alcalde socialista, João Charruadas, no descarta que ese porcentaje suba mañana hasta el 35 %.

Charruadas no se explica cómo la ultraderecha puede tener tanto tirón en esta localidad, que desde la llegada de la democracia a Portugal hace 50 años siempre ha estado gobernada por la izquierda.

"Aquí las personas de la calle no son racistas, no son radicales, hay aquí una situación que tendrá que ser objeto de un estudio profundo", dijo Charruadas a EFE, quien subrayó que este es un municipio "amable, agradable, con el que se encariña todo aquel que lo visita".

El pueblo, que está a 10 kilómetros de Elvas rodeado de olivares, básicamente consiste en una calle principal, de la que salen otras vías más pequeñas, y consta de una iglesia, una escuela, un pequeño supermercado y de por lo menos tres bares y un restaurante.

De sus 732 habitantes, un total de 630 están llamados a sufragar el domingo.

Los únicos carteles electorales que se ven en la calle principal son dos de Chega, a la entrada del pueblo, y otro de CDU-PCP, la coalición formada por el Partido Comunista Portugués y Los Verdes.

A Mario Gonçalves, de 35 años y dueño del colmado de la localidad, le gustaría que Chega gobernara, porque, en su opinión, los socialistas y el conservador Partido Social Demócrata (PSD) han llevado a Portugal "a la ruina".

Niega que la fuerza de ultraderecha sea racista, pese a los ataques frecuentes de Ventura a los migrantes y la comunidad gitana y echa la culpa a los medios de comunicación por dar "una imagen errónea" del partido.

Chega ha basado, sobre todo, su campaña electoral en la lucha contra la corrupción, de hecho su lema es 'Limpiar Portugal', tras los escándalos de los últimos meses que han salpicado a los dos grandes partidos, especialmente el caso que acabó con la dimisión del primer ministro António Costa por presuntas irregularidades.

Sin embargo, en São Vicente e Ventosa se habla más de economía.

Gonçalves se queja del "ingreso mínimo", una ayuda a las personas más vulnerables para satisfacer sus necesidades mínimas, ya que, y aquí echa mano de la demagogia, afirma que se da a personas que "no quieren trabajar", mientras que jubilados que "han trabajado toda su vida" tienen pensiones bajas de 200 o 300 euros.

En uno de los bares del pueblo hay cuatro parroquianos tomando un aperitivo que no quieren hablar con periodistas sobre la ultraderecha, pero se enzarzan entre ellos en una conversación acalorada para ver quien apoya más a Chega, porque "el resto de partidos son todos lo mismo".

Una mujer sentada en una mesa zanja el debate: "Yo llevo votando a Chega desde hace tiempo".

De vuelta a la calle principal, el jubilado Joaquim Oliveira camina en dirección a su casa cargado de bolsas: "No sé quién va a ganar, si el PS o AD (Alianza Democrática, integrada por el PSD y el CDS-PP), solo pido una vida mejor para los portugueses", indicó a EFE.

Oliveira predice que este domingo "Chega va a ganar muchos votos porque la gente está muy indecisa" y cree que AD va a tener que pactar con él, pese a que su dirigente, Luís Montenegro, ya ha avisado que no va a buscar ningún acuerdo con la ultraderecha.

"La gente no está contenta, no hay trabajo ni nada", lamentó.

En la acera de enfrente, Fátima, una mujer con el brazo escayolado que está entrando en su casa, resume, en declaraciones a EFE, el desapego de buena parte de los vecinos. "Voy a votar porque es un deber, pero los políticos no me dicen mucho".

Y agregó: "Aquí solo hay oportunidades para los jóvenes en el campo".

De hecho, Charruadas señaló que ese es el grupo de edad que más vota por Chega en el pueblo.

"Aquí hay trabajo, hay empleo pero los jornales no son muy altos y hay problemas para llegar a fin de mes", indica el edil, para quien el voto de ultraderecha es de castigo contra el Gobierno central, el PS, el PSD y el propio presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa.

Susana Samhan

(c) Agencia EFE