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Portugal encarga su plan de recuperación pos-covid a un consejero delegado

Lisboa, 4 jun (EFE).- Portugal se prepara para afrontar la crisis económica que anuncia el coronavirus y lo hará con un plan que diseñará un consejero delegado de una petrolera, que asesorará al Gobierno sin dejar su cargo privado y sin cobrar del Estado. Su llegada ya ha desatado la polémica entre la clase política.

Se llama António Costa e Silva, tiene 68 años y aterriza como asesor del Ejecutivo del primer ministro António Costa sin dejar su puesto como consejero delegado de la petrolera Partex y con una misión acotada: diseñar el bautizado como Programa de Recuperación Económica y Social 2020-2030.

Un plan que busca afrontar el embate económico del coronavirus, que deberá estar listo para mediados de julio y por el que no cobrará nada, según consta en la publicación oficial que recoge su nombramiento, en el que se explica que su trabajo será "coordinar" dicho programa.

Su llegada ha levantado suspicacias por posibles conflictos de intereses en el ámbito energético, pero también por el hecho de que el Ejecutivo, formado el pasado octubre para una segunda legislatura de Costa con 70 miembros entre ministros y secretarios de Estado -el mayor de la democracia portuguesa- necesite a alguien externo.

El primer ministro argumenta que contar con "técnicos, especialistas y personas que están fuera puede aportar algo nuevo y valor de reflexión" al gabinete, y subraya que invita al consejero delegado para "pensar estratégicamente el país".

Pero las críticas siguen.

UN PAÍS COMO UNA EMPRESA

Costa e Silva encaja en el perfil de hombre de negocios hecho a si mismo y hasta superviviente. Nacido en Catabola, en el centro de entonces colonia portuguesa de Angola, llegó a estar frente a un pelotón de fusilamiento en el país africano a finales de los años 70.

Sobrevivió porque, por un motivo que afirma desconocer, las armas no se dispararon.

Es una de las muchas anécdotas que se cuentan sobre su vida desde que se supo que definiría el camino económico de Portugal para la próxima década, cuyas líneas generales trazó en apenas días, cuentan otras crónicas.

Presentado como "pragmático", ha elegido avanzar poco sobre sus planes, aunque sí ha dicho que apuesta por "más Estado en la economía".

Su idea es modernizar las infraestructuras, como la red viaria o "las estructuras portuarias" o de "energía" para relanzar y ampliar las exportaciones portuguesas, uno de los motores del despegue económico de los últimos años, junto al boom turístico, que puede tardar más en recuperarse por la pandemia.

También persigue "acelerar la transición digital" en la administración pública y especialmente en las pequeñas y medianas empresas.

Su perfil anuncia unos "moldes de empresa", ámbito que tiene muy presente la "competitividad en la eficiencia", "productividad", "orientación para el servicio" o "estrategia hacia el mercado", apunta a EFE el analista Pedro Correia, profesor del Instituto Superior de Ciencias Políticas de la Universidad de Lisboa.

¿Se busca entonces gestionar el país como una empresa? Este experto en administración pública cree que es así.

"En parte es lo que este molde conceptual en el fondo busca, por lo que pude entender. La idea de ir a buscar alguien al sector privado es claramente esa", comenta.

Correia apunta que la llegada de Costa e Silva ahonda en la idea de que "en el fondo en el sector privado se consigue hacer mejor las cosas que en el público", aunque sostiene que eso ya debería estar superado.

El analista advierte de que "la economía en general o la administración pública en particular son maquinas extremadamente complicadas", y por eso se precisa más de una "inteligencia" para resolver los problemas.

Una de las clave del éxito, apunta, será una coordinación fluida con los ministerios.

CRÍTICAS A DERECHA E IZQUIERDA

Tras anunciar el fichaje, el socialista António Costa, que gobierna en solitario y en minoría, ha escuchado críticas de todo el espectro ideológico.

Primero de quienes fueron sus aliados de izquierda en la pasada legislatura (2015-2019), el Bloco de Esquerda, que ya lo define como "paraministro", y el Partido Comunista Portugués. Ambos ya han dejado claro que no lo aceptan como interlocutor.

"Los partidos tienen toda la razón. No estoy aquí para negociar con los partidos. No me compete ese papel. Estoy aquí para diseñar el programa. Después el Gobierno hará con él lo que entienda oportuno", ha respondido el propio asesor en una entrevista.

Desde la derecha, la crítica es diferente. Con un Gobierno de semejante dimensión, con sendos ministros de Economía y Finanzas -el último, Mario Centeno, además presidente del Eurogrupo y considerado artífice del crecimiento de los último años- ¿hacía realmente falta fichar a un externo?, le ha preguntado a Costa el PSD, líder de la oposición, en el Parlamento.

En su respuesta, el primer ministro ha acusado al PSD de parecer "cansado de estar en un debate de nivel de Estado" y haber regresado "a la pequeña mezquindad del politiqueo", además de defender el aporte innovador del consejero delegado.

Pero la cuestión sigue generando dudas. En una de sus últimas entrevistas, preguntado si durante su carrera recurrió a un asesor externo para diseñar un plan estratégico en su empresa, el propio Costa e Silva admitió: "No".

(c) Agencia EFE