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¿Por qué sueltan 96 millones de bolas negras en este embalse?

96 millones de bolas de plástico lanzadas en un embalse de Los Angeles
96 millones de bolas de plástico lanzadas en un embalse de Los Angeles

Momentos como el que vemos en la fotografía superior se han hecho muy populares durante los últimos años. Docenas de camiones se acercan a la orilla de un embalse, abren sus grandes compuertas y liberan cuesta abajo millones de bolas negras que terminan cubriendo toda la superficie del agua. En cuestión de pocas horas todo el pantano está cubierto de pequeñas bolas de plástico y la curiosidad nos hace preguntarnos: ¿Por qué lo hacen?

La respuesta que nos viene rápidamente a la cabeza es para evitar la evaporación del agua. Parece razonable que, con los calores estacionales y la subida global de las temperaturas, las autoridades responsables del embalse intenten conservar los niveles del agua procurando evitar su evaporación. De hecho, el nombre en inglés de estas bolas es “shade balls” indicando que ofrecen sombra, haciendo descender la temperatura del agua e impidiendo la evaporación en los largos periodos de sequía.

Es una contestación válida, de hecho el uso de estas “shade ball” consigue una protección del 90% de evaporación frente a otros embalses que no las utilizan, sin embargo no es el verdadero objetivo, ni siquiera el principal, de estas peculiares bolas. Esta semana el popular divulgador Derek Muller, físico y creador del canal de youtube Veritasium, ha publicado un video, que rápidamente se ha hecho viral, explicando la ciencia detrás de estas bolas negras:

Cuando el agua desciende por los acueductos de California arrastra regularmente determinadas cantidades de sal que dan lugar a la formación de bromuro. Aunque esta sustancia es casi imposible de eliminar del agua, en realidad es inofensiva. Sin embargo, tal y como explica Muller, este embalse en Los Angeles provee de agua potable a miles de hogares en la región y por ello es necesario tratar y desinfectar con ozono. Aquí llega el primer problema, al contacto con el ozono, el inofensivo bromuro se transforma en bromato y esta sustancia sí es peligrosa y cancerígena.

A principios de siglo, las autoridades sanitarias regularon la cantidad exacta de bromato que podía contener el agua y determinaron que, si utilizas ozono para desinfectar el agua, el límite de bromato que no se podía superar era de 10 microgramos por litro.

El embalse de Los Angeles realizó todas las comprobaciones y los análisis mostraron que el agua potables que servían estaba muy por debajo de esas concentraciones, concretamente era de 3 microgramos por litro. Todo parecía perfecto, hasta que empezaron a llegar informes procedentes del agua de los hogares que dependían del embalse que detectaban altas concentraciones de bromato, superiores a los 30 microgramos por litro... ¿Qué estaba pasando?

Los niveles de bromato ascendían hasta límites no seguros tras su paso por el embalse | imagen creada a partir del video de Veritasium
Los niveles de bromato ascendían hasta límites no seguros tras su paso por el embalse | imagen creada a partir del video de Veritasium

La respuesta era el Sol. Entre la planta de filtrado y los grifos de los hogares, existía un paso intermedio: el embalse.

El cloro del agua, el inofensivo bromuro y el ozono procedente de la luz solar formaban un cóctel peligroso que conseguía elevar los niveles de bromato por encima de las limitaciones de seguridad legales. Debían encontrar una manera de impedir que la luz del sol alcanzara el agua… la solución ya la imagináis: las célebres shade balls.

Veritasium rodeado de "shade balls"
Veritasium rodeado de "shade balls"

Las bolas miden unos 10 centímetros, son huecas y están coloreadas con un pigmento autorizado de color negro para uso en plásticos alimentarios. Para evitar que el viento las arrastre fuera del embalse se rellenan con algo de agua. El plástico utilizado es polietileno de alta densidad, un material que está autorizado para entrar en contacto con el agua sin que presente ningún riesgo para la salud, ya que no desprende sustancias químicas. De esta manera el problema de la interacción del bromuro con el ozono procedente del sol se ha conseguido solucionar.

Referencias y más información:

Derek Muller “Why Are 96,000,000 Black Balls on This Reservoir?” Veritasium

Alexandra Sifferlin & Heather Jones “This Graphic Shows How Plastic Balls Are Saving L.A. From Drought” Time