La sociedad árabe se aparta del islam aunque sigue despreciando a los gays

Un grupo de jóvenes árabes conversan.
Un grupo de jóvenes árabes conversan.

Ya sabemos cómo afecta el terrorismo a sus víctimas, sin embargo, estamos poco acostumbrados a tener datos sobre cómo la barbarie violenta afecta a aquellos a los que esos ideales radicales dicen representar.

El terrorismo islámico está impactando a la fe y el mundo árabe está teniendo cada vez más abandonos de personas que dejan de procesar el islam. Según datos publicados por la BBC, los ciudadanos que se consideran no religiosos aumentaron del 8 al 13 por ciento en los últimos seis años. Las razones expresadas por este sondeo realizado a 25,000 personas en el norte de África y Oriente Medio por el Barómetro Árabe atribuyen esta circunstancia a los cambios sucedidos durante la Primavera Árabe en países como Libia, Túnez y Egipto.

El cambio de gobernantes que pasó de los tiranos seculares a los grupos islamistas como el Estado Islámico (EI), en ciertos países ha provocado reacciones negativas por parte de sectores de la población que cada vez se sienten más desconectados. Los practicantes al islam que no comulgan con las ideas radicales del terror han quedado defraudados por el reguero de sangre y siempre desean desmarcarse de su violencia, sin embargo, por primera vez se está viviendo el abandono de la fe. País por país, lugares como Libia, Túnez, Algeria, Líbano, Marruecos, Egipto, Sudán, territorios de Palestina, Jordania o Irak han visto aumentado el número de personas que se retratan como no religiosos.

Rezo en una Mezquita. (Nazanin Tabatabaee/Wana News agency/via REUTERS).
Rezo en una Mezquita. (Nazanin Tabatabaee/Wana News agency/via REUTERS).

La demografía en estos casos suele aunar a las personas más jóvenes, sobre todo los menores de 30 años de edad, que en un 18 por ciento de los casos se identifican como ateos. Yemen es el único país donde se ha efectuado el sondeo que ha registrado un incremento de personas que profesan el islam.

Estos resultados están envueltos en una enorme contradicción entre las tendencias religiosas y la realidad social. Problemas graves como la misoginia, la homofobia y los asesinatos relacionados con el ‘honor’ siguen siendo generalizados en esos países. Un ejemplo es la visión de las mujeres, las cuales cuentan con el beneplácito generalizado de una sociedad que las visualiza en puestos de responsabilidad como el de una presidenta del Gobierno o primera ministra. Sin embargo, en lo que se refiere a la vida doméstica, el asunto es bien distinto. La mayoría de los maridos opinan que son ellos los que deben tener la última decisión en los asuntos de casa. Otra contradicción.

Los crímenes de honor afectan generalmente a las mujeres y se producen cuando ellas son acusadas de cometer adulterio o de haber hecho algo en contra de los valores más extremistas del islam. En estos casos, uno de sus familiares se toma la justicia por su mano con el beneplácito de la comunidad y le quita la vida. Sin más juicio que su perspectiva. La aceptación de estas conductas patriarcales cuentan con una aprobación mayor que el beneplácito a la homosexualidad. El país más tolerante en este sentido es Algeria, donde un 26 por ciento de los encuestados ve bien tener presencia homosexual en la sociedad. Aun así, un 27 por ciento de los argelinos aún cree fervientemente en los crímenes de honor.

Retrato de una joven musulmana.
Retrato de una joven musulmana.

Otros datos de interés que analizó el Barómetro Árabe son que un 6 por ciento de los libaneses acepta la homosexualidad.

“Mucha gente en Oriente Medio piensa que la sexualidad se puede cambiar y desean ver a los gays convertir su tendencia”, afirmó a Daily Mail, Neela Ghoshal investigadora de ‘LGBT+ Rights for Human Rights Watch’.

Esta encuesta no se pudo realizar en Arabia Saudí debido a la negativa de su Gobierno. A pesar de que en 2018 decidieron permitir a las mujeres conducir, las trabas a una sociedad igualitaria son muy numerosas. Entre las últimas decisiones que limitan a las mujeres se encuentra la detención de activistas que luchan por derechos como eliminar la obligación de que tengan que pedir permiso a sus maridos para viajar o trabajar.

Queda mucho por hacer en estos países en términos de igualdad y justicia social, unos elementos que deberían estar la religión.