Por qué los gobiernos del mundo deberían tener un matemático en sus filas

Cedric Villani, Medalla Fields 2010
Cedric Villani, Medalla Fields 2010

Su apariencia, su corte de pelo y hasta su vestimenta nos recuerdan a los ilustrados franceses del siglo XVIII, pero bajo su característico estilo se esconde un verdadero genio de las Matemáticas. En apenas dos años, entre 2009 y 2010, Cedric Villani consiguió los más altos galardones que se otorgan en esta disciplina, incluyendo el Premio Fermat, el Premio Henri Poincaré y por supuesto la Medalla Fields, el equivalente matemático a los célebres Nobel.

Y a pesar de sus más que suficientes logros científicos, Villani ha saltado a las portadas de todos los medios de comunicación por el anuncio de que formará parte del Gobierno del recién elegido Emmanuel Macron. Su bagaje político es escaso y, aun así, el matemático se perfila como una de las figuras claves del nuevo ejecutivo francés.

La palabra política proviene del término polis, ciudad, y hace referencia a todo lo relacionado con los ciudadanos, es decir, las actividades que afectan a los ciudadanos y al buen gobierno de los Estados. Aunque en nuestros tiempos la actividad política está eminentemente regida por aspectos ideológicos, no se puede negar que las decisiones adoptadas, y más en un mundo tan tecnológico y globalizado como el nuestro, deben tener además un trasfondo científico.

Las últimas décadas han visto cómo las matemáticas han invadido casi cualquier aspecto de nuestra vida: viajamos guiados por GPS que nos indican las rutas más cortas y eficaces, dependemos de algoritmos que definen nuestras búsquedas en internet o se toman importantes decisiones basadas en modelos predictivos… Las matemáticas se han adueñado del mundo y cada vez influyen más en nuestro día a día.

Y en política, al igual que en el resto de aspectos de nuestra vida, se han convertido en fundamentales. La mecánica de toma de decisiones de un gobierno, campos como el Análisis de decisiones, la Teoría de juegos o la solución de conflictos y negociaciones se abordan desde perspectivas matemáticas.

Cedric Villani durante una de sus clases | Université Claude-Bernard-Lyon-I
Cedric Villani durante una de sus clases | Université Claude-Bernard-Lyon-I

Preguntamos a dos conocidos divulgadores, Clara Grima y José Antonio Prado-Bassas, ambos profesores de matemáticas en la Universidad de Sevilla: ¿Por qué debería haber un matemático en los gobiernos?

“Empecemos por decir que cualquier profesional que no se dedique a la política (da igual que sea matemático, físico o experto en literatura escandinava) siempre aporta un punto de vista diferente” señala Prado-Bassas, “pero además un matemático es alguien con unas capacidades extraordinarias de abstracción y que es capaz tanto de obviar los datos accesorios de cualquier problema como de tenerlos en cuenta en el momento adecuado. Hoy por hoy existen infinidad de empresas que han incorporado a matemáticos con un cierto prestigio como asesores o consultores”.

Un matemático está acostumbrado a enfrentarse a problemas serios, extraños y de gran dificultad, muchos de ellos sin solución desde hace siglos. “En todas las situaciones, científicas o no, un matemático sabe definir los problemas (esto es casi lo más importante y no siempre se hace bien), modelarlos, diseñar estrategias de ataque y solucionarlos”, explica la matemática Clara Grima. “La capacidad de síntesis y de abstracción de un matemático le permiten trabajar en casi cualquier área y es mucho más importante si tenemos en cuenta la nueva revolución industrial que estamos viviendo: Piensa por ejemplo en el Big Data o el desarrollo de la inteligencia artificial. En las últimas décadas se están planteando nuevas formas de control y distribución de la información y es muy importante que aquellos que están al mando de legislar y manipular esta información estén correctamente asesorados”

Un buen matemático es capaz de tomar un problema y quedarse con el esqueleto del mismo, la raíz, la esencia de ese problema. “El matemático modeliza el problema real y lo traduce al ámbito de las matemáticas. Una vez que lo hemos abstraído podemos resolverlo y posteriormente ya estamos listos para llevarlo a cada uno de los problemas reales en los que pueda aplicarse”, señala Prado-Bassas. “Esta es una de las grandes ventajas: cuando se encuentra una solución matemática no solo sirve para el problema original, sino que, en muchas ocasiones, también es posible utilizarla en otras situaciones, algunas incluso inesperadas”.

Resumiendo, un matemático aporta una visión diferente, una alta capacidad para abstraer y modelizar cada situación y ofrece soluciones versátiles que pueden aplicarse a diferentes situaciones.