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¿Por qué los ataques alérgicos ocurren tan rápido?

Esquema del funcionamiento de las células dendríticas perivasculares en la respuesta inmune. Crédito: Hae Woong Choi for Duke Health
Esquema del funcionamiento de las células dendríticas perivasculares en la respuesta inmune. Crédito: Hae Woong Choi for Duke Health

Cualquier persona que tenga una alergia a un alimento, o que conozca a alguien que lo sufra, sabe que se trata de una reacción casi inmediata. Desde la ingesta de la sustancia que provoca la alergia hasta la reacción violenta del sistema inmune, el shock anafiláctico, pasa muy poco tiempo. Y por eso es tan peligroso.

Pero ¿por qué con los alérgenos ocurre tan rápido, y en cambio con infecciones u otros patógenos no? Esta pregunta lleva mucho tiempo sobre la mesa, y no ha sido hasta la publicación de un artículo reciente cuando se ha podido dar una respuesta.

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Resulta que en nuestro cuerpo existen unas células, denominadas células dendriticasdendros significa árbol en griego – que participan en la defensa de nuestro organismo. Estas células dendríticas tienen extensiones, denominadas dendritas, que recubren los vasos sanguíneos.

Lo que se ha descubierto, en una investigación en ratones, es que estas dendritas también entran dentro de los vasos sanguíneos. A modo de “raíces” mantienen parte de su estructura buscando continuamente posibles peligros para el cuerpo. Cuando lo detectan, se lo presentan a los mastocitos, otras células del sistema inmune.

Son los mastocitos los que disparan una respuesta de defensa. Liberan histaminas, que son las sustancias químicas que provocan inflamación. Y como segregan estas sustancias directamente en el torrente sanguíneo, la inflamación es generalizada e inmediata.

Pero aún han descubierto otro factor. Las células dendríticas que recubren los vasos sanguíneos han encontrado un mecanismo para ahorrar tiempo. En lugar de presentar el antígeno – que es la manera técnica de referirse a que ponen en contacto la sustancia posiblemente dañina con las células de defensa – lo que hacen es envolverlas en vesículas. Puede parecer lo mismo, pero acelera la respuesta de manera notable.

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Queda responder a por qué funciona así para los alérgenos y no para los patógenos, por qué la respuesta es tan rápida y desmedida frente a algo que realmente no supone un peligro y no para aquello que realmente nos enfermaría. Y la respuesta es sencilla: simplemente, el cuerpo reconoce el alérgeno como algo muy agresivo… porque se confunde. Pero está especialmente preparado para él y no para los peligros reales.

A parte de por el valor que siempre tiene el conocimiento, este estudio tiene dos aplicaciones interesantes. Conocer cómo funciona el mecanismo de respuesta rápida va a ayudar a controlar los shocks anafilácticos, que todos los años acaban con la vida de personas. Pero también puede ayudar a generar inmunoterapias, enseñando a nuestro cuerpo a defenderse de manera masiva frente a verdaderos peligros.