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Por qué es tan complicado el rescate de los chicos atrapados en una cueva de Tailandia

Si hay un lugar donde ahora mismo muchos miran al cielo es en Tailandia. Se acercan las lluvias y lo poco que se ha podido lograr en torno a la cueva Tham Luang Nang Non, la cuarta más grande del país, podría desmoronarse como un castillo de naipes.

Mae Sai (Tailândia), 4 j ul (EFE).- Um grupo de dez soldados, liderados por um médico militar, acompanha os 12 adolescentes e o treinador que estão há 11 dias presos em uma caverna parcialmente inundada no norte da Tailândia. IMAGENS CEDIDAS POR THAI NAVY SEAL
Mae Sai (Tailândia), 4 j ul (EFE).- Um grupo de dez soldados, liderados por um médico militar, acompanha os 12 adolescentes e o treinador que estão há 11 dias presos em uma caverna parcialmente inundada no norte da Tailândia. IMAGENS CEDIDAS POR THAI NAVY SEAL

“Lo que más nos preocupa es el clima -declaró a AP el gobernador de la provincia de Chiang Rai-. No podemos arriesgarnos a que la cueva se vuelva a inundar”.

Porque ahí está el punto: se ha publicado mucha información sobre el dramático encierro de 12 menores y su entrenador de fútbol en una cueva del norte de Tailandia, pero todavía muchas personas en Occidente desconocen los detalles más puntuales y necesarios de este incidente, así como lo delicado del rescate que se está preparando.

Equipos de rescata trabajan afuera de Tham Luang Nang Non. Foto: Evening Standard
Equipos de rescata trabajan afuera de Tham Luang Nang Non. Foto: Evening Standard

¿Dónde se encuentran ellos exactamente?

¿Cómo llegaron hasta allí?

¿Y por qué no pueden salir, ahora que dos buzos exploradores británicos dieron con su paradero y sacaron a la superficie imágenes de su cautiverio?

Fotografía cedida por el Real Ejército de Tailandia que muestra a los 12 menores y su entrenador, desaparecidos en la cueva Tham Luang, en el momento de su rescate en Tailandia hoy, 2 de julio del 2018. Los equipos de rescate localizaron hoy con vida a los doce escolares y su monitor de fútbol que se extraviaron en una cueva en un parque natural en el norte de Tailandia el pasado 23 de junio. EFE/EJÉRCITO DE TAILANDIA

¿Acaso toda las fuerzas militares y civiles que han sido puestas en función de este rescate no pueden sacar con vida a esas 13 personas?

Todo empezó el pasado 23 de junio, cuando un grupo de adolescentes de entre 11 y 16 años penetraron en aquella cueva luego de un partido de fútbol. Ya habían avanzado bastante cuando de golpe la llegada de la lluvia comenzó a inundar las diversas cavernas que la componen.

Los equipos de rescate están bombeando el agua fuera de la cueva. REUTERS/Athit Perawongmetha
Los equipos de rescate están bombeando el agua fuera de la cueva. REUTERS/Athit Perawongmetha

Ahí quedaron ellos, a dos millas y media (4 kilómetros) de la entrada, atrapados, sin saber si algún día serían encontrados. Para su fortuna, el sitio posee una temperatura relativamente cálida, de unos 26°C. Gracias a ello, nadie ha experimentado hasta ahora síntomas de hipertermia o hipotermia.

También para su fortuna, un empleado del parque nacional, tras encontrar las bicicletas en las que el grupo se había desplazado a esa zona, alertó de la desaparición, sobre todo porque los residentes en la región saben que no es recomendable acercarse a esas cuevas durante los meses de lluvia.

Ahí comenzó el calvario de los familiares y las autoridades locales.

Diez días después de su desaparición, los primeros buzos exploradores dieron con el paradero de los desaparecidos. Estaban sanos y salvos. También asustados y desnutridos, pero lo importante es que todos se mantenían con vida.

Entonces surgió la gran pregunta: ¿cómo los vamos a sacar?

Pues este es el gran desafío.

Foto de los rescatistas dentro de la cueva/Vía HuffPost
Foto de los rescatistas dentro de la cueva/Vía HuffPost

El hecho en encontrarse en una zona relativamente seca, pero, según un reporte de CNN, a una profundidad de casi 4,200 pies (1,27 kilómetros) de la superficie se erige como el primer impedimento. Entre ese punto y la luz del día median grutas estrechísimas por las que incluso no cabría una persona ataviada con un tanque de oxígeno.

Rescatistas instalan una bomba para sacar agua de la cueva Tham Luang Nang Non. Foto: The Independent
Rescatistas instalan una bomba para sacar agua de la cueva Tham Luang Nang Non. Foto: The Independent

Todo lo demás ha sido escenario del colapso de piedras mayores o se mantiene bajo las aguas, a pesar de los esfuerzos del gobierno y el ejército en estas zonas para extraer la mayor cantidad de agua mediante bombas, de manera a que los jóvenes puedan tomar el camino de regreso sin ningún otro percance.

Por eso todos en Tailandia miran al cielo y ruegan porque las lluvias se las lleve el viento.

Mientras, los rescatistas han empezado a instruir a los menores en el arte del buceo -algunos ni siquiera saben nadar-, pues, si no aparece otra vía, tendrían que sacarlos de uno en uno, muchas veces bajo el agua o el lodo y con una visibilidad casi nula.

Para muchos analistas y conocedores del tema, esta opción sigue siendo la más peligrosa.

Esta imagen del 3 de julio del 2018 tomada de un video proporcionado por la Armada tailandesa muestra a un integrante de un equipo de fútbol que quedó atrapado dentro de una cueva en Mae Sai, en el norte de Tailandia. (Arnada de Tailandia vía AP)
Esta imagen del 3 de julio del 2018 tomada de un video proporcionado por la Armada tailandesa muestra a un integrante de un equipo de fútbol que quedó atrapado dentro de una cueva en Mae Sai, en el norte de Tailandia. (Arnada de Tailandia vía AP)

De acuerdo con Anmar Mirza, un buzo de rescate con 30 años de experiencia que funge como coordinador nacional de la Comisión Nacional de Rescate en Cavernas de EEUU, este sería uno de los rescates más difíciles.

Moverse bajo el agua a través de estas cavernas, dijo Mirza a CNN, “es algo que los buzos expertos en cuevas pasan cientos de horas entrenando después de haber trabajado en aguas abiertas durante mucho tiempo”.

“Un momento de pánico o la pérdida del regulador de la respiración puede ser fatal para el buzo novato, y también puede poner en peligro al buzo que lo escolta”, precisó.

Se cree que existan al menos cuatro áreas completamente inundadas, y este es uno de los factores que hacen que el regreso de un buzo adiestrado desde el sitio donde se encuentra el equipo juvenil de futbol hasta la superficie pueda demorar unas cinco horas.

Los jóvenes encerrados en la cueva. (Royal Thai Navy/AP)
Los jóvenes encerrados en la cueva. (Royal Thai Navy/AP)

Las instrucciones son estrictas: no hay margen para el error. Todo debe hacerse con una puntualidad quirúrgica.

Por otra parte, geólogos del ejército analizan la topografía de la montaña en busca de otras posibles entradas a la gruta, hasta ahora desconocidas, que les permitan acceder a los jóvenes atrapados por una vía seca.

Claus Rasmussen, uno de los miembros del equipo de rescate, le dijo a CNN que los niños les contaron a los buzos que habían escuchado ladridos de perros, cantos de gallos y sonidos de niños jugando; un dato que sugiere que tal vez no estén muy lejos de algún agujero que conecta con la superficie.

Muchos insisten en que Tham Luang Nang Non, que se extiende por más de seis kilómetros bajo tierra cerca de la frontera con Myanmar, es como un enorme queso gruyere, plagado de pasadizos y senderos que casi siempre se comunican los unos con los otros.

De confirmarse esta teoría, también se valora la perforación de una vía recta y rápida, a través de la cual se podría insertar una cápsula de hierro en la que colocar, con mucha paciencia y profesionalidad, a cada uno de los niños.

Gráfico que muestra el trayecto desde la entrada de la cueva (a la derecha) hasta el punto dónde están los chicos.
Gráfico que muestra el trayecto desde la entrada de la cueva (a la derecha) hasta el punto dónde están los chicos.

Este escenario sería semejante al que propició la liberación de los 33 mineros chilenos que quedaron atrapados durante 70 días en el año 2010 y que fueron rescatados con éxito.

Por lo pronto, quienes coordinan este rescate se están ocupando de garantizar las medidas básicas de alimentación y seguridad para el grupo, de manera que puedan hacerle frente con todos los recursos materiales y psicológicos a lo que podría convertirse en una larga, muy larga espera.

“Es muy importante la parte logística de la gente que pueda ayudar a que los niños estén estabilizados como corresponde”, explicó para BBC el minero chileno Luis Urzúa, uno de los protagonistas de aquel rescate que medio mundo presenció en vivo, a través de los canales de televisión y las redes sociales.

“Nos prepararemos para enviar alimentos con los que puedan mantenerse por lo menos cuatro meses y para entrenar a los 13 a bucear mientras se continúa drenando el agua”, declaró a inicios de esta semana el capitán de la Marina tailandesa, Anand Surawan.

Se acerca el sábado y las previsiones meteorológicas no son nada halagüeñas en el norte de la provincia de Chiang Rai. Vienen lluvias, al menos durante tres días con sus noches, por lo que todo podría cambiar de golpe. Y noviembre, el mes en que da inicio la temporada de sequía, todavía demorará.

Aún así, nadie ha abandonado su labor. Porque allí solo hay una prioridad: sacarlos a todos con vida a la superficie, ya sea dentro de una semana, un mes o incluso mucho más.