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Popocatépetl: tras eliminación de fondo de prevención de desastres, investigadores buscan recursos para monitorear el volcán

Popocatépetl: tras eliminación de fondo de prevención de desastres, investigadores buscan recursos para monitorear el volcán. FOTOS: Cuartoscuro
Popocatépetl: tras eliminación de fondo de prevención de desastres, investigadores buscan recursos para monitorear el volcán. FOTOS: Cuartoscuro

En diciembre de 1994, cuando el volcán Popocatépetl “despertó”, las autoridades federales comenzaron un trabajo conjunto con la UNAM para monitorear su actividad y actuar oportunamente en caso de emergencia. Se instaló un comité científico asesor y se echó mano del Fondo para la Prevención de Desastres Naturales (Fopreden) para apoyar la investigación de todos los potenciales desastres naturales que pueden ocurrir en el país. Sin embargo, por decreto presidencial, a partir del 1 de enero de 2021, el Fopreden desapareció.

A dos años de ello y mientras la actividad en el Popocatépetl da nuevos motivos para mantener seguimiento —apenas este martes la alerta bajó de amarillo fase 3 a amarillo fase 2—, Carlos Valdés, investigador del departamento de vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, lamentó la desaparición del fondo que años atrás permitió la investigación e incluso la compra de equipamiento para monitorear a detalle la actividad del volcán.

Actualmente, de acuerdo con Valdés, aunque el monitoreo del volcán es adecuado, es necesario reemplazar equipos que por la exposición al ambiente e incluso porque les han caído rayos —dada la ubicación y la altura a la que deben ser colocados— ya no están en condiciones óptimas, además de que es necesario adquirir un dron con características similares al de la Marina que permitió en días pasados observar el cráter del volcán.

Un dispositivo como ese, explicó Valdés, no solo se podría utilizar para el Popocatépetl, sino para otros volcanes como el Chichón en Chiapas, el Citlaltépetl o el Pico de Orizaba. “Esto nos abre a nosotros un panorama muy diferente… Al ver las imágenes (que tomó la Marina), lo primero que preguntamos es cuánto cuesta un dron como ese y cómo conseguir el recurso”, dijo.

Hoy, el monitoreo del volcán lo realizan principalmente investigadores universitarios “con proyectos y con recursos muchas veces de la UNAM, pero hay propuestas que se tenían anteriormente de otros volcanes que deberían de ser vigilados e instrumentados y para eso se utilizaban estos fondos, y ahora es cada vez más complicado el tener estos recursos”, señaló el investigador, quien también es miembro del comité científico asesor del Popocatépetl.

En mayo de 2020, cuando se anunció el plan para desaparecer el Fopreden, el mismo Instituto de Geofísica de la UNAM se pronunció en contra de la decisión y expuso la importancia de invertir en la prevención y no solo en la atención de los desastres naturales.

A través de un comunicado, argumentó que los estudios científicos que el instituto había realizado en apoyo de la sociedad, como los mapas de peligros volcánicos para prevenir desastres y la red de monitoreo volcánico existente en el caso del Popocatépetl, así como el establecimiento de nueva infraestructura, la actualización y el crecimiento de la red de monitoreo sísmico del Servicio Sismológico Nacional (SSN), fueron posibles gracias al Fopreden.

“Se sigue trabajando, pero hay que esperarse hasta que llegue una emergencia y la emergencia es mucho más costosa que la parte preventiva. En términos generales se habla de que por cada peso que se invierte en prevención se puede ahorrar entre ocho y 15 pesos en el costo de atención de una emergencia; entonces, son situaciones que se deben de llevar a cabo”, dijo Valdés.

Para el monitoreo de los volcanes —no solo el Popocatépetl—, se hace “lo que se puede con el equipamiento que se tiene”, así como con el apoyo de la UNAM e incluso con el soporte que los investigadores buscan a nivel internacional.

Recientemente, los investigadores regresaron un radar especial para monitorear las explosiones y emisiones de ceniza del Popocatépetl que había sido traído de Francia, en el marco de un proyecto colaborativo con una universidad de aquel país.

“Siempre estamos buscando cómo resolvemos la situación para mantener una vigilancia adecuada”, subrayó el experto.

Entrevistado por separado, otro investigador miembro de uno de los comités científicos asesores de fenómenos naturales —y quien solicitó no publicar su nombre— recordó que en años pasados participaban en las reuniones en las que se presentaban los proyectos de investigación para acceder a recursos del extinto Fopreden. En ellas, subrayó, se escuchaba a los investigadores y se tomaban en cuenta sus opiniones para mejorar o reorientar los proyectos, pero ahora la opinión de los expertos es lo que menos importa.

“Lamentablemente, los comités científicos a veces nada más sirven de parapeto, pues realmente no sirven para la toma de decisiones (…) Hay cosas que por supuesto solo los científicos —quienes han dedicado su vida a esta investigación, a este seguimiento— pueden advertir, y si no tenemos programas de prevención, pues nos empieza a agarrar la emergencia y vamos tapando hoyos conforme vamos caminando”, consideró el investigador.

Por ejemplo, el domingo 21 de mayo pasado, cuando el semáforo de riesgo del volcán Popocatépetl pasó de amarillo fase 2 a amarillo fase 3, a pesar de contar con un comité científico asesor, políticos minimizaron la situación, incluyendo a la titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), Laura Velázquez.

“Convocas una reunión extraordinaria el domingo y lo peor es que ningún científico sale; además, los tres políticos dicen que está normal el volcán y atrás los monitores el sismograma a todo lo que da”, agregó el experto.

Animal Político buscó a la CNCP para conocer su postura sobre estas críticas, pero hasta el cierre de edición no había recibido respuesta.

Prevención y atención

En diciembre de 2010, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un acuerdo en el que se establecieron las Reglas de Operación del Fondo para la Prevención de Desastres Naturales (Fopreden), el cual tenía como objetivo “promover el desarrollo de estudios orientados a la Gestión Integral del Riesgo para fomentar y apoyar la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico en favor de la prevención de desastres y mitigación de riesgos derivados de fenómenos naturales perturbadores y la adaptación a sus efectos”.

Cada año a partir de 2011, a este fondo se le destinaron recursos y a través de subcuentas en un fideicomiso, una para cada proyecto de investigación, se otorgaban los recursos. Sin embargo, tras el decreto del 6 de noviembre de 2020 en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó la extinción de diversos fondos y fideicomisos, el Fopreden quedó eliminado y los recursos que se le han otorgado en los últimos dos años solo han tenido por objeto liquidar los compromisos previamente adquiridos.

En promedio, este fondo recibía 200 millones de pesos anuales, aunque en 2020 ejerció el presupuesto más alto del sexenio: 647 millones.

De acuerdo con la información pública disponible del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), entre 2015 y 2018 se llevaron a cabo 11 proyectos de investigación financiados con el extinto Fopreden. De ellos, uno tuvo como objeto la compra de cámaras para monitorear al Popocatépetl y el Volcán de Fuego de Colima.

Se trató de un proyecto ejecutado en 2017 y para el cual se ejercieron 340 mil pesos.

“Esta información es de utilidad para la toma de decisiones en materia preventiva tanto para las autoridades como para la población. Adicionalmente, con el análisis de estas imágenes se puede corroborar o mejorar algunos aspectos de los mapas de peligros de ambos volcanes. Estos mapas son información de carácter preventivo”, dice el informe técnico final en el que se justificó el gasto.

Otros de los proyectos que en dicho periodo se llevaron a cabo fueron un análisis de vulnerabilidad física a la subsidencia, hundimiento y agrietamiento en la CDMX, así como la elaboración de escenarios de peligro por inundación y deslizamiento de laderas mediante información obtenida por vehículos aéreos no tripulados-drones.

Sin embargo, según se da cuenta en la página oficial del Cenapred, los nueve proyectos autorizados para ejecutarse en 2018 fueron cancelados.

Entre ellos, la implementación de una nueva red de estaciones sísmicas de banda ancha para registro de actividad sísmica y estudio del volcán Citlaltépetl, las adecuaciones para la integración de la red de observación sísmica del Cenapred (estaciones Ciudad de México) al modelo de estimaciones en intensidades sísmicas de la UNAM, además de un proyecto enfocado en la resiliencia a través de la memoria histórica de municipios con declaratoria de emergencia o desastre durante 2017.

Con la eliminación del Fopreden, desde 2021 se puso en marcha un nuevo programa presupuestario: el Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales, que vino a sustituir al Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que, a decir del presidente López Obrador, estaba plagado de corrupción.

El objetivo de este programa es apoyar a las entidades federativas con capacidades operativas y financieras rebasadas al momento de enfrentar una emergencia.

A diferencia del Fopreden que se enfocaba a la prevención, este nuevo programa tiene como eje la atención y el auxilio a la población que vive una emergencia ocasionada por un fenómeno natural, siempre y cuando las autoridades municipales, estatales y federales activen una declaratoria de emergencia.

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